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Jane

—No me iré a ningún lado —declaro tomando sus manos—. Nunca me iré. No estarás sólo, Ahren, yo estaré ahí siempre que lo necesites, te lo prometo —rodeo al mar de lágrimas que está junto a mí con mis brazos, mientras pienso «¿En qué me he metido?»

—Lo siento, Jane —menciona cabizbajo.

—No te disculpes... —le digo acariciando su mejilla.

El inevitable silencio se hace presente, y no puedo encontrar alguna forma pertinente de romperlo.

—¿Te parece si vamos a caminar? Si mi madre me ve aquí me mata —sugiero poniéndome de pie.

Ahren hace lo mismo, sin decir una sola palabra. Tiene los ojos hinchados y parece no querer dirigirme la mirada. ¿Habré hecho algo mal? Tomo su mano y entrelazo mis dedos con los suyos.

Las calles están poco concurridas, quizá porque todos están en el colegio o trabajando. Sé a dónde le gustaría ir a Ahren ahora. Caminamos a pasos lentos, acompañados del silencio. Pareciese que llevo de la mano un globo y no a un chico; en vez de caminar, uno pensaría que el ojiazul va flotando, siguiendo mis pasos sin estar ahí realmente.

Llegamos al centro comercial, donde está aquella fuente que le resulta tan significativa.

—Ahren, no recuerdo por dónde queda la fuente —lo sacudo del brazo.

Por fin alza la mirada, aún sin mirarme a los ojos. Algo que parece ser una sonrisa a medias ilumina fugazmente su rostro, es tan rápido que no estoy segura de si es o no una sonrisa. Caminamos, esta vez con Ahren guiándonos y llegamos más rápido de lo que esperaba. La fuente está seca, parece que ha estado así por muchos años, a pesar de que días atrás la vimos funcionando como de costumbre.

—Entonces —comento al sentarme—... ¿Dejarás de hacerlo?

—No lo sé, Jane —Ahren habla al fin—. No es algo que dejes de hacer de un día para otro.

—¿Y si empezamos por algo pequeño? ¿Qué tal si me das tu navaja? —la actitud positiva me volvió al tocar sus labios.

—Tengo más, ¿sabes? Podría dártela y seguir cortándome —espeta con un amargo tono de realidad.

—Es como algo simbólico...

—Ya. Está bien, creo.

Ahren mira la fuente, quizá a penas dándose cuenta de que está cual desierto.

—Ahren —le digo cruzando las piernas.

—¿Sí? —articula su voz melancólica sin quitar la vista de la fuente que alguna vez brilló con los rayos de luz refractando en el agua.

—Te quiero.

Y después de tanto tiempo, su mirada va a la mía y vuelvo a verme en el azul de sus bellos ojos. Tengo unas ganas irresistibles de juntar mis labios con los suyos de nuevo. Me acerco hacia él con la intención de volver a besarlo, cuando una brisa sombría inunda el ambiente y me hace voltear. Es mamá, y viene junto a Christopher.

—¿Jane? —pregunta mi madre sorprendida— Deberías estar en la escuela.

En otras circunstancias me sentiría culpable, pero, ¿qué hace con Christopher?

—Y tú en el trabajo, ¿cierto? —comento con vehemencia.

Cruzo la mirada con Christopher, quien se ve divertido con la situación. Esboza una casi invisible sonrisa burlona. Luego mira con aire despectivo al chico junto a mí.

—Ahren, vámonos —digo casi en una orden.

Lo tomo de la mano y me dispongo a salir de ahí, cuando Christopher sujeta a Ahren del brazo y le impide seguir caminando.

—Últimamente has estado bastante rebelde, ¿Eh? —masculla Christopher.

—Jane, tenemos que hablar —replica mamá—. Chris, te veré más al rato —le lanza una mirada coqueta, lo cual me indigna.

~•~

El camino a casa transcurrió en silencio, desde que salimos de la plaza hasta que cruzamos la puerta.

—Madre, ¿Por qué haces esto? —me dejo caer en el sofá.

—Deberías estar en la escuela. Estás castigada.

—Sabes que no me refiero a eso. ¿Qué haces con Christopher?

—Ah, Jane. Es obvio, no preguntes.

—¿Estás saliendo con él? Por favor, mamá. Ya eres adulta, no eres una adolescente. ¿Qué hay de papá?

—¿A caso no estás viendo lo que sucede en esta casa? Sabes que tu padre y yo ya no podemos seguir juntos. Ni siquiera llegó anoche a casa.

—¿Y Jordan? Necesita de ambos, juntos.

—Siempre está con tu padre, y él quiere a la otra —dice refiriéndose a la mujer con que mi padre se ve.

Sé que mi padre se va con otra mujer, y supongo que ésta le tiene un gran afecto a Jordan, lo sé porque él nunca ha dicho nada malo y siempre que trato de sacarle la sopa, se queda callado, ahí es cuando caigo en la cuenta de que mi padre y Jordan están unidos por una fuerte complicidad. De repente siento lástima por mi madre, pero aún así, lo que hace está mal.

—Entonces decidirás seguir saliendo con él —afirmo.

—No quiero que vuelvas a hablarle al chico —habla de Ahren.

—¿Qué? —me pongo a la defensiva— ¿Por qué?

—No tengo que explicarte, simplemente te lo prohibo y ya.

—No puedes hacer eso, tú estás con Christopher —me doy cuenta a la par de mi madre de que es una excusa pobre.

—No quiero volver a verte junto a él —se muestra serena pero al mismo tiempo muy autoritaria.

—¿Por qué? —repito sintiéndome impotente.

—Porque cada vez que miro a ese chico, me acuerdo del más terrible error que he cometido.

—¿De qué hablas? —cuestiono realmente desconcertada.

—Yo iba en el otro auto —dice en un casi imperceptible susurro.

—¿Eh?

Mi madre sale de la casa sin decir una palabra más, dejándome con mil preguntas surcando por mi mente.

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Espero que estén disfrutando de la historia, quédense hasta el final, no se arrepentirán :)

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