Día 43, semana 7.

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     Parpadeé. Parpadeé de nuevo, luego una tercera vez y creo que hasta una cuarta. Incluso talle mis ojos y me quite las lagañas para aclarar mi vista. Descubriendo así que no seguía soñando. Seokjin estaba frente a mí.

    Tan guapo, tan atractivo, tan deseable.

     Y sonreía como si la imagen de yo con restos de baba fuera la maravilla del mundo.

     «Eso sí es amor» reí en mi interior.

     —Hola, Taehyung —habló tomando mi mano, acariciando con suavidad el dorso de esta para después depositar un beso ahí mismo—. Qué bueno que despiertas, ya me estaba poniendo ansioso por ver tus ojos.

     Sonreí. Y luego me quede paralizado, cayéndome el veinte de que él estaba ahí.

     Todo este tiempo me pregunte sobre qué haría cuando Seokjin apareciera. Nunca tuve una respuesta. También me preguntaba sobre qué haría cuando me dieran de alta, ¿con quién me iría a vivir? Mucho menos tuve respuesta para esa pregunta.

     «Y ya estaba jodido porque... ¡Él ya está aquí!».

     —Has estado presente conmigo todo este tiempo en mi mente —su voz me saco de mi trance—. Sé que me fui a si sin más, surgieron problemas en la empresa y tuve que viajar al extranjero. Cada día sin poder volver era agonizante, eres vital en mi vida.

     Sentí mariposas en el estómago.

     Baje la mirada sonriendo con timidez. —No te preocupes, yo entiendo.

     Él me observó sorprendido al verme usar el lenguaje de señas.

     —Veo que si me tarde mucho en regresar... ya hasta recordaste el lenguaje de señas.

     Me reí y negué con la cabeza.

     —En realidad comencé a estudiar hace menos de tres semanas.

     —Oh, ya veo —se rio—. Me alegra mucho entonces. Eres un estudiante rápido.

     Ante su halago me regocijé. Y quizás mi felicidad se vio reflejada en mi rostro porque Jin se derritió ante mí con un suspiró.

     —También el médico me comentó sobre el progreso con tus piernas. Estoy demasiado feliz, Tae. Sé que lo vas a lograr.

     Le regalé una enorme sonrisa de caja.

     —Gracias.

     Seokjin me miró con amor en sus ojos.

     Pasaron unos minutos donde me relataba sus anécdotas del viaje y recordándome de nuevo lo mucho que me extraño.

     Soltó mi mano con pesar por no querer alejarse, poniéndose de pie y sacudiéndose el saco negro de su traje, avisó: —Iré al baño, regreso en breve.

     Asentí con una sonrisa.

     Cuando me quede sólo en la habitación, deje caer mi cabeza en la almohada y observe el techo.

     No paso mucho cuando el silencio que había se rompió ante el sonido de la puerta siendo abierta.

     Fruncí el ceño. «¿Tan rápido fue?».

     Alcé la vista y me encontré con Bangchan. Y recordé que regularmente venía a ayudarme con mi aseo matutino, dejándome claro que Seokjin había venido antes del horario de visitas.

     —Buenos días —saludó.

     Y eso me hizo reaccionar.

     Rápidamente tome mi libreta del buró y el lapicero, poniéndome a escribir con desenfreno, disparando miradas a la puerta de vez en cuando checando que Seokjin no regresara.

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now