Día 46, semana 7.

2.6K 437 238
                                    

     Nuevamente hoy desperté junto a Yoongi. Y desde ya estaba seguro que un día de estos iba a morir de los nervios por todos los sucesos que me han estado ocurriendo.

     —¿Dónde estuviste ayer? Salí del hospital a una tienda cercana para complacer tu antojo ya que no había chocolates en las maquinas expendedoras de golosinas aquí, cuando regrese ni tus luces. Estuve esperándote como tonto y no apareciste.

     Agaché la mirada sintiéndome culpable.

     —Me mandaron a hacer unos estudios, perdona.

     Él siguió mirándome bajo es mirada felina y estrujadora que casi me orino en los pantalones.

     —¿Puedo... ir al baño?

     —Anda ve.

     Me mordí los labios y por mí mismo llegué a la orilla de la camilla y con piernas temblorosas me puse de pie. Contento por mi progreso cuando camine a pasos lentos pero seguros hacia la silla de ruedas.

     —¿Quieres que te ayude?

     Negué con la cabeza suspirando cuando por fin me senté en la silla. Era increíble ver toda la energía que sobrellevaba esos simples movimientos. Me resultada un poco cansado a veces cuando yo mismo acostado desde la camilla me ponía a estirar y encoger las piernas, terminaba agotado.

     —Regresare en breve.

     Me despedí del peliazul, saliendo de la habitación. Empuje las ruedas de las sillas por un considerable tramo del pasillo hasta llegar al baño.

     Solté todo el aire que tenía retenido una vez estuve adentro. Me puse de pie, caminando hasta los lavabos para mojarme el rostro.

     «Esto es una mierda».

     Tomé unas sanitas para secarme la cara, cuando lo hice me quedé viéndome en el enorme espejo que cubría toda esa pared y por primera vez me di cuenta de algo.

     «Joder, que buen trasero tengo».

     Incluso acaricie la cicatriz atrás en mi cabeza. Me la quedé viendo, pero al sentir que se me adormecían las piernas, mejor volví a sentarme en la silla de ruedas.

     Salí del baño y yendo de regreso me encontré con Seokjin. Casi me desmayó ahí mismo cuando su mirada se topó con la mía. Ya me veía en mi cabeza en la sala de reanimación cuando le vi trotando hacia mí.

     «Diosito, llévame ya».

     La vez pasada había hecho que los guardias de seguridad se lo llevaran. En mi cabeza mi pretexto sonaba bien.

     «Estas jodido, Kim».

    Seokjin se acacho a centímetros de mí, checándome con sigilo. Y lo entendía, pues le había prohibido acercarse a mí incluso ayer por el supuesto episodio de pánico que tuve.

    —¿Taehyung?

     Sonreí con pena. —Hola... ¿Me perdonas?

     —No hay nada que perdonar, comprendo que aún me miras como un desconocido, pero mírame —levanto con delicadeza mi barbilla—. Te quiero.

     Mis ojos se humedecieron.

     «¡Soy una caca!» lloriqueé.

     Él sonrió tomando mi mano entre las suyas y poniéndose de pie.

    —Bien, vamos a tu habitación.

     Me tensé.

     El peliverde por su parte se iba a colocar detrás de mí para comenzar a empujar la silla, pero jalando su mano le detuve.

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now