Enamorada de un hombre casado

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Nadir me trata la herida del labio.

Está muy cerca de mí.

Sus ojos me hipnotizan.

—¿Cuándo perdiste a tus padres?

Su pregunta me sorprende, no me la esperaba, pero le cuento todo.

—Entonces te quedaste a cargo de Vera.

—Sí.

—Y desde entonces te maltrata.

—Sí.

—¿Ella te obligó a hacerte de novia de Daniel?

Asiento.

—Perdón por no haberme dado cuenta antes—se me queda mirando fijamente.

—Gracias por haberte dado cuenta ahora—le digo.

Sigo sintiendo el efecto de las drogas que he consumido, siento como si todo en mi cabeza estuviera dando vueltas.

—Nadir...

—Dime.

No le digo nada, solo me acerco lentamente y le planto un beso en los labios.