Día 18, semana 3.

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     Él otra vez llegó puntual. Sólo me quedé en silencio observando su pequeño ritual que consistía en: dejar su maletín a un lado y aflojarse la corbata negra antes de sentarse.

     —Buenos días, señor Jeon —saludó mi enfermera quien se encontraba en la habitación dándome mi bandeja con comida.

     Comida asquerosa, por cierto. El puré de papas parecía vómito revuelto con...

     «¿Señor Jeon?» fruncí el ceño ante el tono de respeto que ella había usado.

     Se me hizo extraño pues ni con mis padres se mostró así de educada.

     —Buenos días, enfermera Lee —dijo de vuelta Jungkook. Pero ni siquiera la miró, sus ojos estaban en mí—. Gracias por cuidar de Taehyung todo este tiempo.

     «¿Todo este tiempo?».

     Entrecerré los ojos.

     «¿Ellos se conocen?».

     —No tiene nada que agradecer, es mi trabajo, señor Jeon —la enfermera habló respetuosamente, como si la persona frente a ella fuera su superior—. Ha sido un placer cuidar del joven Kim y trabajar para usted. Con su permiso —se despidió antes de salir.

     «"¿Trabar para usted?"».

     —Propio —le despachó Jungkook.

     Quedando solos le observé curioso. Pero no le tome mucha importancia y decidí bromear un poco con él.

     Sonreí. —¿Qué edad tienes, Sr. Jeon?

     «Vaya, es candente llamarlo así» analicé, pero rápidamente mis mejillas se sintieron calientes por tener al pensamiento.

     «Eres un sucio, Kim» me reprendí.

     El pelinegro no me sonrió de vuelta, pero por un instante creí ver sus ojos chocolate centellar con diversión.

     —Veintitrés.

     Abrí los ojos de sobremanera. Era menor que yo.

     «¿Me gustan los menores? ¡¿Aparte de infiel también soy un asaltacunas?!».

     Tomé un suspiro, negando con la cabeza.

     «Cada vez peor, Kim».

     —¿De que trabajas? —le pregunté, decidiendo a indagar más.

     —Trabajo en una firma de abogados.

     —¿Eres abogado?

     Él asintió.

     Le di un vistazo. «Síp, se te nota, primor».

     Por un momento medite sobre que preguntarle después, y sin pensarlo mucho ya me hallaba preguntando:

     —¿De qué trabajo yo?

     «Haber con que me sale éste. Ya era un escritor, un stripper... ¿Qué vida oculta llevé contigo?» pensé con sarcasmo.

     Aunque realmente la situación no me divertía mucho. Pues según a lo que Jungkook me dijo ayer, yo engañé a... ¿Seokjin? ¿Jimin? ¿A los dos? Con él. Sí, con él, mi amigo de la infancia.

     Seokjin debería de tener los cuernos más grandes del mundo.

     «Diablos, le ha de pesar la cabeza por ello» me reí internamente de mi pensamiento.

     ¿O sería Jimin quien los tenía más grandes?

     Miré a Jungkook quien aún no me contestaba. Joder, podría ser él el más cornudo aquí.

     «¿Con quién demonios salí primero?».

     —No trabajas.

     La respuesta del de tez blanca me dislocó.

     «¿Eh?».

     —Yo cuido de ti.

     «¿Soy un... nini?» me dije.

     Pero luego mis ojos se abrieron de sobre manera cuando sacó lo que parecía una gargantilla negra de uno de los bolsillos internos de su saco.

     Recordé de golpe como Minha, la enfermera, hace unos días me comentó una de sus fantasías.

     «O por todos los santos, n-no me digas que es mi...Mi Sugar Daddy».

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now