Llega la hora y me pongo un vestido de color verde, que me llega por debajo de las rodillas, con unos botines. Me dejo el cabello suelto y pongo algo de pintalabios, aunque casi nunca lo uso.
Mi madrastra me está esperando en el salón para que vayamos juntas.
Cuando me ve, sus labios se curvan en forma de una sonrisa—Qué descarada eres, Lara, ¿quieres ir a coquetear con el imbécil de Nadir en la casa donde vive con su mujer, la cual te recuerdo que está embarazada?
Yo no digo nada.
—Vamos—me estira y salimos de la casa.
ВЫ ЧИТАЕТЕ
Enamorada de un hombre casado
Короткий рассказMi madrastra tiene razón, soy una mala persona, una pecadora. Pero Dios, ¿Cómo hago para evitarlo?
