Capítulo 51 | Dócil

177 17 11
                                    


Me removí sintiendo cada parte de mi cuerpo doler, estaba congelándome y cuando intenté aferrarme más a las sabanas gemí al sentir que mi brazo se tensaba de dolor. Tenía una escayola alrededor de mi brazo izquierdo que dolía como el infierno, hice mueca y estiré la mano hasta la mesilla donde estaban los medicamentos y agua para refrescarme pero al hacerlo se vuelve un desastre total en el suelo causando un ruido que me hace palpitar la cabeza.

Las imágenes del día anterior vinieron a mí cabeza disparadas, el coche, las balas, Casey al teléfono y Sam... Oh Sam.

Cierro los ojos con fuerza maldiciendo no poder levantarme para ir con ella, mi corazón se apretó solamente imaginar que le había pasado algo. Mi corazón se apretó al recordar mi discusión con Casey y no haberme quedado en casa.

Me tiembla la boca al sentir como el mundo se me viene encima con todo esto que estaba pasando, alzo la cabeza cuando la puerta suena y entra Melanie viendo si estaba despierta.

—Lev. —Dice acercándose y limpiando lo que había echado al suelo. —¿Como te sientes?

Miro el techo tragandome las lágrimas.

—Esa es la peor pregunta. —Susurro más para mí que para ella pero estaba segura que escuchó.

—Es cierto. —Sonríe cariñosamente. —El doctor dijo que dolería.

Decido quedarme callada para evitar romperme delante de ella, por alguna extraña razón tenía el corazón roto y no sabía con sentirme al respecto. Creo que ver en estos momentos a Casey colmaría todo.

—Se ha puesto como loco estos dos días. —Dice, y sé a quien se refiere.

—¿Dos días? —Pregunto en un susurro sin mirarla.

—Ordenó que te trajeran y a Sam... —Comentó sentándose a mi lado. —Ayer apenas la trasladaron a un hospital sus padres, y Casey solo... Trabaja de día y no duerme sentándose aquí a tu lado viéndote.

Ladeo mi cabeza hacia el otro lado reprimiendo mis sollozos, no sabía exactamente porque tenía ganas de llorar; Si por el dolor muscular que tenía o por el echo de que desearía que fuese diferente.

—Pensé que no, pero es mucho para mí, Melanie.

Se queda en silencio y entonces la miro, y su boca no sabía que articular. Sé que no esperaba esas palabras de mi parte, pero están lastimada y en el acto lastimaba mi alrededor y esas eran las consecuencias de esta vida.

—Estas casada con él, pense que estabas enamorada...

—Dios, lo estoy. —Digo ahogada. —Solo estoy deseando que fuese sido diferente, mira lo que le hice a Sam.

Melanie toma mi mano.

—No dejes que el dolor de cabeza te confunda. —Gruñe. —Quieras o no esto iba a pasar, así no te fueses casado con Casey. Tienes que recordar de quien eres hija. Y reconocer que con Casey es mucho más sencillo serlo.

Mis labios tiemblan y miro de nuevo el techo, por supuesto que ella tenía razón. Jennifer iba a querer acabar conmigo de una manera u otra, y que con Casey toda esta protección me ha mantenido firme y me ha ayudado muchísimo a que ella no me arrebato todo lo que tengo.

—Lo siento, yo solo... En serio estoy asustada.

—Deberías estarlo. —Asegura. —Porque el que tiene miedo es porque le preocupa su alrededor.

Y lo hacía, me hacia constantemente la fuerte pero siempre nos vamos a dar cuenta de que tan débiles somos al saber lo que nos importa está en peligro y que somos capaces de cualquier cosa por eso.

Preventive Where stories live. Discover now