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Jane

Llego a la casa con Jordan de la mano, abro la puerta y enseguida corre hacia dentro. Mamá está recostada en el sofá.

—Entonces... —le digo haciéndome un espacio al lado de ella— ¿Conseguiste trabajo?

Ella asiente con la cabeza y se incorpora en su lugar.

—Jane, ¿Cómo se llama el chico que vino? —pregunta frunciendo el entrecejo.

—Se llama Ahren, sólo vino a estudiar.

—Ya. Estoy segura de que lo vi llorando. ¿Está bien?

No estoy segura si debo decirle, tal vez Ahren me lo confió y no quiere que nadie más sepa de su miserable situación...

—Pues, su vida es un tanto difícil —comienzo a decir— perdió a su madre a los seis años, vive con su padrastro... Quien aparentemente es un imbécil —digo esto último casi en susurro.

Al decir esto, recuerdo que Christopher llamó a mi madre por su nombre aquella vez, lo que me estremeció y me dejó con una inquietud. Mamá se queda en silencio, con la mirada perdida, como si sus ojos regresaran en el tiempo, analizando algo.

—¿Tú lo conoces, cierto? —se me ocurre decir.

—Mira, Jane... He cometido errores, he hecho cosas que tú no puedes saber, así que no preguntes, por favor —musita sin siquiera mirarme.

Subo a mi habitación extrañada, pensando en las palabras de mi madre. ¿Errores? ¿A qué quiso referirse con eso?

Abro mi ventana, con la esperanza de encontrarme con el chico de al lado. Pero su cortina está cerrada. Doy un bufido. Busco mi cuaderno de dibujo, dispuesta a deshacerme de mi frustración haciendo trazos. No está. Lo busco debajo de mi cama, en el armario, en el cajón del escritorio... Negativo. Voy a la cocina, al auto... Busco por toda la casa y no hay señal de mi bloc de dibujo. El corazón comienza a acelerarse. No puedo perder eso, sólo yo sé lo que hay dentro. Mis pensamientos están plasmados en ese compendio de hojas blancas. ¿Dónde está? Después de que me quedé dormida en la casa de Chris, no me he atrevido a poner un pie en esa casa. Pero esta situación es de vida o muerte, así que salgo corriendo a la casa de la izquierda.

—¿A dónde vas, cariño? —pregunta mi madre.

—Creo que Ahren se llevó mi libro de química. Vengo ahora.

Toco el timbre. Se abre la puerta. Christopher aparece, con su sonrisa tan blanca y perfectamente alineada. Pero hay algo en el azul de sus ojos que me resulta escalofriante.

—Jane, qué gusto que vinieras. ¿Qué te trae por aquí? —evidentemente Christopher ha consumido alcohol. Tiene un aliento que me marea.

—Yo... —estoy sin habla— creo que dejé un cuaderno aquí...

—Entra, Jane... Creo que tengo algo.

Christopher va hacia adentro y yo lo sigo a paso vacilante.

—¿Está Ahren? —pregunto en voz baja.

—Está durmiendo, pero no te preocupes, ese muchacho tiene el sueño pesado.

Me siento en el sofá, él hace lo mismo.

—Creo que dejaste un cuaderno aquí el otro día —dice al levantarse de su asiento.

Lo espero mientras él sube las escaleras para buscar el cuaderno que dejé, el cual espero que sea mi cuaderno de dibujo. Ojalá no haya visto nada.

—Por cierto —se escucha desde arriba—, tus dibujos son muy bonitos.

Siento cómo se me sube la sangre a las mejillas, al tiempo que se me nubla la vista por un segundo.





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Ai fil Alai 🎶 Ai fil Alai 🎶 Ai fil Alai
Ye ye ye ye!! 🎵🎤
(Aclaro: no me gusta CD9, sólo recordé la canción) :v

Si sigues aquí, gracias, tienes paciencia ❤

En la multimedia les dejo a los bellos protagonistas ❤🌚
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Lo prometiste © #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora