California

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El primer golpe que había lanzado hacia la cara del hombre moreno había servido para que este se sintiera con la valentía de enfrentarlo. Alex estaba sorprendido por la respuesta del hombre ante su golpe, por alguna razón creía que el hombre moreno frente a él al recibir su golpe solo provocaría que este le tuviera miedo y decidiera entregarse. Pero fue todo lo contrario, ya que el hombre moreno, del cual no podía recordad el nombre, tan solo se había quedado observándole, casi como un animal. Lo cierto es que Alex sabía que el otro hombre estaba a punto de abalanzarse sobre él.

Claro que eso era lo que menos le preocupaba.

¿Cómo podría estar tan siquiera un poco asustado del hombre frente a él?

De hecho, le parecía muy graciosa la situación. Él era alto y fuerte, y estaba casi seguro, sin querer sonar presuntuoso, que no había quien pudiera derrotarlo en una pelea. Se podría decir que era algo genético.

Estaba en su naturaleza pelear. Desde que era joven la pelea era como un hobby para él. Por eso es que estaba muy seguro de que el moreno no le iba a hacer nada de daño.

El hombre dio un paso adelante, como tanteando el terreno, viendo las reacciones de él. Pero no iba a obtener ninguna. Estaba preparado para que le lanzara un golpe, aunque no era muy profesional de su parte esperar a que el otro lo golpeara. Tan solo debía de ponerles las esposas, no enfrascarse en una pelea, que se le antojaba un poco estilo callejero. Sin embargo la parte de él que amaba dar golpes a criminales estaba dispuesto a seguir hasta donde el hombre soportara.

El moreno lanzó el golpe, que no le sorprendió, pues notó cuando este flexionaba su brazo. El puño tan solo le rozó la cara. Ni un pelo le tocó.

Alex dejó salir una risita.

-Te dejaré intentarlo una vez más.- le confió al moreno.

-Hijo de...

-¡Oye!- le interrumpió Alex.-No me gustan las groserías. Deberías tener respeto, estas ante el que te encerrará tras las rejas.

El moreno se vio enojado ante su comentario.

-Te mataré.- le gritó a Alex, para luego lanzarle otro golpe a la cara. Alex era alto, más que el otro hombre. Por eso le asombraba la valentía con la que el otro se enfrentaba a él. Realmente quería morir.

Alex no supo si fue suerte o simplemente un error de cálculo, pues esquivó el segundo puñetazo del hombre, sin embargo no supo de donde salió el brazo izquierdo del moreno, que pronto fue a acabar en su cuello.

-¡Rayos!

Sí, el moreno había lanzado un buen golpe. Su orgullo no dejaría que lo admitiera, pero sí le dolió.

-Ese fue tu último golpe.- le avisó Alex con una mueca antes de lanzar su segundo golpe.

La velocidad del puño sumado a la potencia del golpe provocó que el moreno diera un traspié hacia atrás. El hombre estaba desorientado por el golpe, entonces él solo tuvo que dar un golpe más para hacer que el moreno quedara noqueado.

-A eso le llamo golpe.- dijo una voz de hombre a las espaldas de Alex.

"Creo que me pasé" fue el pensamiento de Alex al ver al hombre moreno tirado en el suelo con la boca abierta. Dirigió su atención a la voz que había hablado.

-Ya lo creo, eso fue un golpe de verdad.- contestó con leve diversión marcada en su voz.

Ante él apareció uno de los agentes que le había acompañado a por el sospechoso. Aunque para él no era un sospechoso, solo era cuestión de tecnicismos. Aquel hombre moreno era culpable de haber asesinado a su esposa.

CARTAS DE UN ASESINOWhere stories live. Discover now