49. Reconexión

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Ann cerró los ojos y evadió todo los pensamientos fatídicos que se le agolpaban en la mente. "Todo salda bien." Repetía en su cabeza como un mantra. Cargo las corrientes y estas rugieron furiosas en su interior. Respiro hondo.

-¿Preparado?

-Siempr...

-¡Alto! ¡Lo mataras! ¡Lo echaras todo a perder!- La voz de Alan. Se giraron para verle en la puerta. Parecía que había corrido un maratón y estaba lleno de sangre.- Escuchar, si matáis a Dean os volveré a unir. ¿Sí?- Los miraba como un desquiciado mientras trataba de recuperarse de la agónica huida.- Te separare de Dean ahora, sus poderes deberían disminuir y os será fácil acabar con él.

-¿Y quién garantiza que no mientes?

-¡No hay tiempo para desconfiar! ¡Meteros en las putas cajas!

-Podremos lidiar con el después. A demás Dean es más peligroso.- Le dijo Ann a Kevin. Ambos asintieron y se dirigieron a una de las cajas. Alan arrastro el cuerpo amarillento de Kevin hasta la caja donde el cazador Bill estaba.

-¿Que pasara con el chico?- Pregunto Kevin.

-Y yo que se.- Le contesto Alan pulsando botones y moviéndose rápidamente. Cuando pulso un último botón, la luz se hizo demasiado brillante y se escucharon disparos por todas partes. Entonces un cristal se rompió.

Kevin abrió los ojos, pero tuvo que cerrarlos por la luz demasiado brillante. Volvió a abrirlos y se encontró con el cubo contiguo roto, hecho pedazos en el suelo. Vio a Ann bajo una pila de enormes cristales.

-¡Ann!

Ella reacciono y parpadeo pero no se levanto, parecía estar inconsciente. Dean apareció junto a ella, aparto todos los cristales y se acerco a ella. Le acaricio el pelo y la beso delicadamente. Kevin hecho fuego, se proyecto en la mente de Dean, pero algo lo protegía. Miro en la sala, el cuerpo de Alan no tenía vida, y el de Bill -que estaba a sus pies- tampoco. Golpeo el cristal con todas sus fuerzas.

-¡Suéltala maldito hijo de puta!

Dean levanto la vista hacia Kevin y le sonrió de manera espeluznante. Levanto a Ann en sus brazos y la acaricio con la cabeza. Al ver que eso irritaba a Kevin, Dean le paso la lengua por el cuello, con lascivia. Kevin empezó a golpear el cristal del cubo con fuerza, sin importarle el dolor de las manos y la mirada fija en Dean. Este sonreía y parecía disfrutarlo. El cubo seguía sonando, como si siguiera trabajando en la unión, pero el cubo de al lado estaba roto. ¿Quien sabría lo que ocurriría ahora?

El primer cristal del cubo crujió pero no se rompió y aunque Kevin siguió dándole golpes, Dean empezó a andar dándole la espalda.

-Ahora ella es mía. Me ama más que a ti. Lo sabes.

-Solo está confundida por la conexión.- Murmuro Kevin. Dean se encogió de hombros.

-Pero me ama a mí. Y a demás, mi don es mucho mejor que el tuyo.

-¿Ah, sí? Ven aquí y demuéstramelo.- Los ojos de Kevin echaban fuego, podía notar la sangre hirviéndole en las venas cada vez que lo veía respirar el aroma de Ann. Entonces dejo de verlo, Dean había doblado la esquina. Kevin golpeo con más fuerza.

-ANN. ¡ANN!- Pero nadie respondió, solo la risa tranquila de Dean.

Siguió escuchándola con impotencia mientras golpeaba el maldito cristal que no se rompía. Entonces se escucho un sonido atronador. Algo crepitaba, y después algo crujió de manera horrible. El sonido fue tan seco que hasta a Kevin se le puso la piel de gallina. Kevin espero, escucho pequeños y delicados pasos en el pasillo. Solo fueron cinco segundos pero a él le parecieron horas hasta que vio la cara de Ann asomándose. Tenía la cara llena de sangre que goteaba y ella parecía estar en estado de shock.

Corrió hasta los botones y pulso uno de ellos. La parte que iluminaba el cubo destrozado se movió con un sonido metálico hasta enfocar al cubo de Kevin. Ann pulso otro botón y la puerta empezó a abrirse, lo pulso de nuevo y la puerta comenzó a cerrarse. Ella corrió a los brazos de Kevin antes de que la puerta se cerrase de nuevo. Kevin la acogió y la apretó con fuerza, sus cuerpos pegados.

Ann sollozo fuerte, y tembló aun más fuerte. Kevin quiso consolarla pero no sabía cómo hacerlo. Le levanto la cara y le retiro toda la sangre aun húmeda de la cara. Sus manos no eran suficientes para quitarla toda así que Kevin se quito la camiseta y le retiro la sangre con ella. Deposito un pequeño beso en sus labios mientras la maquina sobre sus cabezas seguía sonando. Se escucharon pasos en el pasillo, pero a ninguno de los dos les importo mientras se fundían en un cálido y esperado beso.

Cuando la maquina se apago, pues había acabado el proceso, cientos de soldados entraron en la habitación. Miraron a Alan pero ninguno se inmutó y apuntaron con armas a Kevin y a Ann. Quienes seguía abrazados. Los soldados dispararon sin preguntar, sin piedad. Ann recordó la película de 300, el momento en el que las flechas enemigas eclipsaron el sol acabando con los 300 hombres. Así fue la descarga de balas, eclipsaron las luces fluorescentes del lugar, hasta que estaban a solo un palmo de ellos.

Ann cerró los ojos, esperando el impacto, una única lagrima cayendo de sus ojos. Deseando haber podido tener más tiempo para disfrutar de Kevin, de su amor incondicional. Ya no quedaba tiempo, era demasiado tarde para ellos. Sintió el brazo de Kevin apretando aun más su cintura contra la de él en una despedida silenciosa. Ann cerró los ojos para sentir sus labios, eso era lo último que quería sentir. El recuerdo con el que quería viajar al otro mundo.

Y entonces...

-Volvamos a casa.

Almas UnidasWhere stories live. Discover now