2: El centro

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Jacob

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Jacob

El tiempo corrió más rápido de lo que creímos, eran casi la once, faltaba una hora para el medio día, y teníamos casi medio kilómetro más que recorrer, nuestro objetivo era un supermercado que se encontraba justo en frente de un pequeño centro comercial, en nuestro mapa decía que se llamaba ‹‹Plaza Buenavista››. Nos topamos con más infectados en el trayecto, pero todos eran bíters, no eran tan peligrosos a menos que se encontraran en un gran número.

—Ya estoy cansado —dijo Jace quejándose—, llevamos cuatro horas caminado.

—Pues aguántate —replicó Dorian—, debemos conseguir medicinas y más comida.

—Cállense los dos por favor —comenté—, no querrán atraer a un blaster, o peor... a un bull.

— ¡Espero que no! —Exclamó Harley—, esas cosas son tan horribles, fuertes y aterradoras.

Un fuerte ruido no alertó a todos, estábamos casi al final de una calle entre unos autos que habían chocado, era el ruido metálico, como el de una parte de un auto cayendo al suelo, luego unas fuertes risas se hicieron oír, eran múltiples personas. Dorian hizo un ademan con la mano para que nos escondiéramos, con solo un par de tiendas abiertas, los autos, y un callejón para escondernos, Dorian y Jace se escondieron en una tienda, Erika corrió debajo de un auto, mientras Harley se quedaba conmigo, escondiéndonos detrás de los dos autos incrustados entre sí por el medio.

—Eso estuvo fantástico —dijo uno de los desconocidos, con una voz estruendosa.

— ¡Quieres hacer un poco más de silencio! —dijo otro de ellos.

—Lo siento hermano, pero haberlo destrozado contra ese auto fue genial.

Podíamos verlos, estaban empezando a cruzar la intersección desde la calle a la derecha, uno de ellos era un hombre de color, muy alto y fortachón, el otro era un hombre rubio un poco más bajo que él.

—Ustedes dos cállense —dijo una mujer.

Otro ruido llamó mi atención, provenía desde el callejón a nuestra izquierda, era un par de infectados tambaleándose hasta nosotros. Harley me hizo una seña con el rostro, quería que me encargara de los infectados, pero no podía, aquellos sujetos aún estaban cruzando y eran varios. Me asomé un poco para observar, una mujer de piel morena y cabello negro estaba pasando con un rifle en sus manos, junto a otro par de sujetos diferentes, todos con ropa deportiva, y algo de equipo protector.

—Deshazte de ellos —susurró Harley.

—No puedo, aún hay cuatro de ellos por allí.

—Se nos están acercando.

—Lo sé, pero si nos ven tal vez nos disparen con esos rifles.

Los bíters continuaron acercándose, pasando sobre las bolsas de basura, uno incluso derribó un cubo de basura, para nuestra suerte no hizo más ruido que ellos, estábamos a salvo de momento. Cuando el último de ellos cruzó la calle, desenvainé mi espada al correr hacia los infectados. Corté la cabeza del primero a la mitad, salpicando la pared con sangre, al segundo le clavé la espada en el ojo hasta el mango. El ruido sordo de su caída fue algo estresante, pero la mirada de alivio de Harley me decía que aquellos desconocidos se habían marchado, o al menos ya no estaban a la vista. Revisé los pantalones de estos dos sujetos, encontré sus billeteras, les quité las identificaciones y algunas de las tarjetas de crédito, me iban a ser útiles para abrir puertas.

Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)Where stories live. Discover now