10. Ángel

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La agarro de los muslos y la levanto. La zona más dura de él estaba contra la más blanda de ella. Ann acaricio el pecho de Kevin y le rodeo el cuello. El la llevo a la cama, volvió a calcular mal y se cayeron uno encima de otro. Se volvieron un remolino, dieron vueltas y vueltas, Kevin amaba el cuerpo de Ann y ella adoraba el de él. No dejaba de acariciarle el pecho en ningún momento. Cuando la intensidad subió demasiado, Kevin paro. Ann gimió y a él le costó el doble no tomarla en ese mismo momento.

-No quiero que nos emocionemos ahora y que mañana nos arrepintamos.

Ann sonrió.

-Eres precavido incluso cuando estas borracho... -Rio un poco y esa risa hizo que Kevin sonriera.

-¿Y Stanley? - Dijo Kevin.

-Ella está dormida.

-¿Que vas a decirle?

-No lo se... La verdad es que ella me ha ayudado mucho...

-¿La amas?- Kevin se preparo para la respuesta. Ann miro al techo y tardo en responder.

-No... Sé que soy una mala persona por estar con ella sin amarla pero.... Me puso en un aprieto y no sé cómo dejarla...

-No eres una mala persona si te pudo en un aprieto. Además, un entorno con drogas no es bueno...

-Entonces... ¿Puedo...?

-¿Quedarte? ¡Quédate!- Kevin ni siquiera espero a que Ann acabara la frase, le corto y respondió. Ann le sonrió. Kevin levanto las mantas, el se metió debajo y miro a Ann. Ella lo siguió y se apoyo en su pecho.

-Me gusta tu fuerza...

En ese momento Kevin decidió que no iba a perder masa muscular nunca. Quería mirarla y besarla toda la noche pero se quedo dormido.


A la mañana

Nada más abrir los ojos se acordó de lo de Ann, pero ella ya no estaba ahí. No había nada que demostrará que se lo había imaginado. ¿Debía llamarla? Dios... ¿Y si ya no quería saber nada de él? Se levanto, se ducho y se colocó los cascos para no pensar. La llamaría al mediodía.

De repente empezó a escuchar sonidos extraños. Bajo la música, los sonidos seguían ahí. Se quitó los cascos y cerró los ojos. Escucho una respiración pesada y a alguien gritar mientras lloraba. Entonces escucho el arma de fuego, seguido por una frase escalofriante que oyó decir a Stanley.

-¡Si no eres mía, no serás de nadie!

Kevin apareció detrás de Ann, la cara de Stanley se volvió una mueva de sorpresa pero apretó el gatillo de todas formas. Kevin volvió y dejo a Ann en su casa. Volvió al motel y golpeo a Stanley con su propia arma. La cogió y le apunto a la cabeza.

-Si vuelves a intentar meterla en este mundo de drogas y mierda te vuelo los sesos.

Ann apareció y agarro a Kevin del brazo.

-Déjala. Vámonos Kev, vámonos.- Dijo tirándole. Cuando llegaron abrazo a Ann porque ella estaba tiritando.

-Eso no me lo esperaba...- Dijo ella tratando de reír. Cuando Kevin la alejo de él, sintió ganas de volver y aplastarle el cráneo a Stanley. Ann tenía varios golpes en la cara y unos cuantos cardenales, ayer a la noche no los tenía y no habían podido ser de ahora.

-Fue por el chupetón.- Dijo Ann mostrándolo.- Estaba despierta cuando volví... Yo... No soy tan buena con los puños.

-Siento que hayas tenido que vivir eso...- Dijo Kevin cuando se relajo un poco. Ann lo abrazo de nuevo.

-Gracias por venir a buscarme a la celda y al motel... -Dijo con la voz rota y llorando. Kevin no sabía cómo reaccionar, le dolió verla llorar pero no sabía cómo hacer que se sintiera mejor. El solamente le acaricio la espalda y se quedo en silencio.

Ann respiro hondo y se alejo un poco de Kevin.

-Ann, si alguna vez alguien te mira mal o no lo quieres tener cerca solamente dímelo y lo mando a otro continente.

Ann asintió con una sonrisa, su sonrisa temblaba.

-Gracias Kevin, es lo mejor que me han dicho nunca...

Kevin le rodeo la cintura y la llevo arriba. Se moría de ganas de estar con ella, de que ella durmiera con él, pero no iba a hacerlo. Iba a esperar a que ella estuviera preparada, esperaría lo que hiciera falta. Por eso la llevo hasta la habitación de invitados que estaba al lado de la de Kevin.

-Esta es tu habitación. Puedes decorarla como quieras y tener lo que quieras, nadie entrara aquí sin tu permiso.

-Yo... No puedo aceptarlo. Es demasiado Kevin, me has ayudado demasiado en muy poco tiempo...

-Ann, dije que te sacaría de esa vida y voy a hacerlo. No me molesta que te quedes aquí, de verdad.

Ann lo miro, ella aun dudaba. Kevin sabía que ella quería quedarse pero que le daba vergüenza.

-De verdad, Ángel. No me molestas, quédate.

-¿Me...? ¿Me acabas de llamar Ángel?

Kevin respiro hondo y dijo el mismo chiste malo que Matt decía cuando ligaba con una chica que su nombre empezaba por A.

-Ann, es la abreviatura de Anngel, ¿verdad?- Ella estallo en risas, justo como Kevin quería.

Al final ella dijo que si y Kevin casi celebra una fiesta. Ella se ducho y se quedo dormida en el sofá. Kevin sonrió al verla, aunque cuando pensó en porque tenía sueño de verdad quiso arrancarle la cabeza a esa... "Ni siquiera pienses en ella." Se dijo a sí mismo. "Ya tienes lo que más te importa."

Subió a Ann en brazos a su habitación, dios realmente pesaba poco. La metió en la cama. La tapo y le dio un beso en la frente. Se sentía una persona cursi pero no le importo, mientras a ella le gustara estaría bien. La observo un poco antes de salir de la habitación. Apenas podía creérselo, ¡había aceptado! ¡Iba a quedarse!

Entonces lo que ocurrió ayer a la noche acudió a su mente. Ann no había mencionado el tema y Kevin sabía que podía llegar a ser demasiado directo. Se arrasco el cuello, ahora estaba nervioso.

Almas UnidasWhere stories live. Discover now