16. Mike

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-Es guapo...

No pudo evitar clavar la vista en ella, tratando de descifrar si le gustaría más John que el. Al fin y al cabo John era rubio y tenía los ojos más claros que alguien pudiera imaginar. Además es mayor que ella... Eso atraía a algunas chicas. Espera... ¿Cuántos años tenía Ann?

-Ey...- Ann lo estaba mirando fijamente.- Tu lo eres más.- Dijo y lo beso.


Al día siguiente

Se despidieron de John en el aeropuerto, este tenía una resaca tremenda que no estaba ocultando demasiado bien. Una vez que se fue Kevin hablo con su madre e ignoro a aquella persona a la que nunca iba a llamar "padre". Ella parecía feliz, eso era lo único que le importaba aunque también le insistió en que llamara más.

Le pregunto sobre clases, haber si comía bien y otras preguntas que toda madre hace. Cuando al fin ella estuvo tranquila, Kevin se subió a la moto y decidió hacerle una visita a Matt.

Este estaba con Caroline así que no tardaron en echarle de la casa. Definitivamente Kevin quería ver la cara de Matt al ver a Ann. Sonrió al pensar aquello.

Llego a casa y descubrió a Ann con los cascos puestos a todo volumen, tanto que incluso Kevin podía oír la música, bailando con su sudadera encima de un sofá y saltando a otro. El se quedo en la puerta, observándola. Ann no tardo en verlo y freno en seco, después se sonrojo como nunca. Se quito los cascos y bajo al suelo, tímidamente. Kevin le acaricio la cabeza.

-¿Hoy es el día?- Le pregunto. Kevin asintió.- Quiero saber que hay ahí, me pica la curiosidad. Quiero conocer que es lo que tanto temen.

-Si a mí también, ¿qué puede haber que teman tanto?

Ninguno de los dos sabía la respuesta a esa pregunta.

-Sera mejor que elaboremos algún plan antes de ir.

Ann lo abrazo poco a poco, como si le diera vergüenza.

-Mientras nos mantengamos juntos, podremos escapar a otro lugar. Nos enfrentaremos a lo haga falta para salir y yo te cubriré la espalda. Kevin la beso y se quedaron un rato así, abrazados en medio del salón. Ninguno sabía que iban a encontrarse ni que podría ocurrir. Disfrutar de la paz mientras se podía no era algo malo.


A la noche

Kevin y Ann se miraron a los ojos, habían encontrado una foto del lugar para poder ir. Lo único que sabían de su conexión eran tres simples cosas. Una: Era fuerte. (Lo suficiente como para escuchar los pensamientos del otro.) Dos: Solo podían ir si tenían una imagen del lugar en mente. Y tres: Podían moverse donde estaba el otro.

-¿Lista?- Le pregunto a Ann. Ella sonrió.

-Me lo tomare como un sí.

En segundos notaron un viento frio, se soltaron de las manos y se sorprendieron al ver el lugar. Verlo en una imagen y en la vida real no era lo mismo. Kevin se oculto tras un árbol y Ann al ser más bajita se oculto tras un arbusto.

-No veo cámaras. - Dijo Ann.

-Acerquemos entonces.

Ann iba primera, era mucho más ágil que Kevin y tenía el oído mucho más fino. Decidieron entrar por una de las ventanas, entrar por la puerta era demasiado arriesgado. Parecía una especie de almacén, no había polvo y había latas de comida con fechas cercanas. No había duda, aquí Vivian personas.

Abrieron con cuidado la puerta y se asomaron fuera, alguien estaba cruzando el pasillo pero no les vieron. Se oían rastros de conversaciones, aquí había una gran cantidad de personas. Kevin miro a Ann y esta asintió así que abrieron la puerta y se acercaron poco a poco. Solamente querían echar un vistazo, mirarían y se irían.

No tenía sentido, ¿porque tenían miedo de un grupo de personas? Eran muchos, si. Pero no lo suficiente como para asustarlos, en ese caso deberían tener algo que ellos tenían. ¿Alguna arma, quizás? ¿Un nuevo veneno? ¿Una droga? Las posibilidades eran infinitas.

Echaron un pequeño vistazo y casi no se lo creían, había cientos de personas que cruzaban por un pasillo cercano.

-Se diferencian... -Musito Ann.

-¿Qué?

-Fíjate en el pecho, todos tienen una especie de emblema que los diferencia.

Era verdad, había dos emblemas diferentes. Unos tenían un + y otro una X. Qué raro...

Kevin estaba tenso, podrían descubrirlos en cualquier momento, solamente tenían que girar la cabeza y los verían de pleno. Le puso la mano en el hombro a Ann y señalo con la cabeza el almacén. Retrocedieron y cuando cerraron la puerta del almacén respiraron tranquilos. No parecía que nadie se acercará aquí.

Ann se estiro hacia la ventana y trato de abrirla. Lo intento otra vez pero no lo consiguió. Kevin se estiro para ayudarla cuando alguien hablo detrás de ellos.

-Vosotros debéis de ser los nuevos.

Ambos se tensaron y se giraron preparados para luchar. Se congelaron de nuevo cuando vieron a un chico albino de unos veinte años.

-No quería asustaros, y tengo que admitir que habéis sido sigilosos aunque arriesgados.

-¿Quién eres?- Dijo Kevin.

-Me llaman Mike y soy el que maneja este sitio.- Les tendió la mano pero ninguno de los dos se la estrecho. Ann estaba detrás de Kevin y el podía sentir como ella temblaba.

Mike suspiro.

-Escuchar, no voy a haceros daño, no sois prisioneros. Solo me gustaría que me escucharais porque esto definitivamente os interesa.

-¿Por qué estas tan seguro?

-Porque noto vuestra conexión. Estáis unidos.

Ann y Kevin se miraron. Lo sabía, ¡ese hombre lo sabia!

-No sé cómo explicarlo, simplemente noto cuando alguien tiene una conexión con otra persona. Cuando os he sentido he decidido explicaros sobre este sitio.- Se movió un poco para sonreírle a Ann.- Tranquila, pequeña, no voy a haceros daño.

Almas UnidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora