Día 48, semana 7.

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     Cuando me levante al parecer lo había hecho muy temprano ya que estaba sólo. Y lo agradecía. Ya necesitaba un respiro. Ayer tuve que estar con los seis, turnándome, hasta que terminó la hora de visitas y se marcharon.

     Acabe exhausto.

     «Y eso que no es sex- Alto ahí vaquero».

     Me quede viendo el techo blanco hasta que escuche rugir a mi estómago. Tenía hambre. Y como no veía por los alrededores al enfermero, me levante para ir a contrabandear algo en la máquina expendedora.

     A todo esto, decir no usar la silla de ruedas. ¡Ya podía caminar y sostenerme por mi mismo por más tiempo! Según el médico mi progreso era asombroso, fue como si mis piernas hubieran estado simplemente dormidas.

     «Ojalá y así fuera con mis recuerdos...».

     Llegue a la maquina despachadora y me quede un buen rato tratando de escoger alguna de las galletas al otro lado del cristal. Para cuando lo hice hasta yo mismo me aplaudí.

     Con galletas en mano, regrese el camino por el que había venido con toda la tranquilidad del mundo y tarareando una canción.

     Sin embargo, me quede de piedra fuera de mi habitación al presenciar del otro lado de la ventana de cristal lo que estaba ocurriendo dentro de ella.

     Todos ellos estaban ahí adentro.

     «Oh, joder, joder, no».

     Nunca había sentido tanto pánico en mi vida. Tenía la piel erizada y el instinto de huir activado, por lo que con pasos lentos fui retrocediendo. Rezando a todos los santos que ellos no me vieran mientras lo hacía.

     Creo que ni estaba respirando.

     Mi plan de escape iba bien.

     O bueno, lo iba hasta que choque con algo duro a mi espalda.

     —¿Qué haces afuera?

     La voz de Namjoon me dejo paralizado.

     «Maldición no».

     —Vamos a adentro —colocó su mano en mi espalda baja, alentándome a caminar.

     Negué con la cabeza todo tembloroso.

     Queriendo enterrar mis pies en el piso.

     Pero ya era demasiado tarde, las cabezas de todos en la habitación del hospital se giraron hacia nosotros cuando ni bien el pelirrosa abrió la puerta.

     Casi gemí patéticamente cuando Seokjin me arrastró para adentro.

     «Diosito si me oyes, sé que fui mala person-».

     —¿Qué hacías afuera? —inquirió el mayor—. Te estábamos esperando.

     Me sentía tan acojonado que mis ojos veían a todos con nerviosismo.

     —Yo...

     Yoongi me cortó y se cruzó de brazos desde una esquina. —¿Acaso siquiera puedes estar de pie?

     —Deberías tomar asiento —siguió Jungkook.

     Sus rostros neutros sólo me hacían sentir mas pequeño.

     «¿Qué diablos? ¿no se supone que Jeon es mi menor?».

     —¡Oh, vamos, par de pesados! —Jimin intervino rodando los ojos, pero cuando se giró hacia mí, me sonrió—. Tae ya puede caminar, ¿no es así?

     Asentí con encogimiento.

     Me encontraba pasmado, costándome llevarles la corriente.

     «¿Todos ellos se... conocen?».

     —Pero, ¿Por qué no te sientas, Taetae? No hagamos preocupar más al par de grises —Hoseok rio, guiñándome el ojo al final.

     Actué en automático ante su petición y fui a sentarme en la camilla, pero en eso Namjoon tiro de mí y me sentó en su regazo. Solté un sonido ahogado y angustiado cuando abrazó mi cintura por detrás.

     «¡No! ¡No! ¡Suéltame! ¡Voy a morir!».

     Me iba a dar un paro cardiaco.

     La voz de Seokjin se vio seria. —¿Namjoon, que crees que haces?

     «Ay no» cerré con fuerza los ojos, temeroso.

     Deseando que Namjoon no dijera nada de que soy su novio, porque si...

     —Yo sólo estoy cuidando de mi n-

     «¡Espera no!».

     —¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Soy un maldito infiel! ¡Lo sé! Pero no era mi intención, lo juro. Un día desperté y ¡bum! No recordaba nada, y ustedes empezaron a llegar y yo... y yo, dijeron que son mis novios, ¡Y que era un stripper! ¿Tengo doble vida? No lo sé, ¡No lo recuerdo! Yo pensé que mentían, me quería morir. Y tuve que fingir, pero si me creen, ¿no? No me maten, aunque entiendo que quieran hacerlo, pero les quiero... ¡Soy lo peor, no me lo digan!

     Me tire al suelo, llorando de manera dramática.

     —Espera un momento —Yoongi tenía todo el rostro desencajado de confusión—, no entendí una mierda.

     No lo culpaba, hasta mis manos dolían de tantas señas que hice por tratar de explicarme en corto tiempo.

     —¿Infiel? —Seokjin interrogó confundido.

     —Uh, dios... —Jimin murmuró con una mueca.

     —No entiendo —Namjoon comentó a mis espaldas poniéndose de pie.

     —Creo que un poco... aunque me perdí por partes —confesó Hoseok.

     Por su parte Jungkook permaneció en silencio y me ayudo a levantarme.

     En eso, Seokjin se giró hacia los demás con rostro severo. —¿Qué hicieron?

     Hubo desviación de miradas y ninguno habló.

     Un suspiró cansado salió de Seokjin y pasaron unos segundos antes de que por fin me mirara.

     —Taehyung, no eres ningún infiel.

     «Ah, ¿no?». El alma me regreso al cuerpo. «¡Hurra! Hip, hip ¡hurra!».

     —No lo eres porque todos somos tus novios —agregó.

     «¿Qué?».




¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now