Capítulo 14 | Paranoica

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Ya no me daba miedo en lo absoluto las falsas amenazas de Casey, si había salido y me tenía rato advirtiendo todo lo que quería hacer ¿No es que una persona como él ya lo haría sin decir algo antes? Me daba igual, definitivamente demostrarle miedo era a lo que él estaba acostumbrado y yo no iba hacer el papel de estúpida haciéndole creer que era una niña al completo.

Por eso, durante la noche dormí y con la ventana cerrada. No le daría el gusto de hacerle saber que yo obedecería cada orden que él diera como si fuera alguno de sus hombres. El gran Casey Cox tiene que saber que yo no sigo reglas.

-Buenos días. -Es lo primero que digo al entrar al comedor y veo a Charlie sumido en su cabeza mirando al centro de la mesa con los dedos en su barbilla. - ¿Charlie?

Despierta dándome su atención, tiene unas enormes bolsas debajo de sus ojos y me mira un poco interrogativo. Después de un rato se acomoda en la silla.

-Hola, Levae. ¿Cómo amaneces?

Arrugo el ceño.

-Supongo que bien. -Contesto sentándome a su lado. - ¿Qué pasa con Antonelle?

Cuando me mira de nuevo me siento mal como lo pregunté, me remuevo incómoda en la silla y le doy mi atención.

-Solo se ha sentido un poco mal, anoche... Ella no se cuida bien y ese es el problema. -Explica pasándose los dedos por la cien.

- ¿Está enferma?

Charlie me mira unos segundos antes de acomodarse apoyado en la mesa.

-Prefiero que no lo hablemos hoy, Levae. Estoy cansado y necesito desayunar para poder hacer unas cosas fuera.

Justamente en ese momento llega Mus con una bandeja de comida, le sirve a él unos huevos revueltos y deja delante de mí una taza de cereales. Le sonrío a Mus agradeciéndole y esta solo asiente un poco incómoda.

-Lamento que tus amigos se hayan ido así anoche, puedes hacer algo hoy si quieres. -Vuelve hablar Charlie limpiándose la boca luego de llevarse un bocado de comida.

-Está bien, supongo que todo estaba por acabarse antes de que llegaran. -Me encojo de hombros. -Pero tal vez haga algo hoy, así que para que lo sepas.

Asiente; -No te preocupes, por cierto, no es que te tenga que dar permisos ni nada pero puedes ir.

Arrugo el ceño tragándome los cereales.

- ¿A dónde puedo ir?

-La madre de Alexander habló conmigo, es una buena socia a pesar de que ese niño no me cae bien puedes ir al viaje con ellos. Sé que no te agrada mucho estar en esta casa pero salir va ayudarte, lo necesitas, y debido a como está todo cancelé los planes a las playas que había decidido llevarte.

La segunda cucharada al dejo en medio del camino sin metérmela a la boca, veo con fijeza a Charlie un poco fuera de sí. ¿Es que acaso Alexander puso hablar a su madre para sacarme de aquí? ¿A qué demonios estaba jugando?

-Oh. -Es todo lo que digo, porque francamente no tengo nada más que decir si todo estaba ahorrándomelo para Alexander.

- ¿No tengo que decirte que debes tener cuidado, cierto?

Lo miro; -Oh dios, no. Estoy bien, gracias.

Se ríe, por lo que su cara toma un poquito de vida y me hace sonreír verlo un poco mejor.

-Charlie. -Le llamo.

Me alza la cara sin responder.

-Por favor, sea lo que sea puedes confiar en mí. Sé que Antonelle y yo no tenemos las mejores de las relaciones pero sigue siendo mi abuela, no quiero más mentiras en mi vida ¿De acuerdo?

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