Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)

24: El final (IV)

Jacob

El ultimo tajo con la espada dejó sin cabeza al último infectado que quiso atacarme por detrás, la sangre goteaba de la hoja mientras los cadáveres apilados servían como un banquillo para que Harley apoyara las puntas de los pies, un buen descanso para sus brazos según lo indicaba el gesto de alivio que hiso al apoyar por completo los pies.

Corté la soga que la ataba al gancho, inmediatamente la abracé con fuerza el olor de la sangre en su cuerpo era muy fuerte, como el oxido de un trozo de metal que se ha expuesto a los elementos durante mucho tiempo.

La miré directo a los ojos mientras mi corazón se aceleró más que durante la pelea contra los biters, apreté mis manos contra su espalda sintiendo el alivio de haber podido regresar por ella.

Unas palmadas con un sonido de sarcasmo hicieron presencia mientras silbidos y ovaciones salían de la boca del Wendigo.

—¡Bravo, bravo! ¡Esta actuación merece el Óscar a mejor actuación! —carcajeó caminando por la orilla del contenedor—. El héroe salvando a la damisela en peligro, lastima que el director tiene otros planes para este filme.

Extendió su mano al aire con un pequeño control remoto, muy diferente al de la grúa, presionó uno de los botones, entonces, unas bocinas emitieron el ruido de un camión al tocar la bocina por un momento, al haberse detenido el sonido otro fue escalando en intensidad desde el interior de los contenedores.

—Ahora, veamos como se las arreglan con esto.

Al presionar otro botón unos explosivos reventaron los candados de los contenedores; ambos por precaución ante la llegada inminente de los infectados nos encaminamos aprisa a salir del agujero en el que nos encontrábamos. Ferals enardecidos salían a saltos del interior con sus bocas abiertas profiriendo gritos iracundos.

Ayudé a Harley impulsándola desde las piernas cuando el primer infectado estuvo muy cerca, ella apenas reaccionando a tiempo se sujetó tratando de escalar por la orilla derrumbada con pocas partes de las cuales aferrarse;

—¡Toma! —dije al arrojarle mi arco y mi mochila con las flechas—. Cúbreme.

Lancé una patada a la altura del pecho del infectado empujándolo de espalda contra el suelo, desenvainé mi hoja en ese instante cortando con prisa la cara del siguiente infectado, más de una docena de ellos estaba viniendo a por mí con las bocas manchadas de sangre fresca, se habían alimentado recientemente. Corrí por el borde del foso al ver que estos iban a acorralarme, Harley disparó atravesando la mejilla a una mujer infectada que había extendido su brazo para alcanzarme de la camisa, giré sobre mi eje contra atacando, dos cabezas rodaron antes de voltearme nuevamente a correr.

—¡Vamos, vamos, que el show siga! —gritó el Wendigo al desaparecer de la vista.

Harley disparó dos veces más quitándome de encima a dos infectados menos. En carrera metí la mano en mi bolsillo sacando la hipodérmica con la sustancia de adrenalina que me había dado la doctora.

—Espero que funcione.

Quité la tapa de la aguja con los dientes para después inyectarme en el abdomen, fue doloroso por la fuerza con la que había atravesado mi piel y haber presionado el embolo; con la velocidad a la que ya latía mi corazón, mi sangre solo hizo que el líquido circulara por mi cuerpo más rápido. La energía y la fuerza empezó a hacer presencia en mi cuerpo, comenzó con un leve temblor en las manos que se esparció hasta llegar a los brazos.

Uno de los infectados me embistió por la izquierda arrinconándome en el muro que antes era el suelo derribado, intentó morder encontrándose con mi guantelete, tomé su mandíbula inferior tirando se ella hasta que quedó en mi mano, la clavé en sus cuecas antes de que reaccionara nuevamente y usara sus manos para golpearme. Más flechas cayeron, quitando a tres infectados más. Un puñetazo hizo crujir el cráneo de un infectado, retrocedí luego de que su cuerpo cayo alzando la espada en un ángulo horizontal a la altura de la cabeza con ambos brazos.