Capítulo 41 | Control

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Los hermanos A se habían encargado de limpiar el desastre que había hecho en el baño del bar, no mencionaron de quiénes lo vieron o quién se percató de ello. Solo sé que estuve en presencia cuando Casey los reprendió por sacarme de casa y de por sí beber conmigo cosa que todos tienen prohibidos mientras estén trabajando. Es verdad que me puse en peligro esa noche y más cuando los obligue a beber conmigo sabiendo que podían atacarnos pero como dije anteriormente no me había tomado tan en serio el precio de no cabeza ni siquiera cuando me atacaron en el apartamento en New York, soy una estúpida por creer que Casey me salvaría el cuello siempre. Pero era a mi que no me gustaba depender de mi esposo, y eso sí que era malo.

Mi único miedo ahora es morir, no tener que enfrentar a nadie ni nada por el estilo porque le dejé muy claro a mis sentidos que estaba dispuesta hacer cualquier cosa para no morir y si eso dependía de matar a todo el que se me atravesara entonces lo haría.

Le repetí un millón de veces recordándole que nunca tuvo que dejarme sola, que fue inmaduro lo que hice pero si no lo hacían afuera lo harían adentro y que tanto él como yo tenía que entender que no era un juego el precio de mi cabeza. O que me enseñaba como hacerlo o a la próxima seria alguien mejor que ese sujeto y me mataría de insofacto.

Entonces estuvimos los próximos quince días en la habitación entrenando, al menos enseñándome a utilizar bien una navaja y a perfeccionar mis disparos. Es cierto que es algo complicado pero enfocándome en ello ya sé maneja mejor la navaja que en la cocina, y el arma ya no caería de mis manos una vez tenga al objetivo delante de mí.

Volviendo a la dura realidad de mi vida, a la vida de casada y a los problemas entre parejas que debía hacer frente aparte de tener un arma en mi cinturón. Casey y yo no nos hemos tocado desde mi cumpleaños, ya van casi veinte días y es verdad que ambos estábamos distantes, yo por su maldita actitud arrogante y el montón de secretos que tenía en sus bolsillos y él por el simple hecho de que es un jodido orgulloso y que va a preferir darme el espacio antes de dar el paso él, y joder, eso duele.

Suspiro apretando el gatillo una y otra vez con los pensamientos vivos, al menos siete balas salen del peine y tres de ellas logran dar en un mismo punto. Casey asignó a los hermanos A como mis profesores para su castigo, ellos me han dado más tips que Casey que me han ayudado bastante y he mejorado en dos semanas cosa que ya me tiene aliviada.

—Toma. —Me estira Aaron su mano.

Yo me paso una mano por mi coleta y dejo el arma a un lado.

Estiro mi manos a su tacto y deja caer en mi palma el collar.

—Había mucha tensión y no quise solo dártelo. —Me dice cuando lo tengo.

—Gracias. —Apenas le sonrío. —Quiero decir, por todo...

—Es mi trabajo, además, no era difícil deducir que alguien estaría detrás de tu trasero.

Me río negando suavemente.

—¿Alguien del bar se dio cuenta?

—Duk. —Asiente. —Dejo que hiciéramos un trabajo limpio, dijo que suele pasar, pero que después se arreglarían ya que estaría ansioso por la llamada de los cox.

Vuelco los ojos, ese sujeto tiene mucho ego como lo tiene Casey. Espero que se logren llevar bien si van a trabajar juntos.

—¿Me lo pones? —Se lo estiro volviéndome a darle la espalda.

Aaron me pone el collar y me da unas palmadas en los hombros sacandome una pequeña sonrisa.

—Levae.

El hermano A y yo nos volvemos a la voz de Casey desde la puerta, su semblante estaba serio como en los últimos días y nos analizaba a ambos.

—Te necesito lista en veinte minutos.

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