Capítulo 31 "Te amo"

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No se sabía cuál de las dos temblaba más al entrar a aquella casa. Los nervios se respiraban por toda la habitación y el silencio reinaba entre ellas. Jaz miraba a Flor de manera fugaz, viendo como ella recorría con sus ojos color café cada detalle de la casa.
-Esta era la casa de mis padres. Crecí aquí- le dijo Jaz al ver como ella observaba las fotos familiares
-Que linda es tu casa, Jaz. Es realmente acogedora- dijo Flor sonriéndole
-Ya está un tanto vieja. Hace tiempo que no la uso. La última vez fue… bueno, hace poco, de hecho-  dijo Jaz recordando.
-¿Qué pasó la última vez?- curiosa
-Había descubierto que vos te ibas a casar con Dani- dijo triste
Flor la miró seria, ella se hacía una idea de lo mal que lo tuvo que pasar la colorada cuando ella estaba con Daniel. Sintió dolor y rabia al mismo tiempo, debido a que se culpaba por no haberse dado cuenta antes de sus sentimientos.
Jaz notó su cara y se acercó a ella, sujetando su mentón –Ey, no pasa nada. Ya yo estoy bien-
Flor sonrió, quedándose hipnotizada con aquellos ojos verdes -¿Querés comer algo?- y la morocha asintió
Jaz se metió en la cocina a preparar un rico almuerzo para ambas, mientras Flor seguía caminando por la casa
-Debiste ser muy feliz aquí- dijo la morocha
-No te creas- dijo Jaz triste
Flor lo notó y se acercó a ella, sentándose sobre la mesada -¿Y esa cara?-
-Nada, es que si bien esta casa me calma, también me recuerda momentos malos de mi vida- dijo Jaz mirando hacia abajo
Flor hizo silencio –Aquí fue donde mis padres me descubrieron- dijo Jaz finalmente
-¿Descubrieron qué?- confundida
-Que me gustaban las mujeres- dijo Jaz mirándola a los ojos
Flor hizo gestos con su mano, nerviosa -¿Y cómo reaccionaron?- preguntó
-Fatal. Me dejaron de hablar por años y me tuve que ir- dijo triste
-¿Y la chica? Porque supongo que había una chica ¿Cuál era su nombre?- dijo seria y un tanto celosa
-Elena. Se llamaba Elena- dijo Jaz
-¿Era muy bonita?- celosa
-No, Flor, prefiero no hablar de ella- dijo Jaz agobiada
-Está bien. Entiendo- dijo Flor bajándose de la mesada con cara muy seria. Sin duda Jaz aun sentía algo por aquella chica
Al notar su cara, la colorada supo que por su cabeza estaban pasando ideas erróneas de su relación con Elena, por lo que se acercó a ella envolviéndola con sus brazos.
El cuerpo de Flor quedó atrapado entre la mesada y el cuerpo de Jaz, la cual la miró directamente a los ojos –No siento nada por ella, ¿Entendiste?-
-¿Quién dijo algo?- dijo Flor haciéndose la boluda
-Lo noto en tus ojos. Sé cuando algo te preocupa- dijo Jaz mirándola
-Ah, ¿Sí? ¿Sabes lo que dicen mis ojos?- dijo Flor con una sonrisa
-Sí, de hecho sé exactamente lo que estás pensando ahora- dijo con una sonrisa de sabelotodo
-¿En qué?- dijo Flor respirando nerviosa
-En que te morís de ganas por besarme- dijo Jaz clavando su mirada en la boca de Flor, la cual solo la miraba expectante
Sin perder más tiempo Jaz se lanzó sobre los labios de la morocha, la cual le correspondió al instante. Fue un beso largo y necesitado, ambas lo deseaban con locura. Muy pronto la lengua de Flor se hizo paso para entrar en la boca de la colorada, la cual la apretó más a su cuerpo. De un solo movimiento Jaz subió a la morocha a la mesada, donde continuó el beso con más intensidad.
Por la mente de la morocha pasaban tantas cosas, tantos deseos y venía una y otra vez la imagen de Jaz completamente desnuda en el río. Lo que ella le provocaba no lo había sentido nunca con nadie.
El beso fue tomando temperatura y las manos de Flor comenzaron a explorar el cuerpo de Jaz, deseosa de ella, pero cuando más entregada estaba, las manos de la colorada la detuvieron.
Se separó como pudo de la morocha, la cual tenía toda la cara desarreglada por la excitación. Tras recuperar el aire y sin separarse ni un centímetro de la boca de Flor, Jaz comenzó a acariciar con ternura su rostro
-Aun no, ten paciencia. Quiero que sea algo especial ¿Confías en mí?- dijo con una dulce sonrisa
Flor le correspondió a la sonrisa y dejó un pequeño beso sobre sus labios – Claro que confío-
Se separaron a pesar de las ganas que tenían y entre besos y caricias prepararon el almuerzo.
Se sentaron cerca de la ventana a comer una deliciosa pasta que había preparado Jaz. Flor solo la miraba enamorada, puede que tuviera miedo, pero estaba segura de que eso era lo que quería hacer. Tras un buen rato entre risas y charlas, Flor se levantó para recoger los platos:
-Deja eso, sos mi invitada- le dijo Jaz tratando de detenerla, pero la morocha fue más rápida que ella y llegó a la mesada primero con los platos
-Déjame, quiero hacer todo hoy- le dijo Flor riendo
-Bueno, está bien- dijo la colorada volviendo a su asiento con una sonrisa de enamorada que se notaba a mil kilómetros de distancia
Flor comenzó a lavar la loza mientras la colorada solo la miraba hipnotizada, Flor notó su mirada y no pudo evitar sonreír –Es lo mínimo que puedo hacer. Vos ya me diste demasiado a mí- le dijo la morocha
-¿Qué cosa?- preguntó confundida
-Um, amor, cariño- le contestó Flor provocando una sonrisa en ella
-El amor no se cobra, el cariño tampoco- le dijo Jaz
Ambas se quedaron en silencio, mirándose hipnotizadas desde lejos, hasta que Jaz salió de ese estado –Ah, casi se me olvida. Busca el postre- dijo indicando un tazón lleno de frutillas
-Um, frutillas. Nunca las he probado- dijo la morocha acercándose a ella con el tazón
-¿En serio?- preguntó sorprendida
-Sí, nunca las he comido- dijo Flor sentándose a su lado
-Bueno, hoy va a ser tu primera vez- dijo Jaz con un tono seductor tomando una y acercándose más a la boca de la morocha
-¿Me las vas a dar a probar?- dijo Flor con el mismo tono
-Sí, ¿Querés?- dijo acercándose más
-Obvio-
Lentamente la colorada acercó la frutilla a la boca de la morocha, la cual dio un mordisco pero sin apartar la mirada de los ojos verdes de la chica. Jaz se quedó embobada viendo como la boca de Flor tomaba con mucha delicadeza aquella fruta, la cual le daba en esos momentos la mayor de las envidias.
-¿Está rica?- preguntó Jaz casi hipnotizada con el movimiento de la boca de Flor
-Muy rica- contestó la morocha
La mano de Jazmín se volvió a acercar a la boca de Flor, acercando su cuerpo más a ella y brindándole otro bocado
Flor volvió a morder aquella fruta, pero esta vez lo hizo lento y sensual, sabiendo el efecto que estaba causando en la colorada, la cual analizaba cada movimiento de sus finos labios. Tras sacar la fruta de la boca de Flor, Jazmín la miró con deseo y clavando su vista sobre los labios de la morocha mordió aquella fruta con deseo, como si mordiera esos los mismísimos labios de Florencia.
Masticó de forma sensual, mirando la boca de Flor como si fuera el más codiciado de sus deseos, mientras que Flor miraba la suya deseosa de morderla. Casi sin darse cuenta se fueron acercando una a la otra, hasta quedar tan cerca que sus narices se rosaban.
Ya era evidente, ninguna de las dos aguantaba más. Sabían lo que hacían y no estaban dispuestas a parar ahora. Flor se dejó llevar y rozó los labios de Jazmín con mucha delicadeza, como suplicándole aquel necesitado beso. Ante la cercanía de la morocha , la pelirroja dejó caer el pequeño trozo de frutilla que tenía en la mano y de una atacó aquellos finos labios.
Fue un beso perfecto, tan perfecto como el primero que se habían dado. Pero este era con hambre, necesidad de sentirse. Sus labios bailaban una danza simultánea y perfecta , ya se conocían lo suficiente como para dejarse llevar.
Casi inconscientemente las manos de Flor tomaron con fuerzas las mejillas de Jazmín, llevándola más a ella. La colorada se acercaba cada vez más, colocando lentamente su cuerpo sobre el de Flor, con miedo de fallar. Pero estos miedos se fueron al sentir la decidida mano de la morocha tomarla de la cabeza y acercarla más a ella, hasta el punto de quedarse acostada una arriba de la otra en aquel sofá.
Ahí continuaron los besos, a los cuales muy pronto se les unió la lengua y los mordiscos. Las manos de Flor bajaron hasta el borde de su blusa dispuesta a quitarla, pero la colorada la detuvo.
-Ven conmigo- dijo levantándose y extendiendo su mano con una sonrisa
Flor la siguió sin pensarlo, y juntas se dirigieron hasta la habitación principal. Una vez cerrada la puerta de la habitación, Flor se lanzó sobre Jaz, comenzando nuevamente con los besos. Dejándose llevar cayeron sobre la cama, donde la colorada era la que llevaba el dominio.
Sus fuertes muslos, rodeaban la cintura de Flor, la cual la miraba a la expectativa desde abajo. Jazmín sabía que si continuaba ahora, no podría parar, por lo que decidió asegurarse antes -¿Estás segura? ¿Esto es lo que quieres hacer?- nerviosa
Flor no lo pensó dos veces y con una sonrisa de enamorada contestó –Nunca he estado más segura de algo en mi vida-
Jazmín no pudo evitar sonreír ante esta confesión y se lanzó a los labios de Flor. Tras unos largos besos la mano de la colorada bajó hasta el borde de la blusa de Flor. Una vez con el extremo en la mano, la miró como pidiendo su permiso, el cual recibió de inmediato.
Sacó aquella blusa lentamente del cuerpo de Flor, dejándola observar aquellos pechos tan perfectos que tenía, y el body que la morocha tenía puesto. Sus ojos se abrieron sorprendida al ver este body, el cual no le podía quedar más sexy a la chica.
Flor se sonrojó avergonzada ante la mirada de sorpresa de la chica –Fue Miru que insistió, pero yo…- nerviosa y Jaz la calló con un beso
-Me encanta- dijo rozando sus labios
La morocha sonrió y continuó besando a la chica, pero esta vez sus labios bajaron a su cuello y sus manos comenzaron a desabotonar la blusa de Jaz.
La colorada la miraba enamorada y un poco emocionada, no creía lo que estaban a punto de hacer. Después de un segundo, la blusa ya estaba fuera, mostrando los grandes pechos de la pelirroja, la cual no tenía puesto sujetador.
Los ojos de Flor se abrieron hasta casi salirse nuevamente y su respiración comenzó a agitarse. No podía negar que la presencia de estos la ponían realmente nerviosa.
Al notar su nerviosismo, Jaz tomó su mano y con mucha delicadeza la llevó a su seno. Sostuvo su mano ahí junto con la de Flor por un rato, esperando a que la morocha se hiciera la idea de la presencia de esta. No había nada a que temerle.
Flor volvió a besar a la colorada, ahora sí que estaba decidida. Quería ser suya ese día
–Te amo- dijo la morocha muy cerca de los labios de la colorada
-Yo también- y se volvieron a besar entre una sonrisa
La mano de Flor salió de los pechos de la colorada, y comenzó a pasarla por sus labios, como trazando pequeñas líneas tratando de memorizar cada detalle de este momento. Jaz cerraba los ojos por la excitación que esta le provocaba y sin pensarlo dos veces bajó su mano hasta el jean de Flor, él cual zafó y bajó con destreza.
-Dios, sos hermosa- exclamó mirándola de arriba a abajo
-No, vos me haces hermosa- le dijo Flor y volvió a besarla
Jaz se levantó de la cama para quitarse sus jeans, los cuales lanzó lejos y volvió a colorarse sobre el cuerpo de una ya más que entregada Florencia.
-No sabes cuánto he esperado este momento- exclamó la colorada besando su cuello
-Yo también, mi amor- le respondió Flor besándola con deseo en aquellos carnosos labios
  La colorada recorrió con su mano el glorioso cuerpo de Flor y con delicadeza quitó aquel body, que por muy sexy que era, la idea de ver a Flor completamente desnuda la volvía loca.
Una vez así, ambas desnudas una sobre la otra la pasión afloró y aquel fuego que tenían escondido salió por cada parte de su cuerpo. Jaz dejó besos húmedos sobre el cuello de la morocha, la cual no paraba de gemir. Luego su boca bajó a sus pechos, dándole el mayor de los placeres a Flor, la cual sostenía su cabeza como indicándole que estaba en el lugar correcto. Los labios seductores de la colorada volvieron hacia arriba, justo en la oreja de Florencia donde casi en un suspiro le dijo –Flor, ¿Puedo hacerte el amor?-
Estas frases hicieron que cada parte del cuerpo de Flor se tensara y su centro comenzara a sentir cosas que nunca había sentido. No hizo falta contestar, pues con un beso lo dijo todo.
La mano de Jaz bajó hacia el centro de Flor, el cual estaba totalmente húmedo, lo que hizo sonreír a la colorada. La morocha besaba ahora sus pechos, a los cuales ya no temía, de hecho les encantaba. Se había hecho adicta a ellos.
  De esta forma hicieron el amor como dos seres llenos de pasión y deseo. Un deseo que las estaba matando desde hacía tiempo. Sus pieles parecían una sola, y sus labios no se despegaban ni un solo momento. En aquella casa no hubo objeto que no fuera testigo de aquel amor, de aquella pasión que salía por los poros de sus cuerpos.  No hubo centímetro del cuerpo de Flor que Jaz no besó, ni partes de Jaz que Flor no tocó. Ese día ambas se dieron cuenta de que se pertenecían una a la otra. Jazmín era de Flor, y Flor era de Jazmín. Ya nadie podía evitar eso.

Tú eres para mí (Flozmín)Where stories live. Discover now