42. La otra unión - Ann

19 2 0
                                    

Giró la cabeza para ver a Dean saliendo de una caja idéntica a la de ella.

-Me habéis conectado.... ¡A él!- Dijo como pudo. -N-No... Kevin....- Su voz sonó fuerte pero las lagrimas empezaron a brotar.

-Por supuesto un alma solo puede estar unida a otra así que tu alma olvidara la de Kevin.- Ann miro aterrorizada a Alan. ¿Qué? No, eso no era posible.- Solo es cuestión de esperar un par de días.

-No... NO.- Ann se negaba, se negaba a creer nada de lo que le decían. ¡No! ¿Cómo? ¡Era imposible cambiar los enlaces entre almas! Cogió aire y trato de liberar las corrientes con todas sus fuerzas. "¡Fundiré las resistencias si hace falta!" Pensó, y se decidió a hacerlo. Sentía la impotencia, el dolor y el pánico en su interior.

No quería aquello, no quería nada de lo que estaba ocurriendo. Tenía que hacer algo, no se iba a quedar con los brazos cruzados sin hacer nada. Entonces se fijo en las máquinas. Había podido parar el corazón del médico al estar en contacto directo así que debería funcionar.

El cazador la agarro más fuerte, pero Ann siguió revolviéndose tanto como pudo. Los pinchazos por todo su cuerpo empeoraron pero Ann estaba determinada a hacerlo. El dolor físico era más agradable que el que sentía al pensar que Kevin estaba muerto. Los trabajadores a su alrededor no hacían más que mirar a Dean y valorarle. Alan estaba allí también. Nadie le estaba prestando atención a Ann, era el mejor momento.

Tiró con fuerza de su brazo, el cazador intento agarrarla pero agarro solo la tela de la camiseta. Ambos tiraron con fuerza pero Ann consiguió soltarse. Escucho algo rasgándose pero como no sintió dolor no se preocupo. Corrió hacia las máquinas, puso ambas manos sobre ellas al mismo tiempo que Alan gritaba algo.

Descargó toda su rabia, las corrientes salieron furiosas de ella y se extendieron por todas las maquinas. Ann se quedo paralizada un segundo al ver su brazo. No tenia tela, estaba arrancada pero podía ver las corrientes salir. ¡Claro! ¡En la ropa! ¡Por eso sus corrientes no salían, porque había resistencias en la ropa! ¡Habían estado en contacto directo con ella todo el rato!

Apenas se le escapó una sonrisa cuando la rodearon con una red. La persona que mantenía la red a su alrededor la tenía abrazada por detrás. La presión de la cabeza de Ann y el dolor de los pinchazos aumentaron. La muerte de Kevin daba vueltas por su cabeza como un torbellino furioso, muerto, muerto, estaba MUERTO. El estrés, la frustración y la desesperación llegaron a un estado crítico en su cabeza, hasta tal punto que Ann se volvió histérica.

La apuntaron con pistolas pero ella siguió revolviéndose y soltando descargas por todos lados, si seguía moviéndose, tarde o temprano tendría que tocar la piel del cazador. Eso era lo que buscaba. Otro cazador le apunto con un arma, pero este se lo puso en la frente. Sus ojos eran amenazadores y determinados, pero dado el estado mental de Ann, a ella no le importó.

-Dean concéntrate, metete en su cabeza y haz que pare.- Le oía decir a Alan. A ella se le escapo una carcajada histérica.

-Como si pudiera.- Dijo Ann con una voz mucho más grave que la suya, por supuesto era su voz pero parecía de una persona diferente. Quería desmotivar a Dean pero probablemente estaría entrenado para que no le afectara, eso solo significaba que se le acababa el tiempo.

Echo su cabeza hacia detrás para golpear la del cazador, pero sintió algo duro. ¡Mierda, tenía la máscara puesta! Siguió revolviéndose desesperada. Hasta que el soldado que la apuntaba con el arma empezó a gritar como si lo estuvieran abriendo por dentro. Empezó a gritar, rogándole a alguien que parara mientras se rascaba el cuello. Se revolvía en el suelo gritando y retorciéndose, como si lo estuvieran poseyendo.

Todos se quedaron paralizados, la mayoría miraban con horror al chico, los demás lo miraban al chico y a Alan sin comprender.

-¡Joder, os dije sedado!- Grito Alan.

-Señor, nos acaban de confirmar por radio que está sedado.- Le dijo uno de los cazadores. Alan parpadeo y se quedo pensativo. Miro al chico, los cazadores intentaban forzarle a parar pero no lo conseguían. Entonces Alan miro a Ann. Ella no supo interpretar su mirada. El chico grito de nuevo, Ann lo miro y deseo no haberlo hecho. Se había perforado la aorta y estaba convulsionando por la rápida falta de sangre. Se quedo inmóvil.

La adrenalina dejo de hacer efecto en el cuerpo de Ann y los pinchazos ya no eran solo molestos, sino que dolían como su fueran agujas de titanio. No podía moverse, su cuerpo no le respondía.

-Señor...- Le dijo un cazador acercándose.

-Cállate. - Le dijo Alan rápidamente.- Trabaja en ello, quiero resultados.- Dijo mirando a Dean, el asintió. - A ella llévala a la habitación 302, que vigilen la puerta.

Alan se quedo esperando hasta que se llevaron a Ann, entonces le escucho decir algo pero no entendió el que.

Los cazadores la dejaron en la habitación de Dean, tumbada sobre el sofá. Cuando se fueron trato de levantarse pero no podía, le dolía todo el cuerpo. No pudo hacer nada más que llorar. Paso el tiempo, no sabía cuánto pero se había dado cuenta de que cuanto más tiempo pasara menos le dolía en cuerpo. Escuchó como alguien abría la puerta, intento levantarse pero las punzadas volvieron. Si estaba quieta no dolía pero al moverse aun si. Dean se acercó a ella.

-¿Q-Que tal te encuentras?- Le dijo dubitativo. Ann le echo una mirada llena de odio y aparto la cabeza para no verle mientras las lágrimas seguían cayendo.

-Sinceramente... Yo no sabía que iban a hacer esto.- La voz de Dean era suave y amable. Ann odio la manera en la que su corazón empezó a acelerarse.

-¿Y qué ganas con decirme que no lo sabías? - Le dijo mordazmente. Dean se quedó callado un poco. Sintió como le quitaba la lagrima que se le deslizaba por la mejilla, quiso apartársela pero nada más levantar el brazo el dolor la obligó a bajarlo.

-Lo siento.- Le dijo.

Ann sonrió por un momento.

-¿Me estás diciendo que sientes que te hayan dado poderes? Sí, claro. Para ti son todo ventajas.- Volvió a mirar a Dean a los ojos.- Apresúrate y dale resultados a Alan, perro.

Sabía que se estaba pasando pero aunque lo sabía no se detuvo. Dean se quedo junto a ella, cómo si no hubiera dicho nada. Pasaron los minutos, Ann incluso se olvidó de que Dean estaba allí.

-Siento tú dolor.- Le susurro. - Creo que puedo aliviarte.- Dijo mirándose las manos.

Ann se quedo en silenció.

-No puedes.


A la noche

Ann dejo que Dean la cargara hasta la cama, y no hizo nada cuando el se metió en la cama junto a ella. Espero un par de horas, se quedo completamente inmóvil para que él no se diera cuenta que seguía despierta. Cuando la respiración de Dean se volvió regular se dio la vuelta y se concentro en él, ¿creían que ella se iba a resignar sin hacer nada? No, de eso nada. Se metería tanto en la cabeza de Dean que descubriría todos sus secretos.

Almas UnidasWhere stories live. Discover now