Después del examen de Matemáticas, regreso a casa contenta. Ha valido la pena madrugar todos estos días. Se acabó, ahora solo queda esperar los resultados.
—¿Vera?—grito el nombre de mi madrastra, quiero contarle lo bien que me han ido los exámenes.
No contesta, no está.
Voy a la nevera, cojo zumo de piña y subo a mi cuarto. Cojo mi diario, hace mucho que no escribo en él, pero al abrirlo me pasa lo que me ha estado pasando todos estos días.
Recuerdo que ya nada de lo que está ahí es un secreto. Así que no me animo.
Lo meto en el cajón de nuevo.
Abro mi computadora y veo que me ha llegado un nuevo correo.
El asunto me llama la atención, lo abro enseguida y cuando lo leo...
No.
No.
¡¡¡¡¡Síííí!!!!!
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Enamorada de un hombre casado
Short StoryMi madrastra tiene razón, soy una mala persona, una pecadora. Pero Dios, ¿Cómo hago para evitarlo?