Confrontación

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Luego de un viaje de más de 15 horas, Alba Cervantes estaba feliz de haber llegado por fin a Memphis, sin embargo esa felicidad repentina se vio eclipsada por la preocupación que sentía desde que había recibido la llamada de Ernesto Acevedo diciéndole que su hija estaba detenida por asesinato.

Le era difícil creer que su hija se encontraba arrestada por algo tan serio, conocía lo suficiente a Maia como para decir con seguridad que ella no había cometido aquello de lo que se le acusaba.

Ella era capaz de defender a su hija con uñas y dientes, y aunque no sabía mucho, ya que Ernesto no quiso decirle, ella estaba segura de que su hija no había hecho nada.

Maia era inocente, por eso es que en cuanto recibió la llamada le pidió a Alan que tomaran el primer vuelo para regresar a Memphis, él no hizo muchas preguntas cuando la vio alterada. Se había comportado comprensivo con ella, por eso lo amaba.

Aunque, claro que tuvo que decirle cual era la emergencia, entre ellos la comunicación era lo más importante. No sintió vergüenza de decirle que su hija estaba siendo acusada de asesinato, porque ella era inocente. Una madre sabía esa clase de cosas. Alan la consoló todo el camino de regreso a casa. Ni siquiera se mostraba enojado por haber suspendido su viaje de pareja, al contrario, había dicho que ayudaría en lo que fuera necesario.

-No vamos a atrasar el proceso.- le había dicho Ernesto.- Iremos a audiencia de vinculación a proceso, no los esperaremos.

Mientras que ellos viajaban, su hija estaba en audiencia. Ernesto omitió decirle que Maia es la que quería terminar con todo eso rápido. No quería a su madre presente.

-¿Quieres que te acompañe?- le preguntó Alan en cuanto aterrizaron en Memphis. Quería llegar con rapidez a donde estaba su hija.

-No es necesario.- le dijo ella.

-¿Segura?

No, no estaba segura. Alan no preguntó nada más sino que decidió acompañarla. Luego podrían ir a casa a descansar.

Ambos se dirigieron a la fiscalía, allí los estaba esperando Ernesto para darle las noticias. No tardaron en llegar, aunque no fueron los únicos en llegar al lugar.

-¿Dónde te dijo que estaría?- le preguntó Alan en cuanto llegaron al lugar.

-Dijo que lo veríamos aquí fuera. Deja le envío un mensaje.

Unos minutos después Ernesto salía de la fiscalía con una cara para nada feliz. Alba se acercó a saludarlo.

-Dime como está mi hija.- le pidió Alba a Ernesto luego de separarse. -¿Le hicieron daño?

-Físicamente ella está bien.- le explicó Ernesto.- Sin embargo no es como que se pueda estar tranquilo en una situación así. Por lo que sé los policías fueron muy buenos con ella en lo que cabe.

-¿Cómo ocurrieron las cosas?- le preguntó Alan al otro abogado, su tono profesional.- ¿En qué circunstancias fue detenida?

Ernesto observó a Alan por varios segundos, sin embargo no pudo mantener su mirada por mucho tiempo.

-Tenemos que hablar en privado, Alba.- le comunicó Ernesto con voz seria. Alba lo miró extrañada.

-Por favor, responde.- pidió Alan con tranquilidad. Desde que se habían conocido pensó que le había caído bien a Ernesto, pero justo en ese momento le daba otra impresión.

Ernesto le rehuyó la mirada. ¿Cómo le decía que Maia estaba acusada por haber asesinado a su hija? Aunque aún no era algo seguro, él lo sabría pronto y no se imaginaba como es que eso afectaría la relación de su amiga con su nuevo esposo.

CARTAS DE UN ASESINOWhere stories live. Discover now