Día 3, semana 1.

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     El día anterior, Seokjin sólo había logrado decirme que tenía veintinueve —y le quedan bien, por cierto—, ya que el horario de visitas era muy corto a mi parecer. Así que, seguía teniendo demasiadas dudas cuando él se fue y que quería resolver.

     —Sé que tienes cientos de preguntas, pero iremos con calma ¿de acuerdo? —me advirtió una vez se sentó junto a mi camilla. Asentí avergonzado, al parecer mi excitación era palpable—. El médico me dijo que te ayudara a recordar poco a poco, no puedo decirte todo de golpe que te dará un dolor de cabeza al intentarlo procesar. No te estreses por intentar recordar, lo harás con el tiempo ¿sí?

     Asentí de nuevo y tomé el cuaderno que me había regalado ayer. Él sonrió cuando me vio escribir.

     —¿Cómo es que llegue aquí?

     Seokjin suspiró profundo. —Un accidente automovilístico.

     Lo miré con cara de "si, ya lo sé" por lo que prosiguió: —Habíamos quedado con que yo iría por ti al salir de tu trabajo, pero saliste antes de lo previsto y decidiste que no era necesario que fuera por ti ya que yo estaba en una junta de negocios y "tú podías tomar un taxi" —remarcó—. No estuve nada de acuerdo con ello. Pero cuando algo se te mete a la cabeza nadie te saca de ello —una sonrisa ladina tiró de sus labios que no tardó mucho en desvanecerse—. Al final tomaste el taxi... te había dicho que me avisaras cuando estuvieras en casa, pero el mensaje nunca llegó y en cambio recibí una llamada del hospital —su mirada se volvió lejana al igual que su voz—. El taxista había perdido el control del auto, saliéndose del carril y cayendo en el contrario, donde una carambola se creó.

     Mi boca se abrió de la incredulidad.

     —El auto donde ibas se volcó. Los paramédicos que te auxiliaron dijeron que quedaste atrapado en el asiento del copiloto, ya que los golpes compactaron el metal y tus piernas quedaron prensadas.

     Mirando la dificultad que tenía para hablar, coloque mi mano sobre la suya. Jin sonrió débilmente ante el gesto y entrelazó nuestros dedos.

     —El cinturón y la bolsa de aire hicieron su trabajo —murmuró cerrando los ojos y depositando un delicado beso en el dorso de mi mano—, pero casi te pierdo.

     Sentí un nudo en la garganta.

     —Tenía el corazón en la mano intentando llegar al hospital. Mi mundo se desmorono cuando te vi entrar al quirófano inconsciente y bañado en sangre. No podía dormir de sólo pensar que no despertarías —siguió relatando, apretando mi mano—. Eres mi vida Taehyung, y quizás ahora no sea más que un desconocido para ti, pero yo estoy seguro de que te amo.

     Bien, díganme, ¿Cómo se respira? 

   


¿No me recuerdas? || VharemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora