Día 40, semana 6.

2.8K 454 38
                                    

     La movilidad de mis piernas iba progresando mucho, debilitadamente reaccionaban a las órdenes que enviaba a mi cerebro, débilmente, pero lo hacían y eso me daba las esperanzas suficientes para que no me desanimara y luchara por la ilusión de que un día pudiera sostenerme por mi mismo, ya que por mi abrupta emoción lo había intentado y casi beso al suelo sino fuera porque ya de antemano me estaban sosteniendo de los hombros. Aun no tenía la suficiente fuerza en mis piernas.

     Namjoon había saltado diciendo que una vez me dieran de alta me inscribiría a natación o algo como eso, incluso menciono que ya ni bien recuperara mi movilidad lo acompañaría a correr en las mañanas como buen soldado.

     Mi corazón se calentó viéndole tan animado como yo, pero a la vez me daba pereza imaginar levantarme a las cinco de la madrugada a correr.

     «Sí, soy un oso de invierno».

     Y para demostrar mi punto estire mis brazos y espalda, extendiéndome en toda la camilla. Suspiré de gozó y satisfacción, sintiendo mis músculos destensarse.

     Escuché una risa corta de Namjoon y pronto lo tuve a mi costado tomando las hebras de cabello sobre mis ojos entre su mano haciéndolas hacia atrás, por consecuente revelando mi frente. Cerré mis ojos deleitándome con el tacto.

     —Veo que ya te cansaste de estar acostado, ¿Quieres salir a pasear?

     Mis ojos centellaron y asentí con rapidez.

     Minutos después me encontraba yo en mi coche y el pelirrosa empujándolo por los pasillos del hospital, salir de cierta manera de este hasta llegar al lugar donde nos conocimos. Luche para no sonrojarme al recordar lo que paso ahí.

     —¿Desde cuándo nos conocemos? —le pregunté por señas.

     —Te conozco desde que eres un niño, para ser exactos... —se quedó un momento pensando al mismo tiempo que tomaba asiento en la banca frente a mí—. Tenías en ese entonces cinco y yo siete años.

    —Cuéntame mas.

     Él me sonrió. —Pues... fue en una de las tantas reuniones o fiesta que organizaron las personas de alto nivel social, ya sea empresarios como mi familia o en su caso, modelos tal como tus padres.

     «¿De dónde me sonaba esto?».

    Alce mis cejas. —¿Eres empresario?

    —Yo no, como ahora sabrás me aleje de ese camino escogiendo el servirle a la patria. Es mi familia la que maneja una empresa de entretenimiento. De ahí es donde conocen a tus padres que eran parte de la compañía.

    «¡Ah! Jin me había dicho algo como eso».

     —Fui a esa reunión con mis padres y mi hermano mayor, siempre los acompañaba ya que mi papá quería que nos relacionáramos desde ya a ese ambiente. Cabe decir que nunca antes te había visto en algún evento de esos puesto que tus padres preferían dejarte en casa con la niñera pues eras muy pequeño, inquieto, e imperativo —sonrió con cariño en sus palabras—. Pero esa tarde te llevaron. Eras un niño muy encantador, sonriéndole a todo mundo que se te acercaba a conocerte, llenaste a todos de ternura. Y si en un principio no querías soltar las piernas de tu mamá por el terreno desconocido, de un momento a otro tomaste mi mano cuando nuestros padres nos presentaron y mi madre animo a que fuéramos a jugar y que cuidara de ti. Desde entonces cada que había una reunión así, tus grandes ojos castaños me buscaban y cuando me encontrabas corrías a mí o viceversa. Nos volvimos inseparables de cierta manera, ya que no logramos estudiar en las mismas escuelas. Mi padre me envió al extranjero a estudiar, pero nos enviábamos postales y cartas. Nunca perdimos el contacto ya que más que pasaba el tiempo... nuestro lazo no sé quebrantaba, seguía tan intacto y viviente. Y creo que he hablado mucho, ¿verdad? —rio apenado.

     «¿Eh? ¿Bromeas?».

     Rápidamente negué. Yo me encontraba más que encantado de escucharle e imaginar todo lo relatado. Era lindo todo que casi tiró corazones por los ojos.

     —Por favor cuéntame más. Podrías hablar por horas y horas, y yo no me cansaría de escuchar tus recuerdos... recuerdos que también son míos, pero he perdido, enterrados en algún lugar en mi mente.

     Tomé su mano, sonriéndole. Y sus ojos relampaguearon de aprecio porque era la primera vez que yo tomaba la iniciativa de mostrarle afecto físico.

     —Bueno —comenzó a hablar de nuevo, entrelazando nuestros dedos—. Volviendo atrás, así es como nos conocimos. Aunque también cabe mencionar a Seokjin.

     Abrí enormemente mis ojos.

     «¿Seokjin? ¿Kim Seokjin?».

    Mentiría si dijera que no lo venía venir, pues Jin había contado como nos conocimos e igualmente fue en una de esos dichos eventos de los de la alta sociedad, pero confirmarlo era un trago amargo. Porque si resultaba que ellos eran algo así como mejores amigos me tiraría de un puente. Por dios, es que no puede ser que no tuve por menos la descendía de no enredarme con un grupo de amigos.

     «¡Es que no piensas, Kim! ¿Qué pasaba si te agarraban en plena movida, eh? Ya ni la muelas...».

     —¿Seokjin?

     Ladee la cabeza haciéndome el desentendido.

     «No veo mi Oscar».

     Nam alzó una ceja. —Sí. ¿No ha venido a verte?

     «Uh, uh. ¿Miento o no miento?».

     Sentí una gota de sudor bajar por mi espalda. Y trate de no demostrar que me quede paralizado al recordar que el pertenecía en su parte al ejército y probablemente estaban entrenados para leer el lenguaje corporal.

     Actué lo más tranquilo posible mientras hablaba en señas. —Ah, él. Sí, vino a visitarme hace unas semanas.

     Los hoyuelos de Nam se asomaron.

     —Bueno, a él también lo conocimos en uno de esos eventos. Fue nuestro amigo de igual manera, de hecho, estudie con él en la misma escuela en el extranjero.

     «Pero vaya, ¿Qué niños de élite tenemos aquí, eh?».

     —Él comento que maneja una empresa de modelaje sino mal recuerdo.

     Asintió y murmuró en acuerdo. —Así es. De hecho, es el socio de la compañía de mi familia y viceversa. Entre ambas empresas hay una alianza.

     Bien. Muy bien. No hay que entrar en pánico. No es como si ambas se hundirán hasta la bancarrota entre ellas por mi culpa... ¿verdad?




•••

Punto de control: no te olvides de votar ⭐; y ¡Gracias por leer!

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now