145#

4.2K 74 9
                                    

—¿Entonces dices que prefieres los gatos?—le pregunto de nuevo.

—Sí.

—¿Por qué?

—Me encantan, me encanta que parezcan tan duros e independientes cuando en el fondo son tan tiernos...

Aquí el tierno eres tú.

—¿Y por qué no adoptas uno?

—A Nina no le gustan los animales.

—Uh...

—¿A ti te gustan?

—Me encantan los animales Nadir, adoptaría a todos los que existen en la Tierra pero bueno, no hay espacio y a Vera no le gustan—me río.

—Algún día—me sonríe.

Continuamos caminando, sin prisas, no quiero llegar nunca.

—¿Sabes? Mi graduación será dentro de dos días—le cuento. Con Nadir tengo una confianza y libertad de hablar que no tengo con nadie más, siento que con él puedo hablar de todo, contarle todo.

—¿De verdad? ¿Y ahora es cuando me invitas?

—Uh...no te estaba invitando...

—Iré, gracias por la invitación.

Sonrío.

—¿Ya sabes qué te pondrás?—me pregunta.

Cada vez estamos más cerca de casa.

—Uh...bueno, sí, o sea, cualquier cosa.

—¿Cómo que cualquier cosa? Es tu graduación, todas las adolescentes se ponen vestidos preciosos en esa ocasión.

No digo nada.

—¿Hay algo que no me estás contando?—pregunta al notar mi expresión.

No me gusta mentirle.

—Sí.

—¿Qué pasa, Lara?

—Me compré un hermoso vestido hace unos días, de hecho me gasté todos mis ahorros en él, pero...—suspiro—pero Vera lo rompió por completo.

Él eleva las cejas—¿Qué? ¿Por qué? No me digas que ha vuelto a pegarte, esta vez sí que...

—No, no—me paro frente a él—no me ha hecho daño, solo ha roto el vestido. No es nada...

—¿Mañana estarás libre?—cambia de tema de repente.

—¿Uh?

—A las 16h, ¿qué harás?

—Mmm bueno, nada..—respondo, aún sin saber por dónde van los tiros.

—Mañana elegirás un vestido, el que quieras, yo lo pagaré—informa, serio.

—¿Qué? No, ni hablar—no, no, no, no voy a permitir que me pague nada.

—¿Prefieres que le obligue a tu madrastra a coserte el vestido con la boca?

Me río.

—Se me ha venido la imagen a la mente—vuelvo a reírme.

Mi risa consigue hacerle sonreír.

—Está bien, mañana a las 16, jefe—le doy un beso en la mejilla, y como ya casi hemos llegado, le estiro el bolso de la compra y en lo que queda de camino voy corriendo sin mirar atrás.

Lo amo tanto...

Enamorada de un hombre casadoWhere stories live. Discover now