Día 45, semana 7.

2.7K 423 185
                                    

     No. No hay que vivir el momento. Estaba loco si quería hacerlo. ¡Lo que debía hacer era correr! O eso era lo que pensaba cuando al despertar me encontré a Yoongi sentado a centímetros de mi camilla.

     Sí. No podía negar que me sentí contento al verle. Mi felicidad fue genuina mientras me relataba como cerró el contrato con una importante empresa. Me había derretido con él ante la manera en que me sonrió mostrando sus encías al mismo tiempo que acariciaba mi tobillo (donde no estaba la pulsera gracias al cielo) preguntando sobre cómo me había ido todo ese tiempo, señalando a lo largo de nuestra platica el que yo había aprendido el lenguaje de señas. Dejándome claro una vez más que era muy observador.

     —Quiero un chocolate.

     Así es. Ayer casi muero por la secuencia de sucesos. Debía de ser precavido de nuevo hoy.

     Yoongi me observó con su rostro neutro, casi aburrido diría yo.

     «Pero condenadamente ardiente» sacudí la cabeza tratando de alejar esos pensamientos pecaminosos. «¡Compórtate! Mira sólo a lo que tu calentura no llevo».

     —Felicidades.

     Rodé los ojos e insistí.

     —Tengo antojo de uno.

     —¿Estas embarazado?

     «¿Ah?» fruncí el ceño.

     —Los hombres no se embarazan.

     —Entonces no veo que sea una emergencia.

     Y como si hubiera llegado a una su conclusión se acomodó más en la silla. ¡Se acomodó más!

     Lo miré con incredulidad.

     Quizás mi cara estupefacta lo hablando porque unos minutos después bufó y se puso de pie.

     —Está bien, iré por uno.

     Mi rostro se ilumino. —¡Gracias!

     Se retiró y solté un suspiro entre alivio y diversión. Yoongi era tan... Yoongi.

     Mi diversión no duró mucho cuando en eso Namjoon apareció por la puerta.

     —Hey, Tae —acarició mis cabellos y no pude evitar cerrarlos gustoso—. ¿Por qué desapareciste ayer cuando regrese?

     No se veía molesto y eso lo agradecí internamente.

     —Me llamaron para hacerme unos estudios.

     —¿Unos estudios? El médico no me notificó sobre algo como eso.

     —Es que yo le pedí que no lo hiciera. No quería preocuparte.

     «Es que para buscar pretextos me pinto solo...».

     Se vio un poco vacilante, pero termino mostrándome esos hoyuelos que me encantan. —Uh, vale, está bien.

     Le sonreí.

     —¿Me acompañaras a mis terapias hoy?

     —Por supuesto.

     —Bien, ¿podrías esperarme allá? Es que... necesito cambiarme.

     —Me parece bien.

     Se marchó y me deje caer de espaldas en el colchón de la camilla. Estaba cansado.

     «Ser infiel es cansado, ¿Cómo demonios lo hice antes?».

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now