CARTAS DE UN ASESINO

Obra de arte

(23 de Mayo del 2016)

Casi finales del mes, casi inicio de junio y ya las vacaciones parecían a la vuelta de la esquina, así es como lo sentían todos los universitarios, ya que ellos siempre eran los primero en salir de la escuela. Por ello, todos, o al menos la mayoría de los universitarios decidieron que aquel viernes todos tenían que salir de fiesta, tenían que celebrar que estaban libres de exámenes finales, al menos hasta dentro de unas semanas que sería la masacre.

Porque los exámenes venían a ser la peor tortura de los universitarios, por ello debían de prepararse mentalmente para lo que se les venía, el alcohol era la mejor solución para agarrar condición o para olvidarse de que sus vidas no eran lo que se imaginaban.

Solo un lugar de aquella ciudad estaba llena de universitarios estresados, es ahí en donde se encontraba la víctima. Tan feliz y despreocupada bailando en la pista de baile, con una cerveza en la mano entre un hombre, que era su nuevo novio y una chica que parecía ser su mejor amiga. La pista de baile estaba llena por completo, los cuerpos de los universitarios se movían de un lado a otro al ritmo de la canción que estaba de moda, sin pudor alguno, sin siquiera saber lo que realmente aquellas letras querían decir de verdad.

"Ignorantes"

Personas sin sentido. Estaban tan metidos en su mundo que nunca notaron la mirada que la figura de una sombra a lado de la barra dirigía a la multitud que bailaba. Tal vez sí lo notaron, pero no le dieron importancia. Las personas no estaban ahí para involucrarse en la vida de los demás, aquella noche conocerían a personas nuevas que muy bien podrían quedarse en sus vidas o a la mañana siguiente ya no serían recordadas.

La sombra se movió de un lado a otro sin perder de vista a su víctima, siguiéndola desde lejos, claro que nadie se daría de cuenta que la estaba siguiendo, pues todos iban al mismo lugar. Cualquiera pensaría que iba al baño, aunque justo allá se dirigía su víctima con su mejor amiga, dejando detrás a su nuevo novio, quien permaneció sentado en uno de los taburetes de la barra.

Los baños no eran de lo mejor, claro que había visto peores. Ese lugar debería de cerrar por poco higiénico.

La sombra decidió que aún no era hora de hacer su movimiento, no era el lugar perfecto ni el mejor día, todo parecía estar en contra suya. Se suponía que la víctima debería de estar en otro lugar en donde no hubiera tanta gente, ahí era casi imposible de hacer su movimiento, además de que la víctima estaba muy bien acompañada e irían a su rescate si es que la escuchaban gritar. Uno pensaría que el ruido le ayudaría, pero no en ese caso, no por como estaba la situación.

Corría riesgo, podrían atraparle y aún no era el momento para ello.

Varios minutos después las mujeres salieron del baño, el pequeño conejo sonría con felicidad a lado de su novio, el alcohol ya se le había subido a esas alturas. No era alguien muy tolerante al alcohol, aquello era perfecto, pues en su estado de embriaguez no le distinguía a pesar de haberles estado siguiendo por un buen rato. A pesar de que estuvo frente a ella.

La felicidad de la chica parecía tan real.

Se estaba desesperando, la noche no podía terminar sin que el conejo muriera, era el tiempo. No podía ser otro día, su interior pedía a gritos que aquello se consumara, sentía que cada día que pasaba era como un siglo, los minutos iban más lentos que de costumbre y los sueños ya no eran buenos, ya había esperado mucho y el león estaba hambriento.

Se pasó la mano por el rostro, sentía demasiada frustración. Miró su reloj, iban a dar las 11 de la noche, entonces llegó su oportunidad.

El novio del conejo se levantó de su asiento, en su cara se le veía una expresión enojada, el motivo era la llamada que había recibido unos minutos antes. Las mujeres se quejaron, el conejo intentó que su novio no se fuera de ahí colgándose de su cuello, el puchero de sus labios la hacía verse curiosa y muy dulce. Con esa cara convencía a todos.