Día 19, semana 3.

3.5K 550 99
                                    

     Vergüenza. Eso fue lo que sentí cuando ayer Jungkook me explicaba que la supuesta gargantilla no era más que una pulsera de tobillo. Un regalo que él me había obsequiado por nuestro primer aniversario de novios. Algo que tenía mucho significado para los dos, pero mientras me ponía la prenda de cuero con dos incrustaciones de plata con las letras: "JK&T" en el tobillo pude ver en su mirada que era algo más que especial para él, pues según me dijo, a mí no me gustaban los accesorios —razón por la que esta es de cuero (un material resistente) y va en el tobillo pues así no tengo que quitármelo cuando me lave las manos, porque está era la razón principal por la que odiaba los accesorios— y el que aceptara ponérmela era una muestra de lo mucho que él me importaba.

     «¿Profundo a que sí?».

     Y por eso mismo por dentro quise que la tierra me tragara porque no podía con mi bochorno de haber mal pensado cuando era algo extremadamente cursi.

     «Todo culpa de mi mente sucia».

     Menos mal sólo le pregunté sobre qué era eso y no pregunté directamente si él era mi... dadd- eso.

     «Jé ni crean que lo voy a decir de nuevo. No. Qué vergüenza».

     —¿Taehyung?

     La voz de Jungkook me regresó a la realidad.

     Habíamos salido a dar un paseo por los pasillos del hospital, no era la gran cosa, pues tampoco es que los guardias nos dejaran ir de aquí a allá cómo Don Juan por su casa. ¿La televisión? Bueno, la programación era un asco, cada vez más programas sin sentido. Quería ver a más gente fuera de Jungkook, el médico y mi enfermera, enfermera que pronto se iría pues tenía que rotar de área.

     Suspiré en el momento que Jungkook detuvo la silla de ruedas en una parte del pasillo que se abría en un enorme ventanal de cristal.

     Mirando a las personas entrar y salir del hospital siendo medio día, me dio cierta nostalgia.

     Extrañaba a mis padres. Sí. Jodidamente que lo hacía. A pesar que Jungkook me había dicho que dejara de pensar, en una parte del día añoraba la sensación de mis padres cuidando de mí. Tenía muchas pero muchas dudas, tanto que a veces tenía punzadas en mi cabeza.

     —¿Taehyung? —Jungkook preguntó de nuevo, parándose frente a mí.

     «¿Taehyung?» fruncí el ceño. «¡Ah! Sí, ese era yo».

     Lo miré sin decir nada.

     «Porque no podía, já».

     Le sonreí, como preguntando: ¿Si?

     Él me observó de vuelta. Y nos quemados así.

     Carraspeé cuando logré romper la mirada, porque sí, a veces sentía que podía quedarme viéndolo a los ojos por horas.

     Tomé mi libreta entre mis piernas. —Cuéntame una anécdota sobre nosotros —le pedí lleno de curiosidad.

     «Deberíamos de tener demasiadas, tanto de amigos como de... pareja» analicé.

     Aún no me era fácil asimilar que era uno de mis novios (que horrible suena eso, pero es lo que es), aún menos cuando él no se portaba como uno. Ya que Jungkook no se mostraba muy afectuoso. Y eso era extremamente extraño. No he obtenido ni un beso de su parte, ¡ni siquiera un entrelazamiento de manos! La única muestra de algo lindo entre nosotros es la pulsera en mi pie. Y pensar que Jimin se la pasaba toqueteándome.

     «Ah, Jimin... Quien sabe cuándo regresará» mordí mis labios.

     Pero bueno, regresando al tema principal no sabía porque me molestaba eso. Debería de estar agradecido. Porque así mientras no haya contacto físico no debería sentirme un maldito infiel.

     «Es que... ¡agh!» casi gimo de frustración.

     La cosa era que, no me siento mal imaginándome robándole un beso para tomarlo de sorpresa y quitarle ese rostro reservado.

     «Demonios, ni aun después con amnesia dejo de ser un infiel. Arderé en el infierno, señor».

     —Para mi cumpleaños veintiuno tú planteaste un viaje a mar abierto para nadar con tiburones —relató mi amig- digo, mi... Novio.

     «Novio» repetí con euforia, «¡Mi novio carajo!».

     —Hiciste todo eso a pesar de que tu mayor fobia son los tiburones —agregó.

     «Oh, wow... ¿Qué cosas no he hecho por él?».

    —Literalmente llevo al extremo mis límites contigo —le escribí.

    Sus comisuras de los labios se alzaron, regalándome una sonrisa. A todo esto, era la segunda que me daba. Y seguía robándome el aire de los pulmones como la primera vez.

    Le sonreí de vuelta, luego de un momento donde ninguno de los dos dijo algo, regresé mi vista al ventanal y cayó en tres personas que se encontraban abordando un taxi.

     «Es verdad. Yo tuve un accidente de tránsito. Pero ¿Iba sólo?».

     —¿Qué pasó con las demás personas a bordo?

     Jungkook me observó unos largos segundos que por un instante creí que no me iba a contestar o no sabía a qué me refería, iba a explicarle, pero me tomó por sorpresa cuando dijo con calma:

    —Ellos no lo lograron.

    Mi corazón se detuvo al igual que todo movimiento de mi parte.

    No conocía a los demás pasajeros, vaya, no tenía ni números, edad ni rostros, pero sentí mis ojos picar un poco. Aquello era tan desafortunado.

     —Pero el conductor sí —siguió diciendo el de tez blanca, pero su tono ya no era nada suave. Era duro y frío—. Y hundiré a ese maldito por lo que te hizo.

¿No me recuerdas? || VharemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora