—¿Le has dicho que no a Daniel?—es lo primero que dice mi madrastra al entrar a mi cuarto.
Se ha chivado.
Asiento, con miedo, siempre con miedo.
—¿Quién te crees tú para decirle que no? Lo raro es que se haya fijado en una cualquiera como tú. ¡Mala, pecadora!
Más golpes, más moretones que cubrir con maquillaje.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de un hombre casado
Short StoryMi madrastra tiene razón, soy una mala persona, una pecadora. Pero Dios, ¿Cómo hago para evitarlo?