21

164 27 10
                                    

Jane

Hay una chica sentada en una de las bancas que adornan el patio, comiendo un sándwich de pavo, completamente sola. Cualquiera se burlaría de su penosa situación...

Esa chica es Jane Lorensen. Soy yo.

Seguramente te preguntarás ¿por qué no estoy en la cafetería? Pues, estoy noventa y nueve por ciento segura de que estar aquí sola, es mejor que ir a la cafetería sólo para quedarme de pie y buscar un lugar —que no encontraré, ni nadie me ofrecerá— para sentarme a comer.

Había planeado sentarme con Ahren y hablar sobre el día de ayer, sobre lo que pasó. Pero cuando quise acercarme a él, sólo desvió la mirada y se fue. Lo mismo pasó en el autobús, quería tomar el asiento junto a él y colocó su mochila a un lado, como el primer día.

¿Hice algo mal? ¿Acaso lo ofendí de alguna manera?

De todos modos, ya somos un equipo. No puede ignorarme para siempre.

Suena la campana que indica el término del receso, y vuelvo a mi aula. Ahren se encuentra en su lugar con la cabeza recargada sobre sus brazos cruzados.

—Hey —digo tocando su brazo.

Él alza la cabeza, me mira inexpresivo y espera a que diga algo.

—¿Estás bien? —es lo único que se me ocurre decir.

—¿Por qué no habría de estarlo? —contesta con un intento de sonrisa.

Su mirada —además de las zonas moradas en su piel, y el labio partido— dice todo lo contrario a lo que su boca.

—Pues... No lo sé, yo... —tartamudeo— pensé que después de ayer...

—¿Qué? ¿Que seríamos amigos? —espeta Ahren con amargo sarcasmo— Por favor, Jane. Las cosas no son así, ¡madura! —esta última palabra se oye en todo el salón.

Sus palabras me llegan a lo más hondo de la moral. Se me hace un nudo en la garganta, ese raro nudo que aparece cuando necesitas llorar, pero sabes que no puedes hacerlo.

Ahren se voltea y se coloca sus audífonos, ignorándome.

Regreso a mi lugar tratando de recoger los pedazos de mi dignidad que quedaron en el suelo, mientras todos me ven y murmuran cosas.

El profesor de matemáticas llega, y las clases siguen como si nada hubiese ocurrido.

~*~

Hay pizza en la nevera, caliéntala en el microondas.

Dice una nota, la cual olvidaron firmar, pero por la caligrafía, sé que mamá la escribió.

Termino de comer la rebanada de pizza. Me propongo hacer la tarea.

Alguien toca la puerta. ¿Mamá olvidó sus llaves? Me dirijo a abrirla.

Es el vecino de al lado.

—¿Qué quieres? —digo con frialdad al verlo.

—Hola... ¿Puedo pasar? —aprieta los labios.

Ruedo los ojos y abro más la puerta, indicando que entre.

Ahren se adentra en la sala y se sienta en el sofá. Hago lo mismo después de cerrar la rechinante puerta amarilla.

—Yo... —murmura con la mirada baja— Perdón por hablarte así.

—No, tienes razón... Debo madurar —esbozo una débil sonrisa.

—No... Estuvo mal. Tú eres genial, así como eres... —toma aire, parece que quiere decir algo más, pero se detiene.

Lo prometiste © #PGP2020Where stories live. Discover now