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Jane

Ahren me mira, con sus hermosos vivos ojos. Se ve cansado, decaído... exhausto.

—Necesito hablar contigo, Ahren —bajo la mirada—, necesito que me escuches...

Asiente con la mirada, caminando hacia su pórtico. Se sienta sobre el escalón y hago lo mismo. Mi corazón no podría estar latiendo más rápido, parece que en cualquier momento va a salirse de mi pecho y correr lejos.

—Por favor perdóname —digo en un susurro, casi ahogado por el gran nudo en la garganta que me asfixia desde que llegamos al hospital.

El llanto me invade, siendo inevitable contenerlo o tratar de controlarlo. Cubro mi rostro con mis manos, recordando a Jareth, pensando en Ahren. El chico me envuelve entre sus brazos, estrechándome con firmeza.

—No me odies, por favor... No sabes cuánto lo siento, Ahren, de verdad lo lamento —musito entre suspiros cortados por sollozos.

—Te perdono, Jane —acaricia mi cabello con sus finos dedos— No te odio... no podría —mantiene el cálido abrazo.

Noto que la voz de Ahren se empieza a quebrar, dando indicios de un próximo llanto.

Olivia sale de la casa y pasa junto a mi mundo de ojos azules para dirigirse a su auto. Permanece de pie junto a la puerta, observándonos, después de unos segundos se acerca un par de metros.

—Es hora de irnos, cariño —anuncia con las llaves del vehículo en la mano izquierda.

Ahren me separa de él unos centímetros, mantiene su húmeda mirada enrojecida en mí, mientras busca algo en su sudadera color negro. Saca del bolsillo de ésta un sobre blanco y lo coloca entre mis manos. Pone su mano sobre mi nuca y me planta un beso en la frente.

—Te amo —susurra cerrando sus ojos. Luego se pone de pie.

Camina unos cinco pasos y me incorporo rápidamente para alcanzarlo.

—Te amo, Ahren —rodeo su cuello con mis brazos para abrazarlo por última vez.

Segundos después camina hasta el auto y entra a él. Olivia me lanza una rápida mirada neutral y entra a su vehículo. Enciende el coche y lo pone en marcha.

Entre la nebulosidad de mi mirada, veo el vehículo alejarse hasta doblar a la izquierda, siendo imposible seguir observándolo. Dirijo la vista al pequeño sobre que recién recibí de Ahren. Suspiro. Desgarro el papel para poder ver su contenido.

Es el pequeño y azaroso objeto de metal que tantos problemas le causó, acompañado de una pequeña nota elaborada con una perfecta caligrafía en tinta azul que dice:

Lo prometo

Fin

Lo prometiste © #PGP2020Where stories live. Discover now