Extra cuatro: Ese niño riquillo.

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     Jimin no podía apartar la mirada de aquel chico castaño que destacaba mucho en un lugar como ese con el cabello bien arreglado y ropas que a la vista se notaba que no era imitación. El en ese entonces pelinegro alzo una ceja al ver la muñeca del chico, ¿ese era un Rolex? Sin duda ya muchos ahí lo tenían en la mira.

     Alejándose de sus amigos y haciendo a un lado a las chicas que se colgaban de sus brazos, se acercó como un depredador al castaño quien miraba todo con ojos curiosos acompañado de otro par de chicos. Era como un gatito perdido. Y lo quería para él.

     Se acomodó la chaqueta y paso una mano por sus cabellos.

     —¿Qué hace un chico lindo como tu aquí?

     El castaño le sonrió.

     Y Park no estuvo más desconcertado en su vida al no obtener respuesta segundos después. Pero eso sólo hizo que su sonrisa ladeada se estirara más.

     —¿Cuál es tu nombre, dulzura? —intentó de nuevo.

     Sin embargo, tampoco obtuvo resultados.

     En lugar de sentirse molesto u ofendido, sus ojos llamearon por seguir con su flirteo, y aún más cuando aquella sonrisa juguetona e incluso burlona del castaño le alentaba.

    En eso uno de los que acompañaba al chico se interpuso entre ambos y con un carraspeó divertido, dijo:

     —No te va a contestar porque es mudo.

     Jimin no esperaba venir eso, pero ante los ojos coquetos que lo observaban esperando su reacción, le guiñó.

    —Ya veo, ¿y cuál es su nombre?

     Uno de ellos le contestó con emoción jalando al castaño quien ahora se mordía el labio: —Taehyung.

     —Taehyung... —Park saboreó el nombre en sus labios, y se acercó al mencionado para susurrarle al oído—. En la siguiente carrera participare yo, y si gano quiero obtener tu número.

     Park ganó la carrera, más porque tenía un estímulo para ello.

     Salió del auto con una gran sonrisa, se abrió paso entre la gente que lo felicitaba con euforia y las mujeres que querían colgarse de él, hasta llegar frente al riquillo bonito que le sonreía.

     Maldición Jimin quería quitar esa sonrisa y remplazarla por una expresión de placer, deshaciéndose debajo de él.

    —He venido por mi número, gatito.

    Taehyung negó con un movimiento de cabeza, y en un movimiento rápido besó las comisuras de Jimin para después alejarse junto a sus amigos de ahí.

    El corredor no obtuvo su número esa noche. Ni la siguiente, mucho menos las que vinieron porque sí, Taehyung siguió yendo a las carreras clandestinas y Jimin lo acorralaba contra la pared robándole uno que otro beso, preguntándole al final si esa vez si obtendría su número. Era un juego para los dos.

   Incluso hubo una vez que era tanta la tensión entre ambos que terminaron haciéndolo en el auto deportivo de Jimin, pero al contrario de lo que pensaba el corredor, ni con eso era digno de tener el celular del contrario.

     Tratando de regular su respiración, acarició la espalda desnuda de Taehyung quien yacía sentado a horcadas sobre él, de igual manera recuperándose de su orgasmo.

     —¿Ahora si me darás tu número?

     Taehyung negó y se rio jadeando al final ya que el movimiento había surgiera su hipersensibilidad puesto que Jimin aún no salía de él.

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now