Capítulo 33 "De vuelta a la realidad"

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Finalmente amaneció en aquella casa del Tigre, los rayos de sol despertaron a la colorada, la cual aun estaba abrazada al cuerpo desnudo de Flor. Sonrió al ver que nada de lo que había pasado esa noche lo había soñado. Era real, Florencia por fin era suya como tantas veces había deseado.
Se quedó un rato en silencio, observando el cuerpo de la morocha. No podía creer lo hermosa que se veía durmiendo, tal parecía un ángel caído del cielo. Con mucho cuidado comenzó a acariciar su cara, con temor a despertarla, pero aquella chica solo sonreía aun dormida ante sus caricias.
  Eran casi las ocho de la mañana y muy pronto tendrían que irse, tanto Flor como ella debían volver al hotel antes del mediodía. Se levantó con mucho cuidado y en silencio, y tras vestirse fue a preparar el desayuno.
  Minutos más tardes los ojos color café de la morocha se abrieron. Miró hacia todos lados recordando donde estaba. Se volvió a lanzar sobre las almohadas, pensativa. Ella sabía el cambio que representaba lo sucedido en su vida, pero a estas alturas no le importaba, solo le importaba estar cerca de aquella colorada que le removía el piso. Miró al techo y se mordió su labio inferior mientras recordaba cada escena de la pasada noche. Recordó cada beso, cada caricia, cada te amo. Nunca pensó que podía llegar a desear a alguien tanto como ella deseaba a Jazmín. Sin duda la colorada le había cambiado la vida para siempre.
  Tras unos segundos se levantó y se vistió, para luego dirigirse a la cocina, donde sabía que debía encontrarse Jaz. Tal y como pensaba allí estaba ella, tan hermosa como siempre, con ese pelo naranja suelto que le llegaba hasta casi la cintura y llevaba una camisa larga acompañada por unos cortos shorts, los cuales la hacían verse realmente sexy.
Flor se acercó sigilosa, hasta envolver sus manos en la cintura de la pelirroja, la cual sonrió inmediatamente
-Veo que alguien se ha despertado- dijo al sentir su agarre
-Buenos días- dijo Flor dejando un tierno beso en su cuello
Jaz se volteó con una sonrisa –Buenos días, linda- tomando la cara de Flor entre sus manos y besando con mucha ternura su boca
-¿Cómo lo haces?- preguntó de repente la morocha con una sonrisa coqueta
-¿El qué?-
-Para estar más linda cada día- dijo Flor haciendo sonrojar a la colorada, la cual volvió a besar sus labios
-¡Dios, amo el sabor de tu boca!- dijo Jaz saboreando aquel beso
-Yo amo todo de ti- dijo Flor aferrándose más al cuerpo la pelirroja
Jaz se le quedó mirando por un segundo embobada, lo cual hizo que Flor riera -¿Qué pasa?-
-Nada, que solo quería comprobar que no estaba soñando- dijo Jaz acariciando su cabello
-No, no lo estás. Yo estoy acá, contigo- dijo Flor tomando su mano y colocándola sobre su cintura
Jaz la besó mientras sonreía. No había nada más bello que besarla mientras tenía esa dulce y bella sonrisa en su cara. Tras un largo beso, la colorada se separó, recordando la hora
-Será mejor que vayamos desayunando si no queremos llegar tarde- dijo separándose un poco
-No, no quiero irme de aquí. Quiero quedarme en esta casa para siempre- dijo abrazándola de nuevo
Jaz sonrió ante su ternura –Amor, yo también daría mi vida por quedarme acá con vos, pero sabes que no podemos. Yo debo trabajar y a vos tus hermanas ya te deben estar buscando como locas- le explicó Jaz, mostrando una vez más ser la más madura de las dos
Flor frunció el ceño y hizo una mueca con su boca mostrando su inconformidad –Bien, tenés razón-
-¿Ves?- dijo Jaz con cara de sabelotodo y se volvió a voltear para servir el desayuno –Ahora desayunamos y nos vamos-
De pronto las manos de Flor voltearon nuevamente a la colorada, colocándola muy cerca de su boca –¿Quién dijo que tenemos que desayunar?- dijo con una voz coqueta, rozando los labios de Jazmín
La colorada soltó un gemido ante la cercanía de la morocha, y gimió aun más fuerte al sentir su rodilla rozar su centro. Sin duda entre los planes de Flor no estaba desayunar, al menos no la comida
-Flor…- con la respiración entre cortada- Ahh- al hacer esta más presión –Debemos desayunar-
-Sí, lo sé. Pero se me ocurre un mejor manjar que esos panqueques- dijo Flor besándola en la boca y dándole paso a su lengua.
Muy pronto los besos se hicieron más salvajes, y poco a poco Flor fue arrastrando el cuerpo de la colorada hasta el sofá donde se tendió sobre ella y hicieron el amor una vez más. Tenían poco tiempo y debían aprovecharlo al máximo.
Llegó el mediodía y las chicas llegaron al hotel tomadas de las manos. En sus caras se reflejaba la más pura felicidad
-Ah, no puedo creer lo feliz que soy- dijo Flor entrelazando sus dedos con los de Jaz y mirándola directamente a esos verdes ojos
-¿Y yo? Yo creo que voy a morir en cualquier momento de felicidad- dijo Jaz acercándose para dejar un tierno beso en sus labios
En ese momento las puertas del hotel se abrieron, mostrando a Mariano, él cual se les acercó feliz de verlas juntas
-Viva por esa hermosa pareja- dijo con una sonrisa de oreja a oreja
Flor abrió los ojos ante este comentario y comenzó a golpearse el pecho debido a sus tics. Al verla así, Jaz sostuvo su mano, pero ella la alejó como si tuviera una enfermedad o algo, lo cual hizo que la felicidad de la colorada desapareciera por completo
-¡¿Pareja?! ¡¿Qué pareja?! ¡¿Qué decís?! ¡TIJERETAS LOCAS!- golpeándose
Mariano se quedó sin saber que decir –Lo siento, Flor, no quería…-
-¡No me importa! ¡No somos parejas! ¡No te hagas ideas equivocadas!- dijo Flor realmente
Jazmín observaba la escena totalmente en shock, mientras sentía que su corazón se partía en mil pedazos ante las palabras de la morocha. La colorada tragaba en seco, tratando de no llorar, mientras que Flor seguía diciendo barbaridades.
Mariano se fue confundido, dejándolas solas. Jaz se quedó mirándola cómo tratando de entender su reacción, pero antes de que pudiera hablar Flor le dio la espalda dirigiéndose al hotel. Al ver que huía, esta la detuvo, sosteniendo con fuerza su brazo y haciéndola volver en sus pasos.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué te pusiste así? ¿Por qué le dijiste esa mentira?- enojada
-Yo no… Mira, ya está. Volvimos a la realidad. Acá solamente somos amigas, no creemos falsas expectativas- dijo Flor dándose la vuelta y cortándole el rostro a Jaz, la cual se quedó helada
Sin duda habían vuelto a la realidad. Una realidad en la que ella no era parte de la vida de la morocha.
  Florencia corrió sin querer hablar con nadie hasta llegar a su habitación, donde se encerró y comenzó a llorar desconsolada. ¿Por qué había hecho eso? ¿Cómo pudo ser tan imbécil con ella? Se tiró en la cama donde se abrazó a las almohadas.
Sus sollozos tenían el nombre de Jaz. No podía creer lo imbécil que había sido, pero sus miedos aun eran más fuertes que su amor. No estaba dispuesta a que la gente descubrieran su secreto.

Tú eres para mí (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora