Enamorada de un hombre casado

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Me aparto rápidamente sin darle tiempo a decir nada. Pero pronto suena el timbre de la casa y bajo rápidamente antes de que mi madrastra se despierte.

—Hola—Es él.

—Ho-o-la—me muero de la vergüenza.

—¿Por qué te escondiste?

Mis mejillas se ponen súper rojas—me caí.

Nadir se ríe. Es la primera vez que lo veo reírse así, y por causa mía.

—Eres adorable cuando te sonrojas.

Me sonrojo aún más.

—Buenas noches—cierro la puerta sin darle la oportunidad de despedirse.