13. El pendrive

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A la tarde

Kevin se dio prisa en volver, se despidió rápido de Matt, quien estaba con Caroline, y se subió a la moto. Aceleró hasta llegar a su casa, entro apresuradamente y llamo a Ann. Nadie respondió. Mierda.

Kevin cerró la puerta y se apoyo en ella. Respiro profundamente y trato de conectarse con Ann. No sentía nada que no fuera suyo, ese pensamiento hizo que se sintiera estúpido.

Saco el móvil, decidido a llamarla, pero entonces dudo. ¿Y si tenía soldados cerca? Podría delatarla... Mierda. Miro por toda la casa, buscando algo que le pudiera dar una pista sobre donde había ido, pero no vio nada importante.


Pasaron las horas y Ann no había aparecido. Kevin la había llamado varias veces pero ni siquiera daba llamada, estaba apagado. La espera era horrible, sentirse inútil e inservible era horrible... Cogió el ordenador, desesperado por encontrar una pista. Cinco minutos después lo cerró con fuerza, Ann era buena borrando sus huellas...

Entonces escucho como la puerta se abría, se levanto como si le hubieran dado una descarga y casi tiro la mesa en el proceso. Ann se agarro al marco de la puerta para no caerse y cerró la puerta con el talón.

-P-perdón...- Sonrió débilmente sin mirarle a los ojos a Kevin.- Me he retrasado un poco...

Kevin quería hacerle cientos de preguntas pero no se decidía por cual empezar, además estaba preocupado por Ann. Ella no parecía encontrarse para nada bien.

-¿Donde habías i...?

"¿Donde habías ido?" era lo que Kevin quería preguntarle pero cuando levanto la vista se dio cuenta de que Ann estaba casi inconsciente.

-¿Ann? ¡Ann!- Le agarro la cara, estaba pálida como la nieve.

-Kevin...- Dijo ella frunciendo el ceño. Levanto una mano ensangrentada. - Podrías... Mi cuarto...

Trato de volver a sonreír y Kevin se estremeció. ¿Por qué hacia esto? Estaba claro que estaba sufriendo. Kevin la levanto en brazos y la llevo a su cuarto tratando de moverla lo menos posible.

Una vez allí le retiro parte de la camisa para poder ver que le ocurría. Kevin trago saliva, tenía un corte profundo que la estaba desangrando. Corrió a su cuarto por gasas, aguja e hilo. Por supuesto no tenía sangre pero si Ann la necesitaba estaría dispuesto a robarla. Llevarla al hospital no era una opción, la detendrían para poder identificarla, harían una ficha y demasiadas preguntas.

Kevin presiono con fuerza y saco la aguja estéril del paquete. Ann estaba desmayada, eso no era bueno pero al menos no sentía el dolor. Kevin se dio prisa, comenzó a coser rápidamente, la sangre brotaba a borbotones y el estaba cada vez más nervioso.

Cuando acabo presiono la herida con la rodilla y le comprobó la respiración. Si respira, tiene pulso. La comprobó tres veces. Si. Respiraba. Kevin casi rezo mil veces en ese momento. Le tomo el pulso, era débil pero la frecuencia estaba bien.


A la mañana siguiente

Kevin se había pasado toda la noche tomándole las constantes y comprobando el estado de los vendajes cada quince minutos. Apuntaba las constantes en un cuaderno junto con la hora que las tomaba, esto lo ayudaba a mantenerse concentrado.


Un par de días después

Kevin estaba destrozado, solo se permitía dormir pequeñas siestas de 20 minutos como máximo. Al menos era fin de semana y no tenia clases. Entonces escucho como su móvil vibraba. Decidió cogerlo y salió de la habitación, si se alargaba la llamada colgaría.

-Creí haberte dicho que llamáras. - El tono de John parecía de enfado pero Kevin sabia que en realidad no estaba enfadado.

-Es cierto... Lo siento.

-Dios, suenas horrible.- El tono de John cambio. Kevin escucho como su madre llamaba a John y le preguntaba quién era.

-Nadie mama, es un amigo de la universidad. - Le contesto John.

-¿No quieres que hable con ella?

-¿Tu oyes tu voz? Si te escuchará así le daría algo. Me debes una cerveza por esto, no, mejor, cuéntame qué tal te va con Ann.

Kevin sonrió, la verdad es que había avanzado bastante.

-Puedo escuchar tu sonrisa espeluznante. Entenderé que tienes la voz así por su culpa, ¿o debería decir gracias a ella?

-¿Qué?- Kevin frunció el ceño sin entenderlo unos segundos. - ¡Oh, John! ¡No existe cura para tu enfermedad!

-Aja... Así que he dado en el clavo.

-Solo estoy cansado John.

-¿Cansado de qué?- Kevin podía notar el tono de John.

-¡No es lo que tú crees! Simplemente estuve despierto toda la noche.-Kevin se arrepintió de sus palabras nada mas salieron de su boca. Cuando escucho la risa de John supo que no había marcha atrás.

-¡Me alegro por ti hermano!- Casi grito John entre carcajadas. Kevin suspiro.- Bueno, bueno. No quiero que mi futura cuñada se enfade. ¡Salúdala de mi parte!

Después de decir esa última frase colgó. Kevin suspiro de nuevo. En la pantalla del móvil aparecía la duración de la llamada. ¡Cuarenta y siete minutos! Era más del doble que había dicho. Abrió rápidamente la puerta y soltó el móvil para agarrar a Ann que se había levantado de la cama.

-¿Qué crees que haces? ¡No puedes levantarte, estas muy débil!

Ann sonrió forzadamente.

-Lo siento, solo quería conectar esto a la impresora.- Dijo levantando un pequeño pendrive.- Es lo que fui a buscar.- Explico.

Ann se metió de nuevo a la cama mientras Kevin conectaba el pendrive. Es cierto, Kevin había dado prioridad total a la salud de Ann y no la había registrado para saber que había ido a buscar.

-Lo conectaría al ordenador pero lo rastrearían, tu impresora no tiene señal wifi por tanto no tiene IP que rastrear.- Explico de nuevo.

Kevin recogió la pila de papeles que la impresora había expulsado. Los miro rápidamente. Eran fichas de ellos dos, informaciones raras y con gran detalle. También había frases extrañas que no entendía.

-¿Latín?- Le pregunto a Ann mientras se sentaba junto a ella.

-Sí. ¿También has estudiado latín?

-Ah... No. En realidad no. ¿Tu si? ¿Con cuántos años os enseñaban idiomas?

-No aprendí en la escuela, mi padre amaba los idiomas y el latín, a pesar de ser una lengua muerta, era su favorito. - Cogió los papeles y los ojeo un rato.- El problema es que lo que pone aquí es demasiado confuso.

-Ann, ¿exactamente como conseguiste esto?- Dijo Kevin levantando el pendrive.

Almas UnidasWhere stories live. Discover now