Enamorada de un hombre casado

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¿Qué hago? ¿Callarme y decirle que era una broma?

¿Ya para qué?

Ya comencé, es mi única oportunidad. Nadir tiene razón, nunca expreso lo que siento, me callo todo, me callo los golpes que me da Vera, el maltrato de Daniel, lo que pasó con Nina y mi amor por él.

Ya basta.

—¿Qué acabas de decir?—Nadir no se lo cree.

—Lo que escuchaste, querías que hablara, pues ahora es lo que haré—hago un sonido en la garganta—Me gustas mucho, muchísimo, desde que te vi llegar hace un año con tus maletas y con tu mujer—no dejo de mirarlo a los ojos, esos ojos que me vuelven loca—pasaban los días y yo cada vez quería saber más de ti, pero no me atrevía a hablarte, entonces opté por averiguar por mi cuenta. Llegabas del trabajo y yo estaba ahí en la ventana, siempre viéndote, me aprendí tu horario. Una vez escuché a Nina llamarte, y entonces supe cuál era tu nombre, eso era justo lo que necesitaba para meterme en Facebook y buscar entre miles y millones de "Nadir". Hasta que vi tu foto de perfil. Babeaba a través de mi computadora por ti. Miré todas tus fotos, leí las cosas que escribías, entonces te fui conociendo, me aprendí tus gustos, lo que te molesta. Lo que más odias en el mundo es la mentira—pauso, siendo consciente de que lo mentí. Se lo diré después de esta conversación.—y también vi que eras feliz con Nina, supe que nunca serías para mí, nunca.