Robo

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Memphis seguía pareciendo demasiado grande para Alex, si iba más allá de la estación de policía se perdería, por eso es que James seguía siendo su guía y chofer. A veces pensaba que abusaba de la amabilidad de James, pero él hacia las cosas encantado así que no había problema alguno en que siguiera utilizándolo.

La segunda semana de mayo llegó y Alex más que preocupado estaba inquieto, su instinto le decía que algo ocurría, algo de lo que no tenía conciencia. Héctor seguía sin aparecer e incluso no contestaba las llamadas que con insistencia le hacían.

John Ledesma ya había dado su entrevista, por primera vez Alex llegó a pensar que alguien podía derrumbarlo. John era un hombre que fácilmente podía cargar el cuerpo de una chica muerta, sin embargo el futuro abogado había sido claro y conciso a la hora de hablar, no había vacilado y sus palabras sonaban a verdad. De hecho no tenía ni idea de quien era el nuevo novio de Olivia, en eso le creyó por completo, porque uno pensaría que fácilmente pudo haber ido tras el amante de su novio y asesinarlo con tremenda fuerza que tenía, pero no lo hizo.

Los amigos de Olivia habían sido entrevistados de igual manera, e incluso aquellos tres chicos mejores amigos de la víctima no sabían que ella estaba en una relación con un maestro, pensaban que había terminado John porque ya no se gustaban.

"Que buena amistad"

Ese día era martes y al no haber nada claro que seguir decidió que era hora de visitar a Héctor, no se quedaría esperando a que llegara a él, pues Alex iría a donde estuviera.

James se apresuró a seguirlo al ascensor cuando se dirigía allá.

-¿Necesitas que te lleve?- desde el primer día Alex le dio la confianza para que le hablara de manera informal, no es como si se llevarán muchos años de diferencia.

-¿No tienes nada que hacer?- le preguntó Alex saliendo de la estación de policías y caminando hacia la camioneta blanca.

-No realmente, Memphis ha estado tranquila últimamente.- respondió James abriendo la puerta del conductor. Alex lo siguió.

-Jamás creí que fuera tan tranquila esta ciudad, es todo lo contrario a lo que imaginaba.

-Sí la referencia que tenías eran los asesinatos era muy obvio que te imaginarias una ciudad peligrosa.- dijo James encendiendo la camioneta y saliendo.

-Debí suponer que no era así cuando note que no había protocolos para varias cosas.

-Nadie nos puede culpar de no estar preparado para esto, incluso yo pensé que la época de asesinos seriales había acabado.

-Nuestro problema es pensar que solo fue una época, siempre habrá locos enfermos cometiendo crímenes sangrientos.- Alex observaba la ciudad con mirada pensativa.- Siempre hay que estar preparados, el mal nunca descansa.

¿Qué es el mal realmente?

-El crimen nunca descansa.

-El crimen nunca descansa.- James dejó salir una sonrisa.- Aunque a veces lo hace en Memphis.

-En lo que a mi concierne el mal no va descansar ni siquiera en esta ciudad.

James se encogió de hombros.

-¿A dónde nos dirigimos?

-Al domicilio de Héctor Bravo.- Alex le pasó la dirección del edificio en donde vivía el hombre.

Varios minutos después llegaron a un barrio que se notaba era de clase media, ni tan lujoso ni tan pobre, los edificios eran como condominios que se extendían por varias calles más al norte, de colores neutros y con varios pisos. James no tardó en encontrar la dirección que le había dado y se estacionó frente al edificio que marcaba la información, que era igual que los demás.

CARTAS DE UN ASESINOWhere stories live. Discover now