Capítulo 1 "La persona correcta"

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Era medio día, el sol a pesar de la hora no estaba tan fuerte y en la calle había un montón de gente. En especial en una cafetería que quedaba en la calle central de una ciudad de Argentina  llamada ¨Las Flores¨. Dentro de la cafetería parecía haber más gente que en la propia calle y la multitud de personas agobiaban a todos particularmente a la joven camarera que se encargaba de la barra.
   Esta con una palillo chino se recogía su colorado y brillante pelo, mientras se miraba en el reflejo de la cafetera si no tenía corrido el carmín de sus labios gruesos y apetitosos, mientras que el reflejo de sus ojos verdes como esmeralda cautivaban a toda persona a su alrededor. Su nombre le hacía honor a su belleza, pues desde que tenía uso de razón  era llamada Jazmín del Río. De apariencia unos veinte y cortos años, de actitud moderna e independiente, una rebelde sin preocupaciones cosa que reflejaba muy bien su accesorio en el ombligo y sus múltiples aretes en sus orejas. Ella tenía una energía tan buena que llenaba todo el lugar y en el tiempo en que estaba trabajando ahí nadie la había visto sin esa hermosa sonrisa en su rostro. Jaz como le llamaban sus amigos era aspirante a chef y estudiaba en una escuela de cocina. Esta estaba sola en la ciudad, debido a que su familia no era de Buenos Aires, por lo que la única persona que tenía cercana era su mejor amigo y jefe Javo. Este la conoció en una fiesta al principio de ella llegar a Buenos Aires y como era un coqueto trató de ligar con ella, cosa que fue imposible debido a que él no podía estar más alejado a su tipo de gustos. De esta forma comenzó su amistad, la cual se hizo más fuerte cada día y Javo la comenzó a querer como a una hermana pequeña, por lo que para ayudarla en su carrera accedió a darle clases de cocina gratis si esta le echaba una mano en su pequeño local. A pesar de que esto lo hacía más para entretenerse que por necesidad, Jaz le gustaba su trabajo aquí, porque aparte de aprender cosas nuevas con su amigo y de sus bromas, gracias a este trabajo Jazmín comenzó a conocer a toda clase de gente y a sentirse identificada con ellos.
   Allí veía de todo,  desde las ancianas que solo iban a tomar café para comentar sobre sus vecinos y luego ir a darle  pan a las palomas en el parque, hasta la pareja feliz de recién casados que no se separaban ni un instante o la pareja de separados que después de un largo tiempo aún tomaban el café juntos como buenos amigos con sus hijos, y hasta el rancio cliente que nunca la miraba a los ojos por estar hablando por el móvil y que nunca dejaba propina. Todo tipo de personas pasaron por su barra y todas le dejaban algo nuevo por saber de la vida, ya sea bueno o malo, pero todos los días se iba con una nueva lección en su cabeza. Gracias a esto Jaz obtuvo una gran sabiduría de la vida, lo que hacía que tuviera un carácter peculiar y hermoso como ella.
   Pero ese día de agosto algo cambió o más bien, alguien hizo que cambiara,  cuando exactamente a las doce y media entró en el café la mujer más bella que Jaz pudo imaginarse en su vida. Era ella, aquella mujer que aparecía solo en sus sueños y la hacía feliz por el resto de su vida. Jazmín era distinta desde joven a las demás chicas pues ella no se sentía atraída por los hombres sino por las mujeres, aunque casi nadie lo sabía debido a que  había aprendido que en la discreción está la clave, además no estaba dispuesta a que nadie la señalara. Solo Javo sabía sus gustos y como buen amigo, siempre estaba a su lado para apoyarla y defenderla si alguien no estaba dispuesto a aceptar su forma de ser.
   Jaz no se había enamorado mucho, solo pocas personas le habían llegado a su corazón y sin dudarlo esa persona que acababa de entrar por la puerta era una de ellas. Con unos ojos negros y una mirada llena de brillo esta diosa entró por la puerta y Jaz solo podía observar como el poco aire que entraba le hacía mover sus rizos negros que hacían siluetas por doquier.
  Con un vestido de lunares rojos y una chaqueta negra este ser divino se acercó a la barra y con los labios de color fuego y una hermosa sonrisa pidió un café. Jaz se quedó hipnotizada con su mirada llena de sueños y a la vez de misterios,  de su boca no salía ni una palabra y aunque lo intentara no podía mover ni un solo músculo de su cuerpo pues su mente había hecho una conexión irrompible con su corazón.  Una vez recuperado el aliento esta vuelve en sí, y menos mal que a tiempo pues la muchacha sonreía al ver lo ida que estaba pero se lo achacaba a la multitud de personas  que había a su alrededor.
-¿A nombre de quién lo pongo?-  le dijo Jaz con voz temblorosa y con el rotulador en la mano para marcar el vaso de café.
- De Florencia- le contestó regalándole la sonrisa más hermosa que Jaz había visto en su vida
  Al ver lo tonta que estaba Jaz con el rotulador y su nombre esta pensó que era porque no le cabía el nombre en el papelito por lo que le sugirió – Si te es mejor, pon Flor, que así es como me conocen todos-
-¿Flor?- preguntó nuevamente
-Sí, es un nombre un poco antiguo pero es el que me tocó- nuevamente sonriendo
-No, es precioso. Mi nombre es Jazmín, bueno ya tenemos algo en común- presentándose nerviosa
-¿Qué? ¿Por lo de la flor?-
-Si, por eso- dándole el vaso
-Claro, que graciosa- riendo
  De repente uno de los clientes más maleducados llega hasta la barra empujando y hace que a Flor se le voltee todo el café encima. Al ver esto Jaz acude a ayudarla, pero a su vez descubre algo nuevo de Flor. Pues tras ver la mancha comenzó a ponerse muy nerviosa y hacer movimientos con sus manos de forma muy extraña lo que hizo que Jaz se diera cuenta de que estaba teniendo tics nerviosos, pero cuando la fue a contener de su boca salieron una ráfaga de palabras insultando al hombre que le había volteado el café: -¡SORETE DEL ORTO, ANO DILATADO!-
  Al oír esto, el hombre que tenía cara de pocos amigos reaccionó mal y comenzó a insultar a Flor, lo que hizo que Jaz se metiera en el medio. Al ver todo este lío Javo salió enseguida de la cocina y defendió a las chicas como todo un galán. Mientras Javo echaba al hombre del establecimiento, Jaz trataba de calmar a Flor la cual casi no podía ni respirar y se encontraba encorvada agrediéndose a sí misma y diciendo cosas sin sentido una y otra vez. Dándose cuenta de que Flor tenía un problema Jaz trata de calmarla, pero esta apenada recupera el aire y se marcha de la cafetería llorando con la cabeza abajo, dejando a Jaz muy angustiada y confundida a su vez.
   Cae la noche y Jaz y Javo están cerrando el café, cuando este se da cuenta de la cara de angustia que tenía su amiga. Y tratando de animarla comienza a decirle apodos, que solo le decía él de cariño.
-Juanca de mi vida, Cacho de mi amor, regálame una sonrisa-
-¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el diente?- Sonriendo forzada
-No, que te ves hermosa cuando sonreís ¿Qué te pasa? Estás rara- preocupado
-Nada, Grace- pensativa
- Te veo rara desde el medio día. ¿Qué fue? ¿La chica?- Dándose cuenta
-¿Qué chica? ¿Qué decís?- nerviosa disimulando
-¿En serio? ¿Te vas hacer la boluda conmigo? Si sabes que te conozco mejor que nadie. ¿Qué pasó? ¿Te gustó la loquita?- riéndose
-No está loquita. No le digas así- seria mirándolo en forma de regaño
-Uh, no te pongas así. Sabes que a mí no me importa con quien haces la… - Haciendo gestos con las manos en forma de tijeras – Te dejó caliente- riéndose
-No seas ordinario. No me dejó caliente, cochino, me dejó confundida. No entiendo, ¿Qué fue lo que le pasó?- Poniéndose las manos en la cabeza
-Mi querido Juanca, creo que eso nunca lo sabremos porque después de lo sucedido dudo que esa chica quiera volver- poniéndole la mano en el hombro
-Sí, lo sé. Pero aún así me dejó angustiada-
  Javo se va pues tenía una cita y tras darle un beso en la mejilla a Jaz cierra el local y se va en su camioneta. Tras caminar una cuadra Jaz se da cuenta de que no tiene su campera y regresa a la cafetería a buscarla.  Una vez dentro recoge sus cosas y cuando se dispone a salir siente de pronto un móvil sonando. Confundida comienza a buscar cuando de repente lo encuentra debajo de una mesa. Pero cuál fue su sorpresa al ver que la foto del fondo de bloqueo era la de la misma chica del medio día, era una foto de Flor. Sorprendida por las cosas del destino Jaz recoge el móvil, que seguramente se había caído en medio del alboroto y se dispone a llevárselo a su casa pues sabía que esto iba a ser una forma de comunicarse con su dueña.
    Tras pasarse la noche pensando cómo encontrarla y qué era lo que le pasaba,  Jaz se despierta ya con una dirección donde localizar a Flor y con una respuesta. Decidida va a un departamento en el centro, donde nerviosa se dispone a tocar al telefonillo pero no está muy segura por lo que titubea. De pronto ve brincando la calle a Flor, quien llegaba de hacer la compra. Al verla Flor se sorprendió mucho pues nunca se imaginó que volvería a verla, y esto la tomó por sorpresa pues solo ubicaba su cara de esos cinco minutos en el café.
-Hola, no sé si me recuerdas soy…- muy nerviosa acercándose
-Jazmín-  contestó enseguida
-Ah, ¿Te acuerdas?- Sorprendida
-Sí, tengo buena memoria. La chica del café, ¿No?-
-Sí, soy la chica… del café-
- ¿Qué haces aquí? ¿Vives por aquí?- confundida
-No, vine buscándote, porque se te cayó esto ayer en el café y vine a devolvértelo- dándole el móvil
-Ah, boluda, mi móvil. Ni siquiera me había dado cuenta de que no lo tenía. Uh, gracias, no sabes, me has salvado la vida- Abrazándola aliviada
-Tranqui, me supuse que era tuyo y averigüé y vine, porque supuse de que no ibas a regresar a por él-
-Supusiste muy bien, ah… lo siento me da mucha vergüenza- Bajando la cabeza
-¿El qué?- confundida
-Lo que hice en el café. Trato de evitar que me pase pero cada vez que me altero va y sale- con mucha bronca
- ¿El Tourrette?-
- ¿Cómo sabes lo qué es?- Sorprendida
- No, porque después de que te fuiste busqué un poco, lo siento. ¿Tienes el Síndrome de Tourrette? ¿No?- Apenada
- Si, a los seis años me agarró. Y nadie sabía lo que era porque es un Síndrome muy raro. Desde entonces me ha acompañado toda mi vida junto con los tics y las puteadas- poniéndose triste
- No pasa nada, puteas lindo- sacándole una sonrisa
  Jaz se despide  de Flor y se va a trabajar pues ya llegaba tarde. Tras una larga jornada de trabajo Jazmín se recuesta a tomar un descanso a la barra, cuando de repente siente que alguien le toca uno de los dos rodetes que llevaba. Levanta la cabeza sonriendo pensando que era Javo como siempre con sus jueguitos cuando se encuentra que es Flor, quien le regala una sonrisa. Sorprendida Jaz la saluda y Flor se sienta en una de las bancas para tomar un café y seguir hablando con ella, pues esa mañana Flor había sentido una conexión que no había sentido con nadie y sintió que encontró en Jaz una amiga con la que podía hablar de cualquier cosa sin ponerse nerviosa.
  A partir de ahí surgió en ambas un bonito sentimiento de amistad, sentimiento que hizo que Flor se hiciera clienta fija del café y que todos los días por la mañana pasara a charlar un buen rato con Jaz, la cual siempre la recibía con su hermosa sonrisa.

Tú eres para mí (Flozmín)Where stories live. Discover now