Día 31, semana 5.

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     Sonreí cuando Hoseok terminó con mi mano. La observé y reí con alegría. El castaño me había pintado las uñas de color verde fosforescente y estaba contento con el resultado.

     —¿Brillaran en la noche?

     Él rio. —No lo creo.

     De manera inconsciente un puchero se formó en mis labios a lo que el sonrió al verlo y se acercó a mi rostro para besarlo, y aunque él se separó rápidamente al caer en cuenta de lo que iba hacer yo me quede como estatua y con los latidos de mi corazón retumbando a toda velocidad en mi pecho.

     —Ew... yo... Lo siento. La costumbre.

     Yo asentí vagamente, tratando de controlar mi respiración y desviando mi rostro para que no viera mi sonrojo ya que yo juraba que lo estaba, lo sentía hirviendo.

     Hoseok tomó mi mano y al percibir que me tensaba la colocó con cuidado sobre la camilla.

     —No era mi intención incomodarte, ¿sí? Es que antes acostumbraba a besarte porque moría de ternura cuando te veía hacerlos...

     Me mordí los labios. Eso era lindo, pero también triste ante la situación de ahora.

     Realmente se veía abatido con su expresión cabizbaja. Incluso las comisuras de sus labios yacían hacia abajo.

     —Está bien, no pasa nada. Al final eres mi novio ¿verdad? Supongo que debo acostumbrarme a que me beses...

     «Ajá, si claro».

     A pesar de mi alma libertadora que llevo adentro me haya impulsado a escribir eso, una alta vergüenza sentí segundos después ya que me quise hacer chiquito en la espera de que el terminara de leerlo.

     Casi gemí cuando él me miró y sonrió.

     Y esa no fue cualquier sonrisa.

     «¡Ven aquí papacito!» pensé y cuando vi que se me acerco de nuevo me arrepentí. «No. No. Espera, Madre mía, ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?».

     —¿Y si sigues pintándome la otra mano?

     Interpuse la libreta entre los dos tragando saliva, pero lejos de la reacción que pensé que tomaría, su sonrisa no aminoro y me mordió la oreja causándome escalofríos.

     «Cálmate por favor» aclamé.

     —¡Por supuesto!

     Sin lugar a dudas su ánimo se había recobrado y procedió a tomar el esmalte antes abandonado.

     Soltando todo el aire retenido y mientras él yacía concentrado pintando con cuidado cada una de mis uñas, decidí preguntar: —¿Cuánto tiempo llevamos de pareja?

     —Casi tres años.

     Bueno queda por hecho que salí con ellos al mismo tiempo.

     —¿De casualidad sabes la fecha?

     —¿Cómo que de casualidad? Por supuesto que la sé, ¿Qué clase de novio seria sino?

     Pellizco mi muslo de manera juguetona.

     Me reí. Tenía razón. Mi pregunta había sido algo estúpida.

     —Comenzamos a salir semanas después de que salieras de la universidad.

     «Perfecto, sólo falta que resulte que comencé a salir con ellos el mismo día...».

     Y me quede congelado en medio de mi pensamiento.

     «Yo sentí ese pellizco... ¡Yo había sentido ese pellizco! ¡Yo lo sentí! ¡Lo sentí! ¡Mierda! ¡Ahhh!».

     —¡Ahggm! —logré vocalizar en medio de mi emoción.

     Tanto así fue mi repentina reacción que asusté a Hoseok y se cayó de la camilla al suelo.


¿No me recuerdas? || VharemTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang