Día 37, semana 6.

2.9K 462 52
                                    

     Absoluto silencio había en la habitación. Bangchan me disparaba miradas en silencio tratando de ser disimulado, pero yo tenía buenos reflejos y aunque yo hacía como si no me daba cuenta, lo notaba. Afuera en el pasillo se encontraba el besuqueador y el médico hablando.

     Yo suponía que el médico se hallaba explicándole de mi pérdida de memoria.

     Porque... ¿Les cuento que paso?

     Bueno, ahí va. Después de que el hombre se separó de su sesión de besos, comenzó a lanzar preguntas llenas de preocupación al ver mi cara aturdida, al pobre lo llene de angustia cuando vio que yo no reaccionaba, pero es que yo estaba choqueado, perdónenme.

     ¡Me había besado! Y... besa muy bien, por cierto. Pero ese no es el punto.

     Me lleno de preguntas como: "¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? ¿Te lastime? ¿Te duele algo? ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Estas molesto conmigo porque tarde en regresar? ¿Por qué me miras así? ¿Bebé?" Sí, fue tan abrumador. Y yo sin poder hablar, ya se imaginarán. Me tentaba a callarlo con otro beso.

     Pero para mi suerte o desgracia en esos momentos llego Bangchan corriendo hacia mí, alejándome del contrario, preguntándole sobre quien era... y se armó un pequeño alboroto. Pues el hombre indignado decía que era mi novio, ¿Leíste bien? Dijo que tenía todo el derecho de estar junto a mí, ya que Bangchan al conocer a Hoseok y en su parte a Yoongi no le creía y pensaba que el tipo era algún enfermo secuestrador. Yo no lo culpaba, está en su papel como enfermero cuidar de mí y con ello velar en ese instante por mi seguridad ya que al tener amnesia yo no podía defenderme del todo, el poder decir sobre si aquella información que el desconocido afirmaba era cierta o no.

     Aunque ya no me sorprendería si fuera cierta.

    En fin. El médico llego y todo. Incluso creo que le pidieron una identificación al desconocido, saliendo que realmente pertenecía a la milicia. Ya no supe que más paso luego de eso, ni que proceso procedió. Pero al parecer él llego a demostrar que era algo mío, pues sino no estuviera fuera de la habitación.

     Me puse a pensar que él no era mi familiar, y si bien yo era mayor de edad y no necesitaba un tutor legal, cuando ocurrió el accidente aquella vez llamaron a Seokjin, y ahora confirmaba que también a cada uno de ellos... Aquí ocurría algo raro.

    Bueno, regresando al principio, no culpaba a Bangchan si me juzgaba. Y ahora que lo pienso, el médico debe saber algo. ¿Cuántos de ellos se presentaron hacia él como mi novio? ¿O siquiera lo hicieron y me están engañando a mí?

    Si el médico y el enfermero se habían dado cuenta de mi infidelidad, esperaba que no dijeran nada. Me podía de nervios de sólo imaginarlo.

    ¡Aun soy muy joven para morir!

     Aunque tenía entendido que ellos no se meten en los temas personales de los pacientes. Sin embargo, eso sí, debo de ser la comidilla de las enfermeras de ese piso o si no es que de todo el hospital. "¿Ya supiste del infiel de la habitación 175? ¡Pues resulta que ya salió otro novio! ¡válgame, dios!" me imaginaba que decían.

     —¿Puedo hacer algo por usted para su comodidad? —habló Bangchan.

     Sonreí y negué con la cabeza, ayer después de lo sucedido me había dado dolor de cabeza y él sin decir nada me trajo de vuelta a mi habitación alejándome del desconocido que me miraba preocupado, me ayudo a acostarme de nuevo en la camilla, me cambio de ropa, y no soltó palabra alguna mientras me cuidaba.

     Lo de todos los días. Pues un día completo consistía en que cuando acababa la hora de las visitas, me quedaba viendo la televisión hasta que llegaba la hora de la comida. Llegaba Chan, me checaba los signos vitales, aunque yo hace tiempo deje de estar conectado a una maquina desde que desperté, sólo a veces me conectaban un suero. Ya no me hacían análisis de sangre ni de nada. Y unos cortes que tenía en las piernas y brazos ya habían sanado.

    Cuando me ponía melancólico, recordaba cuando Seokjin me contó de cómo se ocasionó el accidente y a Jungkook diciendo que todos los pasajeros a excepción del chófer y yo murieron. Me entristecía saber que no tuvieron la misma suerte que yo, porque yo tuve suerte, el cinturón y la bolsa de aire habían impedido que saliera volando por el parabrisas o muriera por traumatismo craneal. Sí, había perdido la memoria, pero aun así me sentía agradecido y me proponía vivir por ellos a quienes la vida les fue arrebatada así.

    A veces me preguntaba sobre cuando me darían de alta. La única marca de este accidente eran mis piernas (que pronto recuperaría) y una cicatriz de tres centímetros en la parte de atrás de mi cabeza, en la parte de abajo. Mi cabello ya había crecido así que lo cubría. La herida ya había dejado de sangrar, incluso ya estaba en su parte sanada así que sólo verificaban su color y desinfectaban alrededor. Cabiendo decir que el golpe que la coacciono fue el que me llevo a la amnesia y a un coma de tres días.

    A pesar de que Jungkook decía hundir al chófer, yo no culpaba al pobre hombre. Cuando pregunte un día por él, lo fui a ver y pedí al cielo que mejorara. Yo no sabía siquiera rezar u orar, pero lo hice. Su estado era lamentable.

    Unas semanas atrás pedí el periódico a una de las enfermeras para ver los hechos del accidente donde estuve involucrado y me dio escalofríos el ver las fotos de como quedo el auto junto a los otros cinco. No hubo más muertos fuera de los pasajeros del carro donde yo iba. Tres. Los demás sólo resultaron heridos. Decidí que cuando viera a Seokjin le expondría mi deseo de que mandara flores a las familias de los fallecidos.

    —Gracias —le escribí a Bangchan.

    El castaño me sonrió. —No tiene que agradecer, señor Kim.

    Hice un puchero. Sí, era su trabajo, pero aun así tampoco yo era un malnacido. Porque si bien yo ya había decidido a hacer más cosas por mi cuenta, él me ayudaba a bañarme, a peinarme, a cortarme las uñas tanto de las manos y pies, a afeitarme, luego cuando llegaba la hora de la cena, me la traía y después me ayudaba a cambiarme al pijama de dormir, retiraba las flores y me dejaba cómodo para descansar.

    Y dice que no debo agradecer.

    La puerta de la habitación fue abierta y una anticipación me invadió de la cabeza a los pies cuando el besuqueador ingreso por ella.

    —Con permiso —se despidió el enfermero dejándonos solos.

    Me mordí los labios y observé al desconocido. Ahora lo podía ver bien, cara redonda, de tez morena, ojos pequeños color chocolate y alargados, unos labios gruesos que me invitaban volver a probar.

    Sacudí mi cabeza «¡Controlas tus hormonas, Kim!».

    Volví a mirarle y noté que hoy él vestía ropa civil que se trataba de unos jeans, una playera azul marino de algún equipo de futbol americano. Y se me olvidó mencionar la vez pasada que su cabello estaba teñido de rosa y estaba rapado a los costados, gritando estilo. Algo realmente extraño para alguien que es militar que se supone que debe de intimidar, aunque el rostro de él de por si era amigable.

    —No sé cómo se supone que debo actuar... —comenzó a decir rascándose la nuca—, mi nombre es Namjoon, tengo veintisiete años.

    Yo me quede embobado viendo su brazo flexionado.

    —Discúlpame por lo del beso, no me habían dicho que tú... me habías olvidado. Fue la emoción de verte después de meses de estar de servicio. Estaba tan encapsulado en encontrarte que no escuché las advertencias completas cuando me dieron la noticia, moría de preocupación. Comprendo que debes de estar desconcertado con mi presencia. Pero deja me presento, soy tu novio.

    Sonrió al final dejando a la vista un par de hoyuelos en sus mejillas.

    Y él era una cosa sexy.

¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now