Capítulo 28 "No hay prisa"

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  Tras dejar el sofá en el departamento de Jazmín, las chicas volvieron casi corriendo al hotel, debido a que la cocinare debía estar puntual a la hora de la cena.  Durante todo el trayecto de vuelta al hotel, Flor sujetaba la mano de Jaz, con fuerza y segura de lo que hacía, cosa que provocó que dentro del corazón de la colorada estallaran miles de fuegos artificiales.
Pero todo esto cambió, pues al llegar al hotel la morocha soltó su mano como si tuviera fuego y comenzó con sus tics habituales. Jazmín la miró confundida, no entendía su cambio tan brusco de actitud. Sin duda la morocha aún no había superado sus prejuicios y no estaba lista para afrentar nada.
La cara de Jazmín cambio por completo, no le gustaba sentirse en las sombras, no le gustaba andar escondiéndose, lo había hecho una vez y se había jurado nunca repetirlo. Pero el amor que sentía por Flor era mayor y la llevó a comprenderla, por lo cual no le dijo ni una sola palabra de cómo se sentía ante esta situación.
-Bueno, me voy a la cocina- dijo Jaz separándose de Flor
-Sí, te veo luego- dijo Flor dejando un pequeño beso en sus labios
Al ver esto Jaz la miró sorprendida, no se lo esperaba realmente. Flor al darse cuenta de lo que había hecho, se alejó nerviosa mirando a su alrededor, para asegurarse de que nadie la había visto.
-Ah, perdón, perdón- dijo la morocha con una risa nerviosa y se fue rápido de ahí
Jaz se quedó observándola como se iba con una tierna sonrisa en sus labios. Sabía que Flor sentía los mismos sentimientos que ella y que tarde o temprano las cosas tomarían su sitio.
  Ya era de noche cuando Flor entró a la cocina. Jaz terminaba de recoger todo para irse a casa, cuando sintió el toque de Flor sobre su hombro. Se volteó sorprendida quedando frente a frente a ella, muy cerca de sus labios.
-Hola- dijo Flor mirando su boca
Jaz hizo la misma acción –Hola- muriéndose de ganas por besarla
  Flor se le adelantó y cerró el espacio que había entre ellas. Ya era oficial, la morocha se había hecho adicta a la boca de Jazmín, a esos besos furtivos.  Tras un largo beso, se separaron.  La colorada trataba de recuperar el habla pero no podía, su corazón iba a mil.
-Estuve pensando…- dijo Flor sin alejarse de sus labios
-Ay, qué miedo cuando piensas- dijo Jaz en forma de broma
-No, para, para. Es algo bueno- dijo Flor alejándose un poco para explicarse mejor –Estuve pensando en que si…- comenzó a reírse nerviosa - ¿Si quieres venir a ver una película a mi cuarto?-
Al oír esto Jaz comenzó a reírse igual que ella. Ambas reían de lo nerviosa que estaban, pues sabían lo que podía conllevar esta petición.
-¿Podemos ir al cine si quieres?- dijo Jaz para aliviar la tensión
-No, no, no- dijo Flor rápidamente –No, al cine no- y la cara de Jaz se puso seria, cosa de que la morocha se percató –No lo digo por querer ocultarnos… es que me gusta ver las películas con mis amigas en el cuarto, solo eso-
-No conozco ni una amiga tuya, de hecho- dijo Jaz haciendo una mueca al oír esta excusa
-Sí, no tengo muchas- dijo Flor pensativa
-Yo soy tu amiga- dijo la colorada con una sonrisa
-¿Si?- sorprendida
-Sí ¿O no?- dijo esperando su respuesta
   Flor no sabía que responder. Es cierto de que eran amigas, pero después de lo sucedido no la veía de esa forma. A una amiga no la miraba como ella miraba a Jaz, ni se moría por comerle la boca en la mínima oportunidad. Sin duda Jazmín era muchísimo más que una amiga para ella, pero nerviosa contestó lo primero que se le vino a la mente –Sí, sí, somos amigas-
Jaz sonrió, sabía que no lo decía decidida –Bueno, dale, termino acá y voy-
-Bien- dijo Flor feliz mientras se mordía el labio
-¿Sabes alguna película? – preguntó
-Sí, tengo una que me recomendaron- dijo Flor feliz con una sonrisa amplia
-Bueno, dale, te veo. Es una cita-
-Sí, es una cita- dijo despidiéndose
Jaz la observó de arriba a abajo cuando se iba, viendo aquel cuerpo que la volvía loca. Sin duda Flor sacaba lo mejor de ella.
  La colorada se apresuró lo más que pudo. Se moría de ganas por ir con Flor. Cogiendo un montón de caramelos y de rositas de maíz fue hasta la Tita, donde Flor la esperaba impaciente.
-Qué bueno que viniste- dijo dejándola pasar
-¿Si?- sonriéndole
  No tardó ni un segundo y Flor puso la película. Ambas estaban muy nerviosas pues era la primera noche que dormirían juntas después de revelar sus sentimientos. Las dos estaban juntas una al lado de la otra. La peli era realmente mala por lo que ninguna de las dos le estaba prestando atención. Solo se dedicaban a hacerse miradas furtivas.
Ya cansadas de ver la peli, Flor decide apagarla y poner otra cosa, pero el mando estaba al otro lado de la cama. Para cogerlo tendría que pasar sobre Jaz. Tragó saliva y se dispuso a realizar la acción, quedando encima del cuerpo de la colorada por un segundo. Nerviosa trató de alcanzar el mando, pero en uno de esos intentos se resbaló a punto de caerse de la cama, a no ser por las fuertes y decididas manos de la colorada las cuales sujetaron su cintura. Al sentir el contacto tan cercano con la colorada Flor no pudo aguantar.
Sus miradas se cruzaron una muy cerca de la otra. Habían quedado de tal manera que los pechos de Flor chocaban con los de Jaz y sus bocas prácticamente se rozaban.
La pelirroja la miraba esperando. Por mucho que lo deseara no sería ella la que diera el paso, no quería meter la pata una vez más. La respiración de la morocha aumentó desesperadamente y sus ojos se clavaron sobre aquellos carnosos labios.
Sabía lo que quería pero no sabía si tenía el valor para hacerlo. Respiró profundo, se notaba su indecisión.
Al verla así Jaz se movió para salir de debajo de ella, pero los muslos de Flor se aferraron a ella, haciendo que fuera incapaz de realizar cualquier tipo de movimiento.
-Flor...- dijo Jaz en un suspiro pero no llegó a terminar la frase pues en menos de lo que se esperaba ya tenía los labios de la morocha sobre los suyos.
Flor la beso con ganas, con todas las ganas y deseos que había estado reteniendo durante todo ese tiempo.
Jaz no sabía cómo reaccionar, por lo que se dejó llevar por el momento. No estaba dispuesta a hacer algo que ella no quisiera. Sus manos bajaron casi inconscientes por el cuerpo de Flor hasta llegar al comienzo de su falda.
Al sentir sus manos, la morocha se pegó más a su cuerpo, quería sentirla, lo necesitaba. Se separó unos segundos y se quedó mirando los ojos de Jaz, los cuales ya no eran verdes sino que se habían vuelto oscuros de la pasión que sentía.
Jaz la miró expectante, no quería hablar. No quería romper este momento. Flor se mordió los labios, para luego volver a besar la boca de Jazmín.
  Los besos eran desesperados, llenos de pasión. Se besaban como si fuera lo último que harían. De pronto la lengua de Flor lamió el labio de Jazmín, como pidiendo permiso para entrar, permiso que se le fue otorgado inmediatamente. Sus lenguas comenzaron una danza llena de pasión y deseo, tal parecía que se conocían de toda una vida.
Dejándose llevar por los deseos, Flor tomó la blusa de Jaz y la quitó de un tirón, lanzándola lejos de allí. La colorada solo la miraba sorprendida no podía creer lo que estaba a punto de suceder.
Flor miró sorprendida el torso medio desnudo de Jazmín. Solo la cubrían sus finos sujetadores negros. Jaz la atrajo hacia ella y la continúo besando. Esta vez su boca bajó un poco más hasta llegar a su cuello donde comenzó a dejar besos húmedos que volvieron loca a la morocha.
Ya era claro, esa noche Flor sería por fin suya. Desesperada quitó la blusa de Flor, viendo por primera vez sus pechos. Nunca se imaginó sacando el sujetador de la morocha y dejándola toda a su merced.
Los enormes senos de Flor hicieron que la colorada perdiera la cabeza y sin pensarlo dos veces se lanzó a ellos. Estaba totalmente excitada como para tener miedo ahora. Cogió uno de sus senos y los comenzó a besar, morder y a lamer a su antojo, mientras  Flor gemía sobre ella.
Se separó por instante de Flor y se sentó frente a ella para besarla en la boca. Sus piernas se cruzaron entre sí, quedando más cerca una de la otra. La colorada se dio la vuelta sin decir una palabra, pero Flor lo entendió al instante. Siguiendo la sutil orden de la colorada, zafó su sujetador dejando en libertad sus pechos.
Al voltearse y quedar frente  ella, a la morocha casi le da algo. No podía creer lo que veía. Los perfectos pechos de Jazmín  la apuntaban directamente como llamándola. Eran realmente maravillosos, y sus pezones rosados se veían realmente apetitosos. Pero fue ahí que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Estaba a punto de acostarse con  Jazmín.
Al verse ahí semidesnuda delante de ella, los miedos comenzaron  a tomar el poder y desató sus tics. A pesar de esto Flor quiso continuar, pero a toda costa evitaba acercarse mucho al cuerpo de la colorada. No quería que sus miedos aumentaran. Temía de su piel, no quería pensar que estaba a punto de acostarse con  una mujer, pues sabía el cambio que eso representaría en su vida.
A pesar de querer disimular sus miedos, Jaz se dio cuenta y por muy excitada que estaba decidió detenerse.
-¿Qué pasa?- dijo Flor tratando de tomar su boca de nuevo
-Que no estás segura- dijo Jaz apartándose
-No, si estoy segura- dijo Flor pero sus tics la delataron
-Flor, yo no te voy a obligar a hacer algo que no quieres hacer- dijo Jaz angustiada
-No, no. Es que si quiero hacerlo. ¿Cómo no voy a querer? Me muero de ganas por estar con vos-
-Pero...- dijo Jaz. Sabía que había un pero.
-Pero tengo miedo. Me estoy muriendo de miedo- dijo angustiada
Jaz la miró comprensiva. Sabía que esto no iba a ser fácil para ninguna de las dos. Entendía perfectamente la posición de Flor, por lo que sabía que debía apoyarla.
Se levantó de la cama para tomar su sujetador  y ponérselo.
-No, no, no te vistas. Yo quiero hacerlo...- dijo Flor insistiendo. Sabía que no sería capaz pero aún así no quería dejar a Jaz en ese estado.
La colorada la miro con una sonrisa -Flor, ambas sabemos que aún no estás lista- y se terminó de vestir
Flor bajo la cabeza avergonzada. Estaban a punto de hacerlo y sus miedos habían arruinado todo.-Lo siento- dijo mientras se terminaba de vestir
-Ey, no lo sientas. Yo te voy a esperar toda la vida si es necesario. Te amo y por eso te entiendo. Tranquila, no hay prisa- dijo dejando un beso casto en sus labios
Jaz se alejó de la cama, acercándose a la puerta. Pensó después de lo sucedido era mejor dejara la sola.
-No, no te vayas- dijo Flor sujetándola
-¿Quieres que me quede?- preguntó sorprendida.
-Sí, quiero que te quedes a dormir a mi lado. Claro, ¿Si vos quieres?-
-Me encantaría- dijo la colorada con una sonrisa volviendo a su lado de la cama
Flor volvió a poner la película y se acostó en los muslos de la pelirroja, la cual comenzó a acariciar su cabeza y a jugar con sus rizos. Pasaron un buen rato ahí, juntas, disfrutando de su compañía.
Al ver que se iba a quedar dormida, Flor la mira y le pide algo -Por favor, no te vayas-
-¿A dónde me voy a ir?- confundida
-No lo sé. No te vayas, ya no tengo porque esconderte. Quiero amanecer a tu lado- dijo mirándola a los ojos
Al oír esto Jaz no pudo evitar sonreír. Amaba cada gesto de Flor y cada palabra suya hacía palpitar su corazón a mil.
-No me voy  ir a ninguna parte- dijo segura. ¿En qué otro lugar quisiera estar?
-Te quiero- le dijo Flor
-Yo también- le contestó
Tras esto los ojos de la morocha se fueron cerrando lentamente y se fue quedando dormida sobre los muslos de Jazmín, la cual  la miraba totalmente enamorada.

Tú eres para mí (Flozmín)Where stories live. Discover now