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Ahren

Afligido, llego a mi casa, azotando cada puerta que se atraviesa en mi camino. Dejo caer mi cuerpo sobre mi cama, haciendo rechinar los resortes que la sostienen. Una lágrima amenaza por salir, pero aún a pesar de que me encuentro solo, me siento avergonzado, así que la retengo.

Jane me ha dejado de lado. Sé que la conozco poco, y que no es cercana a mi, sin embargo siento una gran punzada en el pecho por lo que hizo.

Tengo un gran problema, ¿acaso soy posesivo?... No puedo evitarlo, las pocas personas con las que he formado una relación a lo largo de mi vida hicieron que dejase de sentirme solo, cuando se van es lo peor del mundo, porque vuelvo a sentirme así.

Cuando llegó Jane, cuando esos ojos azules me miraron, supe que no estaría solo. Aún cuando me desesperaba su entusiasmo excesivo, me daba cuenta de que no todas las personas son monstruos. Pero ahora tengo miedo de volver a caer otra vez al vacío que es la soledad.

~*~

Coloco la navaja de vuelta a su estuche. Me pongo la camisa y salgo del baño. Doy un largo y profundo suspiro, terminando de sacar los restos de angustia que quedaron.

Es de noche, y el cielo está lleno de estrellas, como si alguien hubiese lanzado un balde lleno de éstas hacia arriba. Me quedo observando, pensando en los grandes cuerpos luminosos que son, pero que a nuestra vista son a penas un pequeño punto de luz. Es bastante injusto: Ellas están siempre ahí, tratando de brillar y dar lo mejor de sí, pero el Sol no las deja ver de día porque él es más brillante, más apreciado. De noche, cuando al fin pueden mostrarse, todos se resguardan en sus casas para dormir... Y a pesar de eso, nunca dejan de brillar.

Dos luces más brillantes provenientes de abajo me sacan de mis pensamientos, es el auto de Christopher. Estaciona frente a la casa, y espero a que salga de él. Se abre la puerta del conductor y el hombre sale del vehículo para rodearlo y llegar hasta la puerta del copiloto, la abre y una mujer aparece. No es Rosy.

La mujer se encamina hacia su hogar, hacia la casa de al lado, con pies vacilantes y temblorosos. Por suerte llega a su casa sin caer. Abre la puerta y se adentra en ella.

Por Dios, Christopher, ¿qué has hecho esta vez?

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¡Chic@s! No puedo creerlo, «Lo Prometiste» ya llegó a las 3k leídas.
Nunca pensé llegar a ese número, sólo puedo agradecerles a todos por estar aquí.
Los amo <3
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Lo prometiste © #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora