—¿Ganchillo?—pregunta, de pie frente a mí.
Elevo la cabeza para verle.
Asiento.
—Mi madre también lo hacía—me cuenta.
Oh.
—La mía también—digo.
—¿Ya no lo hace?
—No sé si en el cielo hay lana—digo con media sonrisa.
—No entiendo, ¿Tu madre no es Vera?
Niego rápidamente. Lo que me recuerda que si ella llega y lo encuentra aquí conmigo me va a matar.
—Uh, no sabía.
—Tengo que entrar—me levanto.
Qué alto es.
—¿Por qué siempre huyes de mí?—la pregunta de Nadir me pilla desprevenida.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de un hombre casado
Short StoryMi madrastra tiene razón, soy una mala persona, una pecadora. Pero Dios, ¿Cómo hago para evitarlo?