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Jane

Mamá se ve agotada, pero triunfal. Al fin consiguió un empleo atendiendo una farmacia. Seguramente no es lo que ella esperaba, pero un trabajo es un trabajo. Estamos sentadas en el sofá viendo el televisor, el cual comienza a distorsionar los colores, señal de que en cualquier momento podría dejar de funcionar. Jordan está en el comedor, coloreando sobre un cuaderno con sus crayones de cera. Papá llega del trabajo con su portafolio forrado de piel sintética en la mano. Cuelga su abrigo en el perchero que posa junto a la puerta y se nos une.

Mi hermano dejará de ir a clases extracurriculares, mamá dice que es innecesario y que puede pasar las tardes en la farmacia con ella. Lo que me deja pensando en lo aburrido que eso debe ser.

—Ya tengo empleo, John —dice mi madre con un entusiasmo que no le había visto en meses.

—Ah —se limita a responder.

—Pensé que tal vez podríamos ir a cenar a algún lugar para celebrar —sugiere ella.

—Sarah... No tenemos dinero.

Me mantengo en silencio, considerando salir de ahí lentamente.

—Sólo es una cena...

—¿Crees que podemos desperdiciar el dinero así? —mi padre eleva su tono de voz— No me friego todos los días para traer dinero a casa y que tú te lo quieras gastar en cenas, mujer.

—Está bien John, era sólo una idea —se excusa mi madre.

Mi padre se levanta del sofá refunfuñando y se va a arriba. Mamá apaga el televisor y lo sigue mientras seca una lágrima que corre por su mejilla.

Jordan permanece en la mesa, coloreando, ajeno a lo que pasó.

~*~

Ahren aún no llega a la parada de autobús, lo cual me preocupa. El transporte llega y los chicos suben deprisa, mientras que yo procuro demorar un poco al bus, por si Ahren necesita más tiempo.

—Vamos, niña, ¡Sube ya! —reclama el chofer.

Sin otra opción, me subo al autobús. Aprovechando que él no está, tomo el asiento de Ahren, empieza a ser incómodo sentarme al lado del pelirrojo —que por cierto, después de insistirle mucho, me dijo que se llama Alan—, así que darle un respiro sería buena idea.Se cierran las puertas y el motor enciende, pero justo antes de avanzar llega Ahren con una gorra cubriéndole la mitad del rostro, algo nuevo. El chofer abre las puertas de mala gana y en cuanto el chico sube, arranca haciendo que casi se caiga. Me hago a un lado para que se siente junto a mí. Toma asiento y agacha la cabeza siendo imposible mirarle la cara.

—No hace mucho sol —comento mirando su gorra. Él gira su cabeza hacia el otro lado— ¿Acaso cortaste tu cabello?

Curiosa, le quito la gorra en un movimiento rápido, esperando ver a un Ahren con cabello más corto. Su cabello sigue igual, pero su pómulo izquierdo está hinchado y tornado de color morado, al igual que su ojo. Me quedo boquiabierta. Ahren me arrebata su gorra y se la vuelve a poner.

—Ahren, lo siento... ¿Chris te hizo eso? —musito agachando la mirada.

—¿Tú que crees? —exclama con tono sarcástico— Es un idiota, pero no puedo hacer nada.

—¿Por qué no te vas de ahí?

—No tengo a donde ir. Además, aún soy menor de edad. No puedo andar sólo por el mundo, legalmente hablando.

Por un momento me imagino brindándole mi hogar, ofreciéndole quedarse en mi casa. Sin embargo, la situación en mi familia en este momento no es la más favorable y una persona más en la casa no es la solución.

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¡Que tengan suerte mañana, lectores! ¡Bonito día y feliz semana! <3
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Lo prometiste © #PGP2020Where stories live. Discover now