Capítulo 25 | Actos

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Desperté en una cama que no era la mía.

Probablemente lo hubiera recordado de una vez si no hubiera bebido tanto anoche, porque sí, hice el papel de la débil y luego de salir del hospital me fui a beber. No sabía que más hacer, pero no quería ir a esa casa a lidiar con todo lo que hay ahora, Antonelle hizo bien en explicarse y creo que se siente mejor ahora que ella me lo dijo todo.

Por una parte me sentía culpable por no haberla dejado explicarse antes, aunque tampoco es que ella haya buscado la manera. Pero aclaro dudas y buscó perdones, me alegra enterarme antes de que ella... Bueno como ella lo dijo; Iba a irse sin decirme nada.

Casey era el otro lado, no sabía cuál era su parte mala hasta que lo enfrenté y las espuelas salieron a relucir. No podía creer que alguien como él me haya gustado, es más, no podía creer que yo fuera tan ilusa y no haya visto su verdadero rostro.

Está dormida, vino anoche totalmente mal y yo la acogí. No podía dejarla en la calle.

Levanto las orejas para escuchar bien que decía Ash fuera.

¿Esa muchacha te gusta? —Pregunta la voz de una mujer.

Arrugo el ceño, ¿Será su madre?

Hubo un silencio por alrededor de unos minutos pero no los suficientes para pensar que él cayó por otorgar.

Ella me está ayudando a mí, entonces yo hago lo mismo ¿De acuerdo?

Me acomodo mejor en la cama con la vista en la puerta.

Hay Ashbec, si no te conociera bien no fuera tu madre.

¡Bingo!

Mamá ya déjalo y dame ese desayuno, tengo que llevarla a su casa y volveré para que resolvamos lo de california.

Trato de no sonreír respecto a su elección de palabras y me quedo con la vista fija en la puerta, sus pasos se escuchan subiendo las escaleras y por todo el pasillo. Su cara se asoma asegurándose que estaba despierta y su cara refleja sorpresa al verme mirándole fijo, me siento automáticamente en la cama y él pasa cerrando la puerta.

— ¿Resaca? —Pregunta dejando la bandeja encima de la mesa de noche.

Niego.

—Toma esto de todas formas. —Me acerca unas pastillas y jugo de naranja.

Lo tomo sin chistar y cuando miro la bandeja mi estómago se abre de inmediato.

Ash sonríe volcando los ojos y pone la bandeja frente a mí justo en la cama.

Tomo un bocado de huevo con tocineta y gimo en aprobación, Ash se cruza de brazos y no deja de observarme divertido.

— ¿Estabas escuchando, cierto?

Mastico la segunda cucharada y lo miro.

— ¿Ashbec? —Pregunto en respuesta.

Vuelca los ojos de nuevo divertido.

—Mamá tiene un raro fetiche por los nombres nada comunes, lo que para mí es raro. Mi hermano se llama Abec.

Pongo una mano en mi boca reprimiendo una risa.

—Lo sé, mi madre es demasiado mala. —Niega suavemente divertido como si recordara algo.

Sigo comiendo pero no aparto la mirada de él, me pregunto porque siempre coincidimos tanto. Sé que nos une mucho el pasado de mi padre pero por alguna razón hay algo más que nos mantiene juntos siempre en cada momento.

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