28. La habitación

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-¿Un día? Ann, lleváis una semana desaparecidos.

Ann apoyo la cabeza contra la mesa. No se lo podía creer. ¡Una semana! ¡Habían estado ahí una semana! Sabía que desde que despertó había pasado solamente un día así que solo quedaba una opción. Después de hacerles inhalar el cloroformo, les habían inyectado sedantes.

Pero... ¿Por qué? Probablemente para llevarlos a la base donde estaban los científicos, así que su base no estaba tan cerca como creían...

Ann negó con la cabeza y miro a Loren de nuevo.

-¿Así que las habitaciones están bajo tierra?- Loren asintió.- Solo abrimos la entrada de noche, a la hora de ir a dormir. Hemos tenido suerte, la puerta está bastante bien escondida.

Ann suspiro y bajo los hombros.

-¿Cansada?- Loren la miro con compasión, al fin y al cabo habían escapado de los cazadores y los científicos a la vez. "Vaya, realmente debe de estar cansada." Pensó Loren para si mismo.

Ann asintió un poco, decidió comer un poco de la bandeja que Loren le había traído. Nada mas comer un poco empezó a notar el hambre. Loren se fijo en la voracidad con la que Ann comía así que pensó en un pequeño plan. Le hizo una señal a la persona que estaba en la esquina. Señalo a Ann y después a la jarra de agua. Al principio el chico no lo entendió, pero después llamo a Ann para que le pasara la jarra.

Mientras Ann agarraba el agua Loren aprovecho para cambiarle el plato casi vació por uno lleno. Ann se sentó de nuevo y continúo comiendo, sin darse cuenta del cambio. Loren sonrió miro el plato de Ann. El en realidad no tenía hambre... Miro a Vanessa, ella tampoco parecía tener mucha hambre, miraba su comida y tenía una mano en la frente. ¿Le dolería la cabeza?

De repente ella giro la cabeza y miro directamente a los ojos de Loren. Le sorprendió pero se negó a dejar de mirarla. Respiro hondo y le hizo un movimiento con la cabeza, como antes solían hacer. Vanessa se encogió de hombros y se señalo la cabeza. Si, le dolía la cabeza.

Pensó en preguntarle si se había tomado alguna pastilla pero sabía de sobra que a ella no tomaba pastillas que no fueran 100% naturales. Podía estar muriéndose del dolor y no tomarse nada, era muy cabezota. Loren sonrió mientras recordaba, sin darse cuenta de que Vanessa aún lo seguía mirando.

Loren pego un bote cuando alguien puso una mano sobre su hombro. Se giro para ver a Flora. "Ah, ya es la hora." Pensó. Flora miro a Ann, quien le sonrió.

-Yo me encargo de ella, será mejor que ayudes a los demás.- Le dijo Loren. Flora asintió y se giro para ir a abrir la puerta.

-Flora.- La llamo Loren. Ella se giro de nuevo.

-¿Si?

-Por casualidad... No tendrás... Bueno.- Miro a Vanessa.- ¿Alguna pastilla natural?

Flora sonrió y miro a Vanessa que jugaba con el pan.

-Creo que algo tengo. ¿Quieres que le diga algo?

-Dile que se recupere... Pero no le digas que lo he dicho yo.

Flora sonrió un poco, sabía que Loren sufría y que no debería sonreír. Pero no podía evitarlo, al fin y al cabo ella poseía una información muy valiosa. A demás, le sorprendía la fuerza con la que Loren amaba a Vanessa. Incluso cuando el mundo se negaba a que se juntaran él seguía amándola a pesar de la distancia.

Flora se fue y Loren se quedo pensativo. ¿Había sonreído? Negó un poco, no era momento de pensar eso. En su lugar miro a Vanessa que estaba empezando a apagar las luces.

Almas UnidasWhere stories live. Discover now