18

171 28 12
                                    

Ahren

Salí a caminar un rato, y decido regresar a casa. Cuando me aproximo a ella, veo que las luces de la entrada están encendidas. Camino más rápido para ver mejor. Hay alguien en la puerta.

¿Acaso Rosy llegó? Ella nunca viene los lunes...

—Hola, Sarah —escucho decir a Christopher. Es la madre de Jane.

Me quedo a unos diez pasos de ellos para escuchar lo que dicen, aún no se percatan de mi llegada. Alzo la mirada, Jane está justo atrás de Chris. ¿Qué hace ella aquí? Más vale que el idiota no le haya puesto una mano encima...

—¿Está mi hija aquí? —musita la mujer con nerviosismo. Aún no ve que su hija está ahí, aunque la tiene justo en sus narices.

Christopher duda por un segundo. Pero luego me mira, y se le ocurre algo.

—Sí, vino a estudiar con Ahren —exclama con aire convincente.

¿Cómo se supone que estoy estudiando con ella si me encuentro a fuera? Corro sigilosamente hasta la parte trasera de la casa y entro por la ventana de la cocina. Accidentalmente mi pie aterriza en un plato que estaba en el fregadero y se rompe en dos. Rápidamente me incorporo, pretendiendo que nada pasó. La mirada de los tres se apresura a llegar hasta a mi.

—¿Dónde está el libro de química, Jane? —es lo único que puedo pronunciar.

Ella titubea.

—Estudiamos mañana, tengo que irme —dice tartamudeando.

Sale de la casa presurosa, dando un pequeño empujón a Christopher con el brazo. Su madre la sigue sin decir más. La puerta se cierra mientras me pregunto qué viene después. Christopher no habla.

—¿Qué hacía ella aquí? —pregunto temiendo la respuesta.

El hombre ojiazul sonríe lentamente hasta dejar a la vista sus dientes.

—Te lo dije, si no lo hacías tú... Lo haría yo —contesta sin dudarlo.

—Desgraciado —murmuro en un susurro.

Inmediatamente después de decir eso, en un impulso, le suelto un puñetazo en el pómulo izquierdo. Gran error.

—¿Sientes celos? —pregunta con la mano sobre su rostro— Vamos, ella nunca se interesaría en algo como tú.

Era obvio que no lo dejaría así. Recibo un fuerte golpe de su parte justo en el labio inferior. No le basta con eso, me lanza un golpe en el estómago que me saca todo el aire. Caigo al suelo, rendido. Finalmente me da una patada en el muslo. Me siento débil, impotente. Como aquel niño de hace once años, aquel crío que terminó sólo, indefenso... Justo así me siento ahora.

—Ponte de pie, inútil —ordena él.

Me voy directamente a mi habitación, cojeando. Con dolor en todo el cuerpo, y en toda la moral.

Me recuesto lentamente en mi cama, cuando escucho un golpeteo en mi ventana. Abro las cortinas, es Jane. Al parecer la distancia entre su casa y la mía no es mucha, pues de una zancada logró llegar a mi ventana. La abro.

—¿Qué estás —trato de sonar indiferente, pero se me corta la voz— haciendo aquí?

Ella me hace a un lado y se adentra en mi habitación.

—No lo sé —dice con la mirada perdida.

—No puedes estar aquí —susurro— vete, por favor.

—¿Estás bien? —pregunta en voz baja, preocupada— ¿qué pasó con tu pie?

—Nada, estoy bien...

—¿Estuviste llorando?

Me miro al espejo. Luzco horrible, mis ojos están hinchados y enrojecidos, y mi labio está sangrando.

—No... Vete —desvío la mirada.

—No —contesta seria—, es insoportable estar en mi casa. Es como una prisión.

—Pues, aquí no es un parque de diversiones —contesto sarcásticamente.

Me siento sobre mi cama. Jane se recuesta con naturalidad, y hago lo mismo.

—¿Por qué me ayudaste? —cuestiona de la nada.

—¿A qué te refieres? No hice nada —respondo.

—Tú sabes, entraste por la ventana como súper héroe —dice divertida.

—No lo sé, parecías confundida... Además, creo que tu madre hubiera reaccionado mal al saber que estuviste aquí con... —la habitación queda en silencio un momento— ¿Qué estabas haciendo aquí, Jane?

—Vine a buscarte... Estaba sola y aburrida, así que vine a tu casa, pero no estabas.

—Christopher...

—Tu padre ofreció poner una película, yo acepté... Nada impresionante.

—Él no es mi padre —se me quiebra la voz de nuevo.

Se voltea hacia mí para mirarme.

—¿El te hizo esto? —pregunta rozando delicadamente mi labio con sus dedos.

No contesto. Me volteo hacia el otro lado.

—¿Puedo preguntar por qué?

—Es irrelevante —murmuro al fin.

Jane se acerca a mi, busca mi mano con la suya y las entrelaza.
Se mantiene así hasta que caigo dormido.


___________________________
Gracias por seguir aquí
¿Qué tal este capítulo? C:
____________________________

Lo prometiste © #PGP2020Where stories live. Discover now