Enamorada de un hombre casado

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Voy al salón, donde se encuentra mi madrastra viendo una telenovela.

Tengo miedo de acercarme, tengo miedo de preguntarla y que me golpee.

Pero tengo que hacerlo, quiero que me lo devuelva. Es mío.

—Vera...—capto su atención.

—¿Qué? ¿Qué quieres?—me responde de mala manera.

—Que me devuelvas lo que es mío—ella me mira, con el ceño fruncido—por favor.

—¿De qué coño hablas?

—De mi diario, no lo encuentro por ningún lado. Por favor, lo necesito.

—¿Eres estúpida o qué te pasa? ¿Qué hago yo con tu diario?—me pregunta molesta.

—¿Entonces dónde está?—pregunto.

—Yo qué sé, joder. ¡Vete a prepararme algo de comer, niña malcriada!

Necesito mi diario, por favor, Vera, lo necesito. No sé lo que pretendes hacer con él, pero sea lo que sea, no lo hagas.