37. "De los errores se aprende."

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-Solo quiero una cosa.- El sonido de su propia voz le sonaba raro, llevaba demasiado tiempo en silencio.

-Claro. Dime.

-Quiero ver a Kevin.- Dijo en voz alta, para que aquel hombre lo escuchara bien. Se quedó en silencio, esperando la respuesta.

-Eso... No creo que pueda ser.

-No quiero otra cosa.- El hombre se quedo en silencio. Ann sabía que no estaba en postura de pedir cosas pero al parecer les interesaba su salud.

-¿Qué tal si te doy información?

-¿Sobre cómo salir de aquí?- Por supuesto Ann ya sabía lo que le iba a decir.

-No.

-Entonces no me interesa.

-¿Ni siquiera si es sobre vuestra unión?

Aquello, por supuesto, llamo su atención. Recordaba lo que el cazador le había dicho antes de desvanecerse. "Romper la conexión." Se acerco un poco a la puerta, completamente en silencio, aprovechándose de la oscuridad. Decidió hablar desde ahí, para que el hombre de fuera no se diera cuenta de que se estaba acercando.

-¿Puedes hacer eso?

-Claro, pero solo si prometes comer. Ten en cuenta, y esto no es una amenaza solo un aviso, de que si no cumples tu parte, habrá consecuencias.

-Vale. Ahora cuéntame.- Ann empezó a moverse, opto por los bordes de la celda, donde la oscuridad era más densa.

-Como supongo que sabrás, vuestra conexión está rota. Ahora sois personas solitarias respecto a la unión. Nada os une. ¿Como lo han hecho? La verdad es que no lo sé. ¿Hay algo en concreto que quieras saber?

Ann aprovecho que estaba muy cerca para sacar la mano, agarrar a aquel hombre del cuello y volver a meter la mano dentro de la celda. La cara del hombre se torció en una mueca de puro pánico cuándo su cara quedó a centímetros de la de Ann. Ahora se estaban mirando a los ojos.

-¿Kevin está vivo? ¿Sí o no? Responde o te electrocuto aquí mismo.- No era un farol y para demostrarlo saco un poco, solo un poco, las corrientes. Lo suficiente como para que le cosquillearan en el cuello.

-Yo... Yo... N-No puedo...- Antes de que acabara la frase unos cazadores agarraron al hombre y tiraron de él hacia fuera. Ann no se lo esperaba y al estar agarrándolo del cuello, su brazo salió también por la rendija. Quiso meterla rápido de nuevo, pero se la agarraron. La torcieron sin piedad, haciendo que ella soltara un grito.

-¿Haciendo travesuras? Bien. Me gustan las chicas traviesas. Claro que, ahora hay que castigarte.

Abrieron la puerta y la sacaron de allí a rastras. Ann se retorcía para soltarse de ellos, pero había al menos tres pares de brazos que la agarraban. No podía abrir los ojos, la luz era demasiado brillante. Gritaba que la soltaran pero no le hacían caso.

La golpearon contra la puerta de otra celda, sintió el metal duro contra su mejilla derecha. Después una patada le golpeo la cadera, ella intentó agarrar una de las piernas que la estaba golpeando, pero no lo consiguió y cayó al suelo.

Allí la patearon hasta cansarse. Trató de sacar sus corrientes y electrocutarlos a todos, pero algo malo ocurría. Cuando salían de su cuerpo las corrientes se debilitaban casi hasta morir así que Ann las dejaba volver a su cuerpo. Se sentía desnuda sin su poder, desnuda y débil.


Quince minutos después

Ann no sentía la mejilla derecha, y la cadera la estaba matando. Abrieron su celda y la tiraron dentro, cayó como un peso muerto, sin moverse y completamente agotada por la paliza. Agradeció la oscuridad de su celda, ni siquiera ella quería verse en ese momento. Sentía ganas de llorar, ¿por qué? ¿Por qué pasaban siempre cosas malas cuando ella era feliz? Se quedo en silencio, llorando y liberando todo su dolor en aquella celda oscura.


En la habitación 302

El dormía plácidamente, después de haber perseguido y capturado hasta el último de ellos estaba agotado. Se había metido a la cama sabiendo que lo despertarían unos veinte minutos después. Y así fue. Solamente un par de golpes en su puerta hicieron que se despertara. Abrió la puerta.

-Informa.- Le dijo al chico que estaba frente a él.

-La chica está dando problemas.

-Es el peor informe que he escuchado nunca...- Se dijo a si mismo antes de suspirar.- ¿Que chica? ¿Dónde? ¿Qué ha hecho?

-E-e... La chica a la que le quitaron la conexión.

"Romper la conexión, no quitar." Pensó para sí mismo. Así que aquella mujer estaba dando problemas... Bueno. "Mucho no habrá hecho." Pensó. "No puede utilizar su don aquí."

-¿Que ha hecho?

-Enviaron a alguien para que la persuadiera y así comiera porque desde que llego no se ha alimentado. Algo ocurrió, y ella trato de electrocutarlo. Informara en cinco minutos a los superiores. Se me ha ordenado notificárselo.

-Muy bien.- Dijo antes de cerrarle la puerta en la cara. No tardaran mucho en librarse de él, a no ser que en el campo de batalla sea mejor.


En la celda, días después

Le dolía todo el cuerpo, y dormir en el suelo no ayudaba tampoco. Pero no le importaba, tenía un objetivo claro: Saber si Kevin estaba vivo o no. Se aferraba a la idea de que si ella seguía viva, Kevin también debería. Ann cerró los ojos y se mentalizo, había tres cazadores fuera, si corría lo suficiente solo tendría que noquear a dos de ellos. Hacía mucho, mucho tiempo que no peleaba sin las corrientes, pero aún recordaba algo.

Escuchó pasos y una plancha de metal cerrándose. Silencio. Después volvió a escuchar pasos y otra plancha de metal cerrándose. Abrió los ojos, había llegado el momento. Se quedo en el fondo de la celda, como siempre hacía. El hombre abrió una rendija y comprobó que ella estaba lejos. Subió la plancha de metal, esa fue la señal de Ann, empezó a correr hacía el hombre que no se esperaba nada de lo que iba a ocurría.

Ann golpeo con el hombro la puerta y consiguió abrirla. La puerta golpeo al hombre de la comida, tirándolo al suelo. Ann no perdió tiempo y empezó a correr hacia la derecha, el camino contrario al que había usado aquel hombre que quería persuadirla para que comiera. Como había pensado, dos cazadores trataron de impedir que avanzara.

-Aquí vienes de nuevo, traviesa.- Le dijo el mismo cazador que la golpeo días antes. El abrió los brazos como si fuera a darle un abrazo, tenía una macabra sonrisa en la boca. Ann no redujo la velocidad, los últimos metros que le faltaban, se impuso con ayuda de las corrientes avanzando el doble de rápido.

El cazador no pudo moverse tan rápido y solo pudo emitir un sonido apenas audible. Sonaba como si se ahogara cuando Ann le metió los dedos en los ojos y libero una pequeña descarga que le llego al celebró directamente. Dejo que se desplomara y esquivó al otro cazador que la miraba atónito. Escuchaba como venían mas detrás de ella así que se esforzó por mantener la velocidad.

Su corazón bombeaba azorado, a más no poder. Ann se sentía débil, como si se fuera a caer en cualquier momento, al fin y al cabo no había comido durante días. Si no fuera por las corrientes y la adrenalina, ya se habría desmayado, pero ellas le daban fuerza.

Estaba a punto de doblar la esquina cuándo un brazo apareció por el otro lado y la golpeo en la cara. Ann cayó de espaldas al suelo, y aunque reacciono rápido, aquel hombro fue más rápido. Le dio la vuelta y le torció ambas muñecas con una mano. Con la otra se impulso para levantarse ambos. Ann clavo los ojos en él, no tenía el traje de cazador puesto. El... Incluso... Era guapo.

Almas UnidasWhere stories live. Discover now