Enamorada de un hombre casado

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Tayra se queda dormida en el sofá, así que apago la tele y la llevo en brazos hasta su cuarto.

Qué linda es.

—Buenas tardes—es la voz de Nadir, está recostado en la puerta del cuarto de la niña.

—Uh, ya llegaste—me levanto—buenas tardes. Me marcho ya.

—Espera, ¿Por qué tanta prisa?—frunce el ceño.

—Tengo que estudiar.

—Quédate un rato más, por favor.