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Ahren

Al subirme al vehículo de la chica, no hago más que guardar silencio y fijar mi mirada lejos de ella.

 —¿No vas a agradecerme? —pregunta ella inclinándose levemente hacia mi, pero sin quitar la vista del volante.

—Casi me matas —comento en un tono reprensivo mientras me abrocho el cinturón de seguridad.

—Pero no lo hice, además te salvé de la tormenta —declara victoriosa.

—Pude haber caminado, ¿sabes? —le digo rodando los ojos.

En realidad, estoy agradecido de haberme encontrado con Jane; me gusta caminar bajo la lluvia, pero cuando está muy fuerte y además viene acompañada de sus amigos rayos y truenos, la cosa cambia totalmente.

—¿Qué hacías afuera en pleno chubasco? —suelta ella de repente.

—Yo salí a caminar, nada fuera de lo común.

—¿Y por qué saliste a caminar?

—Porque me gusta —murmuro viendo hacia la ventana.

Por un momento me quedo viendo los árboles que van quedando tras nosotros conforme avanzamos, recordando el motivo de mi brusca y repentina salida de la casa.

El resto del camino se mantuvo en silencio. Parecía que hubiese estado en su auto con aroma a pino por horas y horas... Sin embargo, no habían pasado más de diez minutos desde que el vehículo azul casi se impacta contra mí.

Llegamos a nuestro destino —aún con una lluvia tempestuosa afuera— y Jane estaciona su auto frente a mi casa.

—Bien —se desabrocha el cinturón de seguridad—, llegamos —sonríe y se gira en su asiento para quedar en una posición paralela a la mía.

Sus ojos se quedan observando los míos, mientras yo contemplo el azul de los suyos...

—Gracias —digo interrumpiendo el incómodo contacto visual.

Me desabrocho el cinturón y salgo lo más rápido que puedo del auto.

—No hay d... —sólo escucho la mitad de lo que ella dice, púes cierro la puerta con fuerza antes de que termine de hablar.

Me apresuro a entrar a mi casa, y me encuentro con una desagradable escena frente a mis ojos, que seguramente, tardaré mucho en borrar de mi mente. Chris está sentado en el sofá, Rosy sentada en su regazo con las piernas situadas a los costados de la cadera de él. Se están besando, y Christopher está por quitarle la blusa a la chica cuando, por suerte, se percatan de mi presencia.

—Largo de aquí —dice él separándose un poco de su novia para lanzarme un cojín a la cara.

Hago lo que él dice, y subo a mi habitación para deshacerme de esta ropa que escurre a cada paso que doy.


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¡Hola!  

Sólo quiero agradecer a las personas que leen esta historia... ¡Ya son 90 votos!

Sé que eso suena como el niño que hace su "Especial de un seguidor" :v

Pero aunque esta novela aún no es muy popular, estoy muy feliz por ese número.

Muchas gracias por sus votos 

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Lo prometiste © #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora